El concepto de Lujo ha sido tradicionalmente asociado a la exclusividad, alta calidad, diseños únicos, innovación y perdurabilidad en el tiempo.

Teniendo en cuenta sus principales características, puede considerarse como un mercado que manifiesta una menor volatilidad a lo largo del tiempo, alta fidelidad de sus consumidores y un marcado potencial de crecimiento.

De acuerdo al reporte Luxury Goods Worldwide Market Study efectuado por la consultora Bain & Company, los ingresos del sector del año 2011 se elevaron un 8% alcanzando los ¥185 mil millones (u$s 274.000 millones) y los del año en curso fueron proyectados con un incremento del 10%. Ello se debe en gran medida al crecimiento de la demanda de los Mercados Emergentes, principales focos de las estrategias corporativas definidas para 2012 y 2013.

Los productos comercializados de alta gama suelen ubicarse dentro de las industrias con mayor impacto ambiental. Es por ello, que las empresas de mayor prestigio a nivel internacional han comenzado a implementar estrategias alternativas para minimizar los efectos adversos. Al respecto Deeper Luxury, uno de los principales rankings de responsabilidad social -efectuado por WWF - UK (World Wide Fund for Nature)-, evalúa la performance medio ambiental, social y la gobernanza corporativa de las 10 mayores empresas que cotizan en el mercado del Lujo. La calificación C+ ha sido adjudicada a LOréal, Hermès y LVMH quienes encabezan el listado. La evaluación es efectuada en base a dos aspectos principales: un reporte que cada compañía individual envía a la comunidad ética inversora, informando su desempeño de acuerdo a los estándares definidos en la Global Reporting Initiative (GRI) y a la información presentada por organizaciones no gubernamentales y medios de difusión.

Por otra parte, los consumidores, concientizados de la problemática aludida, han postergado el aspecto estrictamente aspiracional y de ostentación, privilegiando cuestiones tales como la perdurabilidad del producto, calidad y composición del bien adquirido, evaluando en consecuencia sus impactos en el entorno medio ambiental.

Como resultado de lo expuesto, se evidencia una clara tendencia por parte de las empresas del sector, hacia la redefinición de targets medio ambientales cumplimentando las normas internacionales de gestión ambiental (ISO 14000). Al efecto, se han implementado diversas medidas tendientes a la preservación del entorno natural: la producción de envases de fragancias con presentaciones que pueden ser recargables; la utilización de paneles solares para sustituir sus requerimientos energéticos y la provisión de recursos, los cuales son indexados a la cotización de los dividendos pagados por el grupo.

El desarrollo de una estrategia sustentable requiere consecuentemente de un plan de inversión para poder llevar a cabo procesos productivos que se adapten a los nuevos requerimientos. Ello plantea un nuevo desafío en cuanto a los mayores costos que normalmente se asocian a la elaboración de este tipo de productos.

Dado que los bienes de producción generalmente no incluyen el costo total de impactos ambientales y sociales en su precio de mercado, podría considerarse a priori que la elaboración de productos sustentables implicaría un costo mayor. Sin embargo, una proyección a largo plazo podría generar, a partir del incremento de la eficiencia del proceso productivo, una disminución de los costos finales como así también otros beneficios que importen una sustantiva mejora de la reputación del grupo o marca, el crecimiento de su participación de mercado y mayores flujos de ingresos para la firma.

Teniendo en cuenta lo expuesto, cabe concluir que aún los segmentos más exclusivos, los cuales no suelen ser elásticos, se han visto influenciados por las nuevas tendencias sustentables. Productos de alta gama, responsabilidad social y medio ambiental han dejado de ser conceptos opuestos pues deben marcher ensemble con la sustentabilidad.