

El economista jefe de FIEL, Daniel Artana, evaluó el panorama económico argentino tras los comicios legislativos, enfocándose en la acumulación de divisas y las perspectivas del sistema de bandas cambiarias.
Respecto a las fluctuaciones recientes en el mercado de divisas, el especialista señaló que la inquietud financiera es comprensible, dado que siempre está la posibilidad de que derive en contracción económica o aceleración inflacionaria.
No obstante, recordó que ya hubo dos momentos de tensión que se disiparon sin consecuencias graves: uno antes del convenio con el FMI —cuando se anticipaba una fuerte depreciación que nunca llegó— y otro durante la campaña electoral intermedia.
A su vez, Artana confirmó que las autoridades tenían razón al considerar que gran parte de la turbulencia obedecía a lo que denominó “riesgo kuka”. Una vez superada esa instancia electoral, aclaró, la situación se estabilizó.
La importancia de las reservas internacionales
En relación con las reservas, el economista subrayó que Argentina asumió compromisos con el Fondo para incrementar significativamente sus activos hasta la próxima década, con objetivos periódicos establecidos. Pero actualmente, el país está 9000 millones de dólares por debajo de la meta prevista para diciembre.
Para Artana, aún con un régimen de tipo de cambio flexible, contar con reservas es fundamental: en economías con uso dual de monedas como Argentina —donde el peso circula pero el dólar predomina en ahorros y transacciones importantes—, las variaciones cambiarias generan nerviosismo.
Por ello, recordó, naciones con características similares, como Uruguay y Perú, mantienen amplias reservas para atenuar la volatilidad y prevenir saltos abruptos.
Adicionalmente, destacó el especialista, las reservas cumplen una función precautoria: ante eventuales shocks externos que bloqueen el acceso al financiamiento internacional (como en 2009), funcionan como un “seguro anticrisis” que permite afrontar pagos de deuda en dólares durante varios meses si los mercados se cierran temporalmente.

El respaldo virtual de Estados Unidos
Sobre la asistencia norteamericana, Artana observó que operó como un “respaldo virtual”: aunque se mencionaron 20.000 millones y finalmente no se concretó ese desembolso, la tensión disminuyó igualmente.
“En un escenario de estrés como el que teníamos previo a la elección, apareció el dueño de los dólares y te lo calmó un poquito”, afirmó.
En esa línea, el economista contrastó el swap estadounidense con el chino, destacando la mayor facilidad de acceso del primero: mientras que con China cada utilización requiere autorización específica, con Estados Unidos el mecanismo sería más automático. Incluso, destacó, circularon versiones sobre una pequeña activación reciente para cancelar obligaciones argentinas.
Respecto a la otra línea de 20.000 millones mencionada, Artana interpretó que se destinaría a refinanciar vencimientos de deuda en 2026 y 2027. Si Argentina carece de divisas para honrar esos compromisos, ese apoyo facilitaría conseguir los recursos a tasas razonables.
El riesgo de mantener el esquema de bandas
En cuanto a la presión del mercado para eliminar las bandas cambiarias, mientras el Gobierno las mantiene, Artana explicó que internacionalmente se considera que los sistemas de flotación funcionan mejor —ya sea libre en países desarrollados o con intervención moderada en emergentes—.
El especialista siempre entendió las bandas como “una etapa transitoria hacia la flotación” y recordó que el Presidente había mencionado que se mantendrían hasta fines de octubre, sin especificar si después se modificarían o eliminarían.
El peligro de las bandas, según Artana, es aferrarse a una paridad insostenible. Si el equilibrio natural del mercado exige un tipo de cambio superior al techo de la banda, el Banco Central debe vender reservas o utilizar el swap..
“Si empezás a defender una paridad que por razones fundamentales no se puede aguantar, lo único que hacés es rifar dólares para mantener una banda que estaba mal puesta”, concluyó.




