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A una semana de las elecciones, el informe oficial del Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reveló que el 37,3% de las personas desocupadas perdió su trabajo este mismo año. El dato expuso el impacto directo de la crisis sobre el empleo formal.

La tasa de desocupación se ubicó en 7,7%, apenas por encima del 7,3% registrado un año atrás. Pero detrás de esa aparente estabilidad, se escondió una presión creciente sobre el mercado de trabajo. El 13% de la población activa buscó una ocupación, ya sea por estar desempleada o por querer trabajar más horas. "La tasa combinada que representa la proporción de la fuerza de trabajo que está en situación de subempleo por insuficiencia de horas o desocupada ascendió a 18,1%", indicó el informe.

En paralelo, tanto la subocupación como la sobreocupación horaria mostraron incrementos. La primera alcanzó el 10,3% de la población económicamente activa, mientras que la segunda trepó al 24,4%. En 2017, esos valores eran de 8,1% y 21%, respectivamente. Es decir, más porteños trabajaron menos horas de las que necesitan, y más porteños trabajaron más horas de las que deberían.

De hecho, el informe advirtió que "más de un tercio de la población cuentapropista queda por fuera de las regulaciones". El 30,2% no tiene registro para ejercer su actividad y otro 5,6% está registrado pero no paga regularmente. Solo el 64,2% cumple con ambas condiciones. En términos interanuales, la población por cuenta propia cayó un 11,5%.

La precariedad también se reflejó en el empleo asalariado. Al 28,4% no le efectuaron descuentos jubilatorios, lo que implicó un aumento de 2,4 puntos porcentuales respecto al año anterior. Dentro de ese grupo, el 9,8% aportó por sí mismo a la seguridad social, mientras que el resto quedó completamente desprotegido.

El pluriempleo alcanzó al 12,6% de la población ocupada, con un promedio de 46,1 horas semanales entre todas las ocupaciones.

Teletrabajo, llego para quedarse

El 34,9% de la población ocupada realizó teletrabajo en su ocupación principal durante los últimos 30 días. Esta modalidad se concentró mayoritariamente en unidades económicas privadas o del tercer sector (87,9%), mientras que solo el 12,1% lo hizo en el sector público. Además, el 77,1% de los puestos teletrabajados correspondió a ocupaciones de alta calificación profesional o técnica.

La participación femenina fue mayor: el 52,4% de quienes teletrabajaron fueron mujeres, y el 64,5% de quienes ejercieron esta modalidad contaron con estudios superiores completos. El 43,2% de los teletrabajadores se desempeñó en establecimientos con más de 40 empleados, lo que indica que esta modalidad está sobrerrepresentada en organizaciones de mayor escala.

En cuanto a la población joven, el informe señaló que el 60,6% de las personas entre 19 y 29 años trabajó en el segundo trimestre. Dentro de ese grupo, el 40% de los asalariados jóvenes se encontró en condición de precariedad laboral. Al sumar a los cuentapropistas, la tasa de precariedad juvenil ascendió al 43%. Además, el 10,3% de los jóvenes no estudió ni trabajó, mientras que el 26,1% combinó ambas actividades. "La tasa de actividad de la población joven se colocó en 72,2% y la de empleo, en 60,6%", precisó el documento.

El informe también detalló la distribución del empleo según sectores económicos. El sector de servicios concentró al 88,1% de la población ocupada, mostrando un leve aumento respecto del año anterior. Dentro de este universo, el rubro de comercio, hoteles y restaurantes representó el 20,2% del total de ocupados, mientras que las actividades financieras, inmobiliarias y empresariales alcanzaron el 25,9%. En contraste, el sector de industria y construcción cayó al 10,9%, arrastrado principalmente por la baja en la industria.

La informalidad laboral varió según el sector. En construcción, el 64,1% de los asalariados no tuvo registro jubilatorio, mientras que en transporte y comunicaciones ese porcentaje fue del 32,1%. En cambio, las actividades financieras mostraron una tasa de no registro de apenas 5,6%. El servicio doméstico, por su parte, presentó una situación crítica: el 61,5% de los trabajadores no estuvo registrado, y el 77,6% trabajó menos de 35 horas semanales.

La radiografía del empleo en la Ciudad de Buenos Aires mostró un mercado tensionado, con más personas buscando trabajo, más jornadas laborales extendidas y más trabajadores por cuenta propia fuera del sistema. En palabras del informe, "la insuficiencia del volumen de trabajo dentro del grupo de personas ocupadas se ve reflejada, por ejemplo, en la subocupación por horas".

Además, el informe mostró una fuerte correlación entre nivel educativo y acceso al empleo. La tasa de empleo para personas con estudios secundarios completos se ubicó en 62,7%, mientras que para quienes no tienen esa certificación fue de apenas 19%. En el caso de quienes completaron el nivel superior, el indicador ascendió a 80,2%. "La tasa de empleo para la población que terminó el secundario pero no completó el nivel superior es de 63,4%", detalló el documento.