En este trance de realpolitik el gobierno se prepara para enfrentar un escenario complicado por los efectos que ya empieza a mostrar la guerra Israel-Irán con Estados Unidos jugando fuerte de aliado a Tel Aviv.
El rebote inmediato es económico. En la Casa Rosada evalúan el incremento del precio del crudo con cierta preocupación, pero también con expectativa optimista. Desde los primeros días en que se desató la guerra en Medio Oriente el barril pasó de 62 a 75 dólares y a nadie se le escapa que si la fragilidad del alto el fuego que impuso Donald Trump se rompe el precio del barril podría trepar a los 100 dólares.
Es cierto que la Argentina hoy tiene una balanza energética positiva gracias a la explotación en Vaca Muerta. Desde esa visión, allegados al presidente destacan que también la guerra entre Irán-Israel puede ser una "oportunidad" en términos de incremento de ventas de petróleo de la Argentina a países que hoy dependen del crudo de Medio Oriente. Bajo este escenario se destacaron en el gobierno los anuncios de inversiones que hubo en Vaca Muerta en los últimos meses y ven con expectativa la millonaria inversión de la italiana ENI con YPF.
Un dato de alerta se añade a todo esto. La amenaza de Irán de bloque el estrecho de Ormuz, un corredor marítimo vital de apenas 30 kilómetros de ancho, por donde circula el 20% del petróleo y el 30% del gas natural licuado (GNL) a nivel mundial. Esto podría complicar más la situación que va más allá del petróleo: el incremento de la inflación en su conjunto, un caballito de batalla de Milei que podría jugar en contra en tiempos electorales.
Los economistas locales creen que el conflicto en Medio Oriente se canalizará principalmente a través de los precios y la inflación. El aumento de los combustibles a nivel mundial tendrá impacto en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Los ataques de Washington a las centrales nucleares de Irán, la posible paz en Medio Oriente y la fluida relación de Donald Trump con Milei fueron los temas centrales que circularon en la fiesta por la independencia de Estados Unidos que se realizó el martes pasado en el Palacio Bosch.
La reunión con más de mil invitados estuvo presidida por la Encargada de Negocios, Abigail Dressel, ya que el embajador designado por Trump, Peter Lamelas no tiene aún la aprobación del Senado. La diplomática norteamericana ponderó las relaciones bilaterales entre Milei y Trump que lograron elevar a ambos países al mejor momento. Allí escuchaban atentos funcionarios de gran parte del gabinete nacional y se mencionaron los eventuales rebotes locales de la guerra.
Por lo pronto, Milei no tiene previsto viajes al exterior. Un poco por medidas de seguridad y otro tanto para abocarse de lleno a la campaña electoral lo cierto es que el presidente acotó su agenda internacional. Reforzará el alineamiento con Washington en todos los planos.
Pero en el orden de la política doméstica, el primer efecto del conflicto en Medio Oriente es concretar un pedido del presidente y de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para reforzar los mecanismos de control en la Argentina. Con el recuerdo de los nefastos antecedentes de los ataques terroristas a la AMIA y la embajada de Israel el gobierno extremó medidas de seguridad.

Tanto la Policía Federal, como la SIDE o la Policía Aeroportuaria aumentaron los niveles de alerta.
Según pudo saber El Cronista, el gobierno elevó los controles en aeropuertos, zonas de frontera y objetivos estratégicos. También se reforzó la seguridad en edificios de la comunidad judía. La precaución es la regla.
En lo inmediato, al gobierno le servirá el decreto de reforma al Estatuto de la Policía Federal que busca, entre otras cosas, tener herramientas para perseguir a sospechosos de actos terroristas.
Hacia adelante, Milei contará con otros insumos. En estricta reserva el gobierno avanza con un ambicioso proyecto de ley de reforma al Código Penal que prevé mayores penas y cambios estructurales en la justicia. También incorpora figuras penales para delitos digitales.
De la mano de un grupo de asesores, juristas y jueces el ministro de Justicia Mariano Cuneo Libarona armó un proyecto de ley que se enviará en lo inmediato al Congreso.
El borrador del proyecto al que accedió este medio contempla, entre otras cosas, un capítulo que incorporan nuevas figuras en forma autónoma relacionadas con el terrorismo en un nuevo título que contiene los siguientes delitos: asociaciones ilícitas terroristas (con pena de 5 a 20 años de prisión, y una pena mínima de 10 años de prisión para los jefes u organizadores), acogimiento, reclutamiento, adoctrinamiento y entrenamiento de terroristas (con penas de hasta 15 años de prisión).

El otro eje de debate en la agenda pragmática de Milei se dará en la cumbre de presidentes del Mercosur el próximo miércoles y jueves en Buenos Aires.
La Argentina culmina la presidencia pro témpore del bloque y planteará la idea de impulsar un "uso racional, prudente y eficiente de los recursos comprometidos para el sostenimiento de los órganos del Mercosur", algo así como la motosierra local llevada al Mercosur.
También propondrá cambios en el capítulo de Patentes, diseños industriales y derecho de autor. Se va a resinstalar el tema del acuerdo UE-Mercosur y se esperan novedades del acuerdo Mercosur-EFTA que podría cerrarse en lo inmediato. Este acuerdo de libre comercio contempla lazos con Suiza, Liechtenstein, Islandia y Noruega.
Es muy probable que en medio de la cumbre del Mercosur se abra el debate por la guerra en Medio Oriente. Si bien el tema no está en la agenda, la presencia de Lula Da Silva en Buenos Aires -que además aprovechará para visitar en su detención a Cristina Kirchner- amenaza con desatar un debate con Milei.
Se sabe que el presidente de Brasil tuvo guiños hacia Palestina y avaló la idea de incorporar a Irán en los BRICS. La posición pro Trump de Milei versus el enfoque crítico de Lula sobre Israel podría contaminar el debate del bloque regional. Un destacado diplomático de Brasil negó de manera enfática que Lula tenga intenciones de llevar este tema a la mesa. Pero el pragmatismo de Milei sumado a su estilo provocador puede dar lugar a cualquier desenlace.

Habrá otra visita esta semana que comienza en Buenos Aires que también pone en juego el pragmatismo de Milei: Narendra Modi, el primer ministro de India llega el próximo 5 de julio para mantener una reunión bilateral con el presidente argentino.
El embajador argentino en Nueva Delhi, Mariano Caucino dijo a El Cronista que "la relación entre Argentina y la India ha adquirido un carácter estratégico para nuestro país a partir del hecho de que India se ha convertido en el país más poblado del mundo, en la quinta economía global y un actor cada vez más relevante en la escena mundial".
Actualmente la Argentina es el primer proveedor de aceite de soja a la India y el tercero en términos de aceite de girasol. El comercio entre ambos países es del orden de los 4500 millones de dólares con una balanza favorable para la argentina. La visita de Modi contempla una agenda abultada y prevé la firma de varios acuerdos en materia energética, minería y agro.
En este caso, a Milei no le importa que el premier de India sea la voz cantante en los BRICS, amigo de Lula Da Silva o de Vladimir Putin. Negocios son negocios. La diplomacia del pragmatismo se impone a la de las ideologías.




