El salto del dólar oficialque se observó en la primera semana de julio habilitó la pregunta: ¿puede impactar la cuestión cambiaria en la inflación que se conocerá a mediados de agosto? Solo en lo que va del mes, el dólar marca un aumento del 5%. El pico fue el lunes de esta semana, pero el martes ya tuvo un leve retroceso.
Si bien el precio del dólar está aún más cerca del centro de la banda cambiaria que del techo, el aumento de su precio en estos días podría resultar un buen test para determinar si los precios argentinos se bancan la flotación cambiaria, aunque esta tenga un rango de acción acotado. En otras palabras, qué tanto puede moverse el tipo de cambio sin que ponga en marcha un proceso generalizado de remarcaciones.
En definitiva, si la Argentina ya puede decir que se parece a países como, por ejemplo, Brasil, Chile o Perú, donde el tipo de cambio se puede mover con cierta libertad sin que ello derive en un pico inflacionario.
Hasta que se estableció el nuevo régimen cambiario a mediados de abril, el precio del dólar oficial saltó 15%, pasando de $ 1107 a $ 1276. La inflación posterior resultó mucho menor. Y, para especialistas consultados por El Cronista, no habría mucho riesgo de que se altere demasiado la tendencia del IPC, a pesar del "anticipo" que mostró la inflación de la ciudad de Buenos Aires, que volvió a ubicarse arriba del 2%.
En la consultora Eco Go, Sebastián Menescaldi considera que no está tan claro que haya un traslado a precios inevitable. "No todos los formadores de precios están en condiciones de trasladar la suba del dólar. Hoy la demanda de productos y servicios no es muy potente, y las empresas por ahora optan por comprimir imágenes para no perder ventas. Además, muchos se cubrieron de eventuales subas del dólar en el mercado de futuros, es decir que lo que pierden por un lado lo ganan por el otro."

Gabriel Caamaño (Consultora Outlier) tiene una mirada similar. "Es inevitable que la parte de transables registre algún aumento de precios, pero la discusión es si también se va a observar un aumento de precios no transables. No veo que sea tan lineal. Hay que recordar que tuvimos un ancla cambiaria explícita hasta el 11 de abril y llevábamos dos meses de ancla implícita, con el gobierno operando para que el tipo de cambio se mantenga debajo del centro de la banda cambiaria".
"Ahora el dólar se fue más cerca del techo, pero hay dos puntos importantes: la tasa en pesos sigue alta y la actividad está floja. Mi impresión es que al estar el dólar más cerca del techo de la banda, tiene menos recorrido alcista hasta llegar al nivel en el que el Gobierno debería vender dólares. Esto me hace pensar que hoy es más seguro hacer carry trade, con lo cual la presión sobre el tipo de cambio debería ser menor", dice.
Caamaño acepta, sí, que por la suba del dólar no volvería a repetirse la inflación de precios mayoristas (-0,3%) que se observó en mayo.
El economista jefe para la Argentina de un banco de inversión extranjero tampoco ve riesgos de un salto inflacionario por culpa del dólar.
"La inflación de servicios sigue sin muchos cambios, y además muchas empresas aprovecharon a importar cuando el dólar estaba más abajo, acumularon algo de stocks y se pueden bancar esta suba sin traslado a precios. Y además de todo, recordemos que la demanda no está traccionando mucho como para que un empresario se tiente con subir los precios "por las dudas".
Más allá de estas opiniones medianamente optimistas, en el mercado se preguntan si realmente hay un desenganche entre el precio del dólar y los precios internos en la cabeza de los empresarios.
Los analistas coinciden en que el régimen "parecido al de los países normales" recién está dando sus primeros pasos en la Argentina. Acá el dólar es una referencia ineludible, a diferencia de países como Chile, Brasil o Perú que, afirman, están más pendientes de la moneda local.
Lo que pasó en Brasil en los últimos meses puede servir como referencia. El dólar saltó de 5,40 a 6,20 reales entre octubre de 2024 y enero de 2025. Esa suba del 15% impactó marginalmente en la inflación brasileña que venía viajando a un ritmo del 0,4/0,5% mensual y mostró un salto a 1,3% en enero aunque luego volvió a niveles similares a los anteriores al salto cambiario. Dato adicional: para frenar la devaluación del real, el Banco Central de Brasil gastó cerca de u$s 35.000 millones. Una fracción menor de sus reservas, que hoy superan los u$s 340.000 millones.
En Chile pasó algo similar. Con un "pico" inflacionario en enero. Eran los primeros días de Trump en el poder y todavía no había llegado la tormenta de los aranceles, que aún no está definida.
Volviendo a la Argentina, vale la pena detenerse en esta mirada: "Todos estamos acostumbrándonos al nuevo régimen, y lo cierto es que lo único que nos va a convencer de que esto funciona va a ser el paso del tiempo" dicen en una compañía de primera línea volcada al consumo masivo.
Más allá de los resultados obtenidos hasta ahora, merced al mega ajuste, la motosierra y ciertas desregulaciones, el mercado quiere ver la película larga del modelo Milei. Por ahora entusiasma, pero tal vez no alcanza lo visto desde diciembre de 2024. Todo es cuestión de tiempo.




