La Argentina es 'too big to fail', es decir, demasiado grande para caer a los ojos del Fondo Monetario Internacional (FMI), que mostró flexibilidad con el país en las negociaciones y que ahora define si habilitará una porción de las divisas que girará el país para que el Gobierno pueda intervenir en el mercado de cambio, entre otros puntos.
En el Ministerio de Economía cuentan con la carta de que el Fondo no quiere que la Argentina vuelta a caer en una falta de pagos con el organismo. El peso relativo del crédito Stand By que se le entregó al Gobierno de Mauricio Macri y que se renegoció bajo un programa de facilidades extendidas representa el 40% del financiamiento del FMI con el mundo.
Una debacle argentina volvería a impactar en el Fondo Monetario, que no está exento de internas, en especial por la crítica a la demora en la asistencia a Ucrania, donde Estados Unidos le apunta a la gestión de Kristalina Georgieva, según relatan quienes conocen los cuestionamientos dentro del organismo.

En ese marco, el ala que representa Gita Gopinath, la segunda de Georgieva y que cuenta con el aval del Tesoro de los Estados Unidos, presiona sobre la gestión de la economista búlgara, que tiene el apoyo de los países europeos.
"Para el FMI un default de la Argentina es un problema", aseguran en los despachos oficiales mientras se prepara la visita hacia el fin de semana de una delegación oficial a Washington DC para cerrar un esquema de desembolsos anticipados, donde el Gobierno pide u$s 10.800 millones y la posibilidad de intervenir en el mercado.
Este miércoles se conocerá el dato de inflación y en Economía confían en que estará más en línea con el 7,4% que marcó el IPC de la Ciudad que el 9% que plantean los economistas para mayo. Ese dato será central en la argumentación del equipo de Sergio Massa: si la inflación desaceleró, será atribuido a la intervención en los mercados financieros que impactan en precios.
La intervención en medio de la tensión cambiaria que se registró en mayo, con los financieros cerca de $ 500, fue una decisión política desde Economía y el Fondo fue notificado posteriormente.
Ahora la discusión pasa por cuánto podría destinarse de los nuevos desembolsos y cuánto está dispuesto a adelantar el FMI. Incluso si puede haber parte de los giros que quedan para 2024. Todo en el marco del impacto de la sequía que redujo en u$s 20.000 millones la entrada de dólares prevista para este año.

En el medio, la posibilidad de ampliar el gasto en determinados sectores rige la discusión por un refuerzo presupuestario, mientras que el compromiso es sostener el déficit de 1,9% / PBI.
A nadie le sirve que se caiga el acuerdo, aclaran en el Gobierno y por eso se encaró en el marco de una revisión y no se renegoció el programa, algo que implicaría pasar por el Congreso en medio de un año que empieza a sentir el calor electoral.
"Sería un problema no estar perfoming con el FMI", reconocen de todas formas en el Palacio de Hacienda, donde los últimos anuncios de inversión de China o los créditos multilaterales están atados a que se mantenga el acuerdo.




