

La política industrial regresa en todo el mundo. Sobre todo en las potencias, que apelan, cada vez más a, medidas para incentivar el desarrollo y la protección de sectores estratégicos, vinculados a insumos claves como semiconductores y minerales, seguridad militar, provisión de medicamentos y cambio climático. Esa es la conclusión de un paper que publicó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Fondo comenzó a elaborar un índice para medir el grado de política industrial activa de los países. Según conclusiones preliminares, más del 20% de las importaciones globales ya están afectadas por medidas proteccionistas.
El informe del Fondo se llama El regreso de la política industrial en datos. "La información muestra que la reciente ola de nuevas actividades de política industrial está impulsada principalmente por las economías avanzadas y que los subsidios son el instrumento más utilizado", se lee. Y que, mientras las potencias acuden a fondeo para impulsar exportaciones y dar dinero a las industrias estratégicas, los países en vías de desarrollo (con menos billetera) son más proclives a trabar importaciones.
El mundo y Argentina
El paper llega en momentos en que Argentina redefine su política industrial, con la derogación de regímenes de promoción, como el Compre Nacional y el Programa de Desarrollo de Proveedores, cierta apertura comercial (aunque con mayor carga fiscal por el impuesto PAIS) y la generalización de las retenciones del 15% a las exportaciones con valor agregado.
Para el FMI, el mundo parece ir a contramano. A decisiones de tinte estratégico, como asegurar el abastecimiento de semiconductores o insumos médicos durante la pandemia de Covid-19, se suman políticas de retaliación.
Sectores estratégicos
Entre los motivos que dieron los países para implementar políticas industriales activas, el FMI mencionó que la provisión de "insumos médicos fue importante durante la fase temprana de la pandemia de Covid-19". Pero que "el foco en 2023 ha migrado hacia productos de uso dual civil/militar" (25,7% de las medidas anunciadas a nivel global); tecnologías para reducir la emisión de carbono (15,3%) y otras tecnologías avanzadas, como productos médicos o semiconductores (20,6%). Insumos tradicionales, como el aluminio, representan el 10,1% de las medidas. Otros, como minerales críticos, el 3%.

Pero la política de "ojo por ojo" juega su parte. "Datos recientes de China, Unión Europea y Estados Unidos muestran que, en promedio, hay un 73,8% de probabilidad de que el subsidio para un producto determinado por una gran economía se corresponda con un subsidio para el mismo producto en otra, en un año", indicó el reporte.
Economías avanzadas y emergentes
De las aproximadamente 2500 medidas de política industrial que el informe relevó en todo el mundo en 2023, 1806 implican "distorsiones de comercio", indicó. Se cuentan acá subsidios y barreras, entre otras. Y, de las 1806, 1282 fueron tomadas por las economías avanzadas y apenas 524 por los países emergentes.

Los países desarrollados emitieron, en conjunto, 788 políticas de subsidios domésticos para impulsar el desarrollo de determinadas industrias (por ejemplo, los incentivos monetarios que Estados Unidos da a quienes compren vehículos eléctricos manufacturados en ese país), 148 políticas de subsidios a las exportaciones, 111 barreras a la importación y 124 políticas de localización. Los emergentes apelaron a 242 subsidios domésticos y 146 trabas a las importaciones, principalmente.
"Las economías avanzadas han sido más activas en la implementación de nuevas políticas industriales y lo han hecho principalmente mediante el uso de subsidios internos y a las exportaciones", indicó el reporte. "Las economías emergentes han utilizado con mayor frecuencia restricciones comerciales a las importaciones y exportaciones", añadió. "La competitividad estratégica es el motivo dominante que dan los gobiernos para tomar medidas, seguida por el cambio climático y la resiliencia de la cadena de suministro, mientras que las preocupaciones geopolíticas y de seguridad nacional representan una proporción menor", agregó.
Para el FMI, las medidas no tienen necesariamente sentido económico, sino que están vinculadas con cuestiones geopolíticas, de cambio climático o de seguridad. Pero conllevan un deterioro en el comercio externo. Involucran restricciones al 21,6% de las importaciones a nivel global, por un total de 3,8 billones de dólares.



