El jueves pasado a la medianoche (en realidad, ya entrada la madrugada del viernes) el presidente se divertía en un stream oficialista: "¡¡¡¡El dólar flota!!!!!", gritaron entre risas, al unísono, Milei, Caputo, Bausili (titular del BCRA) y toda la primera plana del equipo económico, ante la pregunta del conductor en modo de sketch, ciertamente muy entretenido y bien logrado para el universo YouTube.
El climax del jolgorio llegó unos minutos más tarde, cuando el presidente se puso a manejar cuál ventrílocuo a "Termín", una marioneta estilo muppet, que repetía con la versátil e histriónica voz presidencial algunas de las máximas libertarias: "El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida prójimo, basado en el principio de no agresión..."
Quien no supo apreciar la faceta humorística del elenco oficial es un empresario PyME: "a vos te parece, justo un 31 a la noche, yo estoy desesperado viendo cómo reventar cheques a tasas exorbitantes para pagar sueldos y los funcionarios parecen en un cumpleaños", dijo, indignado. Las pymes afrontan tasas superiores al 57% anual que indica el informe monetario diario del BCRA para adelantos en cuenta corrientes a empresas (20 puntos más que un mes atrás).
Milei ya trasmitió en los pocos encuentros que tuvo con dirigentes de sectores productivos cuál es su única prioridad: "La micro es problema de ustedes. Yo vine a arreglar la macro, y una vez que lo haga, la micro se arregla sola", les dijo a los dirigentes de la mesa de enlace, que pusieron sobre la mesa la falta de rentabilidad del sector y, en particular, la crisis de las economías regionales. Uno ellos, después de la reunión interpretó a su manera la frase presidencial: "la micro se arregla sola... con los que queden".
Alguien podría decir que, con el anuncio de baja de retenciones, Milei no cumplió su máxima de no hacer política sectorial. Sin embargo, esa medida apuntó a un desequilibrio macro: el derrumbe de la oferta de dólares del agro para el segundo semestre, tras el fuerte adelanto de exportaciones que produjo la "baja transitoria" entre febrero y junio. Esa liquidación pasó de niveles récord en mayo, junio y julio para los últimos 10 años, en este último caso superiores a los U$S 200 millones diarios, a un promedio de U$S 40 millones la última semana del mes pasado y en los dos primeros días de agosto ingresaron en promedio U$S 90 millones.
Tras la suba del dólar de julio y la confusión por el desarme de las LEFI, la prioridad del equipo de Caputo es estabilizar el dólar en estos valores, pero en lo posible evitando que el mercado ponga a prueba la regla del Banco Central, de vender en el techo de la banda, hoy en unos 1.450 pesos para el dólar mayorista. Para eso, la apuesta es rearmar el "carry trade" electoral con capitales de corto plazo -con libre acceso de entrada y salida al mercado oficial de cambios-- con colocaciones en pesos que rinden para los próximos meses muy por encima del techo de la banda cambiaria, que se ajusta sólo al 1% mensual.
Para ello, veremos qué tasas convalidará el Tesoro en las licitaciones que enfrentará en plena campaña electoral, cuando en 3 meses vencen 74 billones, equivalentes a 2 bases monetarias. Está claro que la decisión oficial es hacer "lo que sea necesario" para reforzar la estabilidad cambiaria y la desinflación. "Whatever it takes", parafraseando a un famoso banquero central cuando tuvo que defender el euro ante la crisis deuda europea, o cuando Paul Volker, titular de la Fed en los ‘80, subió la tasa de interés a niveles récord forzando una recesión para frenar la inflación. En Argentina, el glamour es otro, pero el Gobierno ya le encontrará alguna vuelta creativa al relato.

El jefe de Gabinete de Caputo, Federico Furiase, quien hasta hace algunas semanas trasmitía la idea de "vamos al piso de la banda", ahora dice que "el BCRA tiene los dólares suficientes para defender el techo de la banda", aunque por las dudas aclaró que "ése no es nuestro escenario base".
Según los números de Fernando Marull, el Gobierno cuenta con un poder de fuego de U$S 17.000 millones (U$S 14.000 millones del BCRA y el resto depósitos del Tesoro) para defender ese techo. Pero, dada la historia argentina, mejor no hablar de ciertas cosas, en especial, si sos funcionario.
Hace un mes, el propio ministro de Economía explicaba que esta economía necesitaba "combustible", monetizarse, con dólares o con pesos para seguir creciendo. Entonces, ya se percibía una desaceleración del crédito, que se duplicó en el último año y fue el principal motor del boom de ventas de bienes durables -autos, motos, electrodomésticos- junto con una disparada de la morosidad y un tope al endeudamiento de las familias, en niveles cercanos al pico de 2018.
La tasa de interés real quedaba ya demasiado elevada para una desinflación de precios y salarios que seguía su curso. La monetización en dólares, el "plan colchón", por ahora fracaso: desde que se levantó, en 3 meses la compra de dólares de las personas físicas llegó a U$S 9.200 millones, para pagar viajes en el exterior, vender en el mep y/o refugiarse en el colchón.
Mientras que la monetización en pesos, más allá del desarme de las LEFI, encontró un límite en el final de la temporada alta de oferta de dólares y la caída de la demanda de pesos en el escenario electoral. La suba de tasas apura la desaceleración de la actividad y el empleo, que ya era notoria desde el segundo trimestre.
Ahora, la clave para el plan económico es que la suba del dólar no se traslade a precios y que se consolide la mejora en el tipo de cambio real. Más allá de los aumentos en motos y autos y en productos importados, la baja en el consumo, por ahora, le pone un límite a las remarcaciones de las empresas de alimentos que chocan con la resistencia de los supermercados de trasladarlos a las góndolas.
"Hay señales de una moderación en la dinámica de importaciones desde mayo, probablemente reflejando una menor demanda interna y cierto debilitamiento del tipo de cambio real efectivo, que se ha depreciado 15 % desde mediados de abril", afirma.
Hasta las elecciones, el FMI le dio luz verde a Caputo. Relajó la meta (incumplida) de acumulación de reservas para tratar de equilibrar la cotización del dólar dentro de la banda. Pero después de la elección, aún suponiendo un escenario exitoso para el oficialismo, el esquema de transición de bandas cambiarias seguramente será redefinido, como lo fue en su momento el crawling peg.
En varios pasajes del informe, el FMI parece repetir el mismo mensaje, que usando el estilo Caputo sería algo así como: ¡Comprá reservas, campeón!
"Las compras de divisas dentro de la banda siguen siendo esenciales para respaldar los objetivos de acumulación de reservas del BCRA. Se espera que el banco central desempeñe un papel más activo en el proceso de acumulación de reservas, incluyendo la compra de divisas a través de un cronograma predecible", dice el documento.
En las nuevas metas, en 2026 (la mayor parte a partir de junio), el BCRA debería acumular U$S 11.000 millones de reservas netas y en 2027 otros U$S 14.500 millones. En un escenario muy exitoso, sólo sería posible liberando completamente el cepo, fuerte ingreso de capitales, libre acceso al mercado de crédito internacional y dólar flotante. En un escenario más desafiante, con un tipo de cambio (bastante) más alto.




