El nuevo marco regulatorio del área de defensa, que Brasil puso en marcha renovó las expectativas sobre una recuperación de la expansión de esa industria, lo que no ocurría desde los años ochenta.

A finales de marzo, el gobierno reglamentó una ley que establece normas especiales para la compra de productos y sistemas de defensa. Al mismo tiempo, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) está estructurando un programa de respaldo al sector que deberá estar listo en el segundo semestre del año, según pudo saber Valor.

Sin embargo, parte de ese segmento no es tan optimista. Las expectativas están en pie desde hace cerca de dos años, desde que se incluyó al área en el Plan Brasil Mayor, pero no tuvo efectos en las encomiendas. Existe además un reglamento pendiente en el área fiscal, una de las patas más importantes de la nueva política.

Es positiva, estamos en el camino correcto, pero las herramientas no están listas, dijo Sami Hassuami, presidente de Avibras, una de las principales empresas del sector, y de la Asociación Brasileña de Empresas de Materiales de Defensa y Seguridad (Abimde). La reglamentación no es suficiente, destacó, considerando que falta, por ejemplo, que el ministerio de Economía le de forma al Régimen Especial Tributario del Sector de Defensa (Redit), creado por ley hace más de un año.

Por el lado del BNDES, se sabe que el nuevo programa camina sin obstáculos, a pesar de no contar con el aval de la dirección de la institución. Contará con los mecanismos tradicionales de financiamiento del BNDES, incluyendo operaciones de crédito y la posibilidad de que el banco compre participaciones accionarias en las denominadas Empresas Estratégicas de Defensa (EEDs), figuras jurídicas de control nacional, con base industrial en el país y que inviertan en innovación.

A pesar de no contar con una herramienta nueva, el programa se está diseñando para ofrecer condiciones más favorables para las inversiones de las EEDs. Esas condiciones pueden pasar por la tasa de interés. También habrá estímulos para que las empresas inviertan en tecnología, con apoyo a la innovación.

La exportación es otra área que tendrá que estimular el BNDES. Hasta ahora el banco venía apoyando a las industrias de defensa sin un foco específico. En 2012, desembolsó R$ 48 millones en el sector. En total, el banco tiene actualmente en cartera proyectos de la industria de defensa que suman R$ 107 millones en financiamientos. Los proyectos se encuentran en diversas etapas de trámite, desde el análisis hasta la aprobación y contratación.

La creación de un programa específico del BNDES para atender las necesidades de la industria de defensa tiene que ver con la actual política industrial del gobierno dentro del Plan Brasil Mayor. El programa también es resultado de una política de reequipamiento de las Fuerzas Armadas prevista en la Estrategia Nacional de Defensa (END).

Sin embargo, todavía no está claro el efecto que tendrá el programa de apoyo del BNDES sobre las inversiones del sector, lo que dependerá de la demanda que genere el propio gobierno. Este mes, el BNDES y la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) lanzarán un pliego de licitación para incentivar proyectos de innovación tecnológica en las áreas aeroespacial y de defensa.

El problema es que la larga espera por una nueva política para el sector genera escepticismo entre los empresarios y ejecutivos. Hassuami considera que el proceso para poner en marcha esa política demandará entre uno y dos años más. La política promete, entre otras cosas, la seguridad de que las Fuerzas Armadas comprarán los equipamientos nacionales aunque sean hasta 25% más caros que los importados y quitar los tributos federales a los componentes importados para esos equipos, además de proveer financiamientos a través de las agencias oficiales.