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En un foro del Centro Democrático, Álvaro Uribe cuestionó la estrategia del Gobierno frente al salario mínimo y dejó una pregunta flotando: ¿por qué, si el ingreso básico subió fuerte desde 2023, muchos hogares sienten más estrecha su economía? La discusión se cruzó con tributos a alimentos y a bebidas procesadas, y con el frenazo en la vivienda social, dos piezas clave del costo de vida.

El exmandatario aludió a una combinación de "salario alto y más impuestos" que, según él, "fracasa". La crítica llega cuando la inflación anual ronda el 5% y el ajuste de precios sigue presionando bolsillos con mayor peso de alimentos y arriendos.

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Detrás del señalamiento hay cifras recientes: el salario mínimo pasó de $1.160.000 en 2023 a $1.300.000 en 2024 y a $1.423.500 en 2025; con auxilio, el ingreso mínimo total quedó en $1.623.500. Pero el debate no es sólo cuánto sube, sino qué tan lejos rinde.

Uribe, salario mínimo y "impuestos saludables": qué hay de fondo

Uribe sostiene que incrementos sin "disciplina fiscal" dañan el poder de compra. En datos: el alza de 2025 fue de 9,54% por decreto, después de un 12% en 2024 y un 16% en 2023. Con inflación anual cerca del 5% en septiembre, el aumento de 2025 implicó una ganancia real acotada, pero positiva.

El exmandatario criticó la combinación de "salario alto y más impuestos". (Fuente: archivo)
El exmandatario criticó la combinación de "salario alto y más impuestos". (Fuente: archivo)

El otro eje son los llamados "impuestos saludables", vigentes desde noviembre de 2023, que gravan bebidas azucaradas y ultraprocesados. Para el Gobierno, buscan salud pública; para críticos, agregan presión a la canasta, sobre todo en estratos bajos con mayor peso de alimentos. La base legal está en la Ley 2277 de 2022 y en la reglamentación de la DIAN.

También hay señales mixtas sobre el consumo de los hogares. Estudios del Banco de la República han seguido el endeudamiento y advierten que tasas e ingresos condicionan la capacidad de pago, un telón de fondo que ayuda a explicar la sensación de "apriete" que describe Uribe.

Vivienda de interés social y arriendos: ¿parálisis o reconfiguración?

Uribe ligó el alza de arriendos a un freno de la vivienda social. El sector sí atraviesa una racha débil: Camacol reportó caídas en lanzamientos, licencias y ventas, con un golpe más fuerte en VIS. Además, el programa Mi Casa Ya tuvo suspensiones de asignaciones y recortes, lo que afectó decisiones de compra y oferta.

No obstante, también hay iniciativas locales para ampliar oferta en arriendo VIS, como la reciente convocatoria en Bogotá para reutilizar edificios en desuso, y convocatorias de mejoramiento de vivienda desde el Ministerio. Es decir, no hay una "parálisis total", sino un ajuste con menor subsidio nacional y respuestas parciales en territorios.