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La suba de precios tras la última devaluación aparece en las mesas donde se discute la macro como un efecto secundario en medio de la convivencia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que demanda acumular reservas, achicar la brecha, corregir la macro mientras reconoce que los salarios pierden como en la guerra contra la inflación. Como quien dice "mala mía" y sigue adelante.
El paquete de medidas para aliviar el efecto en precios -porque la devaluación amenaza con volver a poner a agosto con un IPC de dos dígitos-, dejó gusto a poco, aunque fue incluso algo más allá de lo que se había conversado con el FMI inicialmente y presionará la meta fiscal.
El salto cambiario también dejó gusto de "tarde y mal" para muchos economistas que anticipaban que devaluar sin plan no tenía sentido. Quienes lo definieron, sin embargo, aseguran que la medida no fue azarosa.
La hoja de ruta para que el salto cambiario del 27% post PASO -medido contra fin de julio- no se diluya incluye el ajuste fiscal (11% de reducción del gasto en lo que queda del año, según el staff report del FMI), la suba de tasas del BCRA y los acuerdos de precios y salarios y alivio para los sectores más vulnerables.

Después del 30 de octubre, se deberá ajustar el ritmo de devaluación, del crawling peg, para que no se pierda la "ganancia" en la competitividad cambiaria hacia fin de año, que puede hacer que haya más liquidación de divisas. Massa ya anticipó que el valor de $ 350 se mantendrá hasta el 15 de noviembre, la fecha que coincide con un eventual ballottage en el que aspira a competir contra Javier Milei.
Massa ajustará luego en base a la inflación con una tasa de crawl que no vuelva a castigar precios, aunque el compromiso que se habría asumido con el Fondo fue no volver a un atraso cambiario. La resolución dependerá del ánimo de "colaborar" con un nuevo Gobierno o sentar las bases para el propio.
Límites para la intervención en el mercado
El FMI fijó condiciones para las intervenciones en el mercado cambiario. Hay un esquema de bandas que quienes siguen la negociación definen más como límites temporales y de grado de gravedad de la presión cambiaria. Pero el norte es la acumulación de reservas.
El Gobierno de Alberto Fernández usó u$s 5.000 millones de reservas para intervenir en los mercados de divisas, "con una eficacia limitada", señala la auditoría del FMI.
En lo que va del año, se recompraron u$s 600 millones (a valor de mercado) en deuda y el BCRA vendió más de u$s 1.700 millones en reservas. "Las intervenciones en los mercados cambiarios paralelos fueron más fuertes durante los períodos de mayores presiones cambiarias", agrega el Fondo, que destaca que "a diferencia de 2021, las intervenciones fueron más específicas y de naturaleza temporal". Aunque reconoce que hay "intervenciones de bajo nivel con el fin de evitar un recrudecimiento" de la volatilidad y brecha.
"Es posible que el gobierno sostenga la estrategia de congelar el dólar oficial -al menos- hasta las elecciones generales acumulando un atraso cambiario similar al pre-PASO, pero luego tendrá que corregirlo para reducir la brecha y destrabar nuevos desembolsos del FMI", advirtió el último informe de la consultora Equilibra.

El costo de fijar el dólar oficial en $ 350 implica "restricciones a las importaciones, problemas de abastecimiento (más inflación y recesión) y más presión cambiaria, con impacto en la brecha previo a las elecciones", agregan. El Fondo es enfático en ir bajando la brecha y los tipos de cambio múltiples el año próximo.
La forma al poder
Además de tener un plan, el otro punto es cómo se comunica y se pone en marcha, en un año donde las elecciones generan tensiones y el Gobierno aparece tercero en la pelea por entrar a la segunda vuelta presidencial. Es todo prueba y error, como el anuncio a cuentagotas de domingo, con videos para redes sociales en lugar de formatos tradicionales.
El año electoral, en tanto, se juega en recesión. El pronóstico del FMI para el PBI es de -2,5% para este año, pero tras la devaluación los privados ya lo llevan a una caída de 3,4%. El informe del staff report en tanto llama a contener la suba de salarios y jubilaciones y a acomodar la demanda en función de la producción, con ajustes tarifarios para todos.
Después de septiembre, se avizora un escenario de desaceleración de inflación. El número mágico para diciembre, mes habitualmente caliente en precios y con el aditivo del cambio de Gobierno, es de 5% mensual pero atado a la volatilidad del mercado donde influyen las urnas.




