Imaginan al poderoso intendente de La Matanza haciendo campaña por Aníbal Fernández en las elecciones de octubre en la provincia de Buenos Aires, después de haberle dicho de todo menos lindo? ¿O a la decena de intendentes peronistas que se sumaron, detrás de la candidatura fallida de Julián Domínguez, a las críticas al jefe de Gabinete por su postura sobre la despenalización de las drogas? Tampoco los ex massistas, que volvieron con la cabeza gacha y fueron aplastados por el FPV se entusiasman con trabajar por la fórmula Aníbal Fernández-Martín Sabbatella, el mismo que (como recordó el propio Espinoza), "se enfrentó a Néstor Kirchner en 2009 e hizo que perdiéramos la elección" en 2009, a manos de Francisco De Narváez.

En este contexto de almas en pena y heridos por doquier, la figura de Felipe Solá comenzó a crecer como opción potable para los intendentes bonaerenses, especialmente del conurbano, que lo saben peronista y y lo conocen como gobernador.

El FF (Factor Felipe) encendió alarmas en el sciolismo y, claro, entusiasma al massismo, que tiende puentes a sus "compañeros" intendentes del FPV. El operativo "te doy la boleta de Felipe ya cortada" está en marcha y los teléfonos de los jefes comunales del PJ arden.

No es para menos. Hay casi un millón y medio de votos en juego, que son los que cosechó la fórmula Julián Domínguez-Fernando Espinoza, en las PASO del 9 de agosto.

Detrás de Domínguez, quien fue claramente el candidato preferido de Daniel Scioli, se encolumnaron el ministro de Seguridad, Alejandro Granados, cuyo territorio político es Ezeiza, y los intendentes Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Gustavo Arrieta (Cañuelas), Juan José Mussi (Berazategui), Julio Pereyra (Florencio Varela), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Pablo de Jesús (Partido de La Costa), Roberto Gelené (Las Flores), Juan Pablo Anghileri (General Rodríguez), Juan Carlos Veramendi (General Paz), Héctor Olivera (Tordillo), Marcelo Racciatti (Lezama) y Cristian Popovich (General Madariaga), entre varias decenas de jefes comunales que criticaron al jefe de Gabinete antes del 9 de agosto. O el quilmeño Francisco "Barba" Gutierrez, quien directamente lo mandó al psicólogo. Ahora ¿trabajará para que los bonaerenses lo voten?

En el massismo aseguran que hay demasiados heridos en la PASO peronista bonaerense. Una disputa que no estaba en los planes de Cristina ni de Scioli porque ninguno imaginaba que Florencio Randazzo iba a desobedecer a CFK cuando ésta le ordenó que se bajara de la presidencial para competir por la gobernación de la Provincia.

Los que se fueron del FR para regresar al redil K, como Darío Giustozzi, hoy están penando. El intendente de Almirante Brown perdió la interna frente al candidato del FPV, y ya no tiene destino después de diciembre. Siente que el kirchnerismo lo defraudó, aseguran en Tigre. Lo dicen porque Giustozzi volvió a tender puentes con el FR. ¿Para quién va a jugar en octubre?, es la pregunta obligada.

Lo mismo le sucedió a Mariano West. El intendente de Moreno se fue con Massa, pero lo abandonó para regresar al FPV. El premio fue la derrota en manos del competidor de La Cámpora, Walter Festa. La lista continúa. Y es larga. El dato es que los canales entre los intendentes peronistas y los massistas, que también son peronistas, están abiertos, aunque con discreción pública. Solá los conoce a todos. Negoció con ellos siendo gobernador de la Provincia. Ya lo conocen. Y los operadores del tigrense también le hacen llegar mensajes conciliadores de su jefe. Si va a alcanzarle a Solá para ganar el principal distrito electoral del país es difícil saberlo. El primer objetivo es crecer.

El problema es que, si el FR avanza en su estrategia de conquistar a los caudillos heridos, Aníbal podría sufrir la disminución de su caudal de votos. En este juego de peronismo, la candidata de Cambiemos, María Eugenia Vidal, no clasifica, aunque el escenario dividido casi en tercios (como sucedió en Santa Fe) podría terminar beneficiándola.

Todavía no está claro hasta dónde se vería afectado Scioli. Porque la realidad es que los intendentes se resisten a trabajar por la candidatura del jefe de Gabinete, pero están dispuestos a hacer campaña por Scioli. Por eso es que, hace apenas unos días, Massa fue claro y dijo abiertamente que los jefes comunales eran libres de ir con la boleta que quieran en octubre para resguardar sus intendencias.

"Herminio Aníbal es un ancla muy pesada para Scioli", se ilusiona el senador provincial y hermano de Malena, Sebastián Galmarini, ante una consulta de 3Días. El comentario le valió el bloqueo de Fernández en Twitter.