La mayor fabricante nacional de sembradoras, la cordobesa Agrometal, informó ayer a la Bolsa de Buenos Aires que presentó en Brasil un plan de pago a sus acreedores, dentro del proceso de recuperación judicial (concurso preventivo) en el que ingresó en agosto pasado su subsidiaria Fankhauser y su controlada Fankhauser Centro Oeste, en el país vecino.

La compañía tenía 60 días desde que pidió el proceso para entregar la propuesta al juez interviniente, y casi en tiempo de descuento presentó el plan, que debe ser primero aprobado por el magistrado para luego pasar a la consideración de la asamblea de acreedores, paso que, desde la empresa, consideran que no se concretará antes de febrero de 2014.

Según dijo la compañía que comanda Rosana Negrini en su nota a la Bolsa, el informe presentado expresa las causas generadoras de la crisis económica-financiera que la llevaron a conformar el proceso judicial, define las clases en las que la compañía agrupa a sus acreedores y establece la propuesta de pago para cada clase.

La imposibilidad de girar divisas desde Argentina al exterior, medida impuesta por el gobierno nacional para contener la fuga, implicó para Agrometal no poder enviar un salvataje a su subsidiaria en Brasil. Desde principio de año, la empresa intentó mandar a Frankhauser un alivio de u$s 2 millones, pero no fue posible, según explicó la empresa en su último balance, debido a las restricciones a la salida de divisas de Argentina.

Frankhauser, a la que Agrometal ingresó en 2008, está instalada en la localidad de Tuparendí, Estado de Río Grande do Sul, donde posee una planta de sembradoras y pulverizadoras chicas. Hoy, está inmersa en una débil situación financiera, con deudas fiscales, comerciales y por préstamos bancarios que suman unos $ 47 millones. Agrometal posee el 75% de las acciones de la compañía y el 25% restante es de su antiguo dueño, Pedro Fankhauser.

Poco antes de solicitar la recuperación judicial, la firma radicada en Monte Maíz intentó buscar un socio para Frankauser. Pero no lo logró, por eso apeló a reestructurar sus deudas. Con la empresa saneada, Negrini espera que sea más fácil conseguir una inyección de capital.

Según el último balance, cerrado en junio, Frankhauser tuvo un pobre desempeño en ventas, en las que impactaron también las complicaciones de enviar desde la Argentina piezas a Brasil, porque el gobierno argentino impone plazos de 30 días para cobrar esos envíos, tiempo insuficiente para montar, entregar y cobrar las máquinas. El resultado del primer semestre implicó un rojo de $ 3,2 millones para Frankhauser y una pérdida acumulada de $ 20,4 millones.