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Los siete, ingenieros y economistas, hicieron sus carreras profesionales en grandes compañías, alguno de ellos en empresas familiares, en sectores diversos como telcos, retail, metalmecánica, finanzas o energías renovables, incluso en otros países; sin embargo lo que los unió fueron malas experiencias a la hora de invertir.
Fue así, que Darío Fainguersch, Andrés Pérez, los hermanos Diego y Martín Teubal (BGH, Aconcagua Venture), Daniel Aisenberg (experto en Supply Chain con experiencia en metalmecánica y autopartes en diversos países), Diego Zbar (experto en M&A y en Agtech) y Miguel Ángel Graña (economista experto en finanzas y energías renovables) pusieron a prueba su basto conocimiento en distintas ramas de negocios y crearon Dragones Ventures Partners, un 'fondo híbrido' -como ellos mismo lo definen- que invierte en emprendimientos con potencial.
"Dejamos nuestras carreras corporativas entre 2017 y 2018. En las empresas donde estábamos ya quedábamos grandes y el empuje de los más jóvenes se notaba. Y empezamos a buscar qué hacer. Todos habíamos invertido de alguna manera en start ups y, en general, habíamos tenido malas experiencias", comenzó su charla con APERTURA Darío Fainguersch, ex Movistar.
Una de las causas de esa mala experiencia -explica el empresario- es que el ecosistema emprendedor en la Argentina no está a la altura de los países desarrollados, "aunque se está desarrollando", señala.
Y lo que les pasa a todos los inversores ángeles, que invierten directo en una empresa que recién arranca: en estos casos no se hace un due dilligence como lo hace un fondo y no tienen tiempo para hacer el seguimiento. "Generalmente invertís porque te acercó la idea un conocido", explica Andrés Pérez, otro de los socios de Dragones y dueño de Panam, la empresa de moda y calzado de México. Sin embargo, el empresario agrega: "Cuando querés invertir es más fácil ir a un fondo que tiene una tesis de inversión, pero para alguien que acaba de sacar los pies del barro es muy aburrido. Es casi como comprar acciones. Pero, de todas formas, es muy ineficiente".
Con la inversión directa tenés contacto directo con los fundadores de las empresas y eso es lo que buscan en Dragones, creado hace ocho años y que ya lleva invertidos entre US$ 8 y US$ 10 millones con un método específico de inversión y que hace seguimiento a las empresas invertidas, por lo general, todas relacionadas con la tecnología.
Para ello, lo primero que hicieron fue ir a ver modelos como el de Silicon Valley y la Startup Nation de Israel, que tiene más de 35 años. "Empezamos a estudiar el ecosistema y entender el papel de cada actor, si hay un papel del Estado, la colaboración entre países, regulaciones, que papel juegan los Endeavors, fondos, incubadoras", detalla Fainguersch.

El modelo de Dragones
El fondo que crearon los siete socios hoy tienen 75 coinversores. "Tenemos un modelo híbrido. No somos un fondo de VC, pero cuando vamos a buscar a los inversores, éstos se sienten cómodos. Creemos que hay muchas gente con nuestro perfil, que quiere invertir y puede sentirse representada con nosotros. Somos siete inversores calificados analizando los proyectos a los que podemos agregar valor y, además, también ponemos nuestra plata", detallan. "No es un friend and family", sintetizan los fundadores que invierten en empresas argentinas, pero también de Israel o de los Estados Unidos.
Dos o tres veces por año Dragones hace un reporte a los inversores de cada una de las apuestas. "Las empresas invertidas reciben un coaching directo, uno a uno. Generalmente no necesitan ayuda en la solución tecnológica que usan, que es su core; pero sí en el modelo de negocios y, además, en cómo levantar plata, lo que para ellos implica invertir mucho tiempo", detalla Fainguersch.
Los fundadores de Dragones explican otra característica que los diferencia de los fondos tradicionales de VC: "Nosotros no dejamos caer a ninguna empresa. Las defendemos a muerte. Y tampoco estamos necesitados de una 100x. En un fondo se mueren seis o siete de cada 10, pero lo que los salva es que tienen más de 100 compañías, por eso no les importa si se cae alguna", dice Pérez.
Hoy -aseguran los inversores- el mundo toma poco riesgo. "Es importante que los inversores se sientan cómodos sin sentir que lo pueden perder todo", suman.
Qué empresas miran
En el caso de Dragones, el trabajo con cada una de las empresas invertidas es fundamental. "Si bien los ángeles invertimos por curiosidad y para no dejar de estar activos, tampoco queremos perder plata", reconoce Darío Fainguersch. De ahí que Dragones está muy en contacto con las empresas invertidas. "De las 15 startups en las cuales entramos no se nos cayó ninguna. Es más, unas cinco no se cayeron gracias a nosotros", cuenta Pérez, quien se acuerda de un caso en el que Darío debió acudir a su agenda de contactos para conseguir un CEO para una de sus firmas en los Estados Unidos.
"Siempre tratamos de influir y de tener acceso al board, aún cuando la empresa va creciendo y lo profesionaliza. También nos justa conocer si entran accionista de otros países que pueden tener intenciones distintas", señalan los inversores.
Justamente, uno de los aspectos que menciona Fainguersch es los acuerdos de accionistas que estable los derechos y obligaciones de cada accionista, así como las reglas para la gestión de la empresa y la resolución de conflictos, según él, siempre debe ser acordado antes.
El fondo ya tuvo una salida exitosa,Caspr, una empresa de biotecnología que fue comprada por Amazon. La firma argentina desarrolló un kit portátil y de fácil uso (similar a los test de embarazo hogareños) para detectar secuencias de ADN/ARN y hacer diagnósticos de enfermedades infecciosas.
Como otros muchos inversores, también apostó por Satellogic, la empresa de nano satélites creada por Emiliano Kagierman que salió a oferta pública en 2022. Pero también pusieron su mirada en Fixup!, una firma de de reparación de tecnología; CaloSense, un servicio diseñado para ayudar a personas que se someten a cirugías bariátricas a gestionar su proceso de forma remota y personalizada; Alkemy, una empresa de medición y entrenamiento de habilidades para el mercado laboral, entre otras.
Entre sus últimas inversiones se encuentra Xtralit, un startup de desarrollo de tecnología de extracción directa de litio israelí fundada por Simon Litsyn en 2021, que en 2024 anunció su arribo a la Argentina.




