

El equipo económico cruzó el Rubicón un mes atrás, abandonó el crawling peg y desarmó parcialmente el cepo cambiario. Un paso necesario y desafiante que empezó con el pie derecho para el bolsillo de los argentinos: la inflación se desaceleró en abril. Pero no pudo avanzar respecto a la sostenibilidad, el Banco Central sigue sin acumular reservas netas. ¿Todo marcha de acuerdo al plan?
Veamos primero el vaso medio lleno. En abril bajó la inflación a 2,8%, 0,9 puntos porcentuales menos respecto a marzo. Es un buen resultado si consideramos que el dólar oficial subió 4,9% en promedio producto de un cambio en el régimen cambiario.
Al mismo tiempo, el relevamiento que realizamos desde Analytica marca que en mayo la suba de precios en alimentos se sigue desacelerando y en la segunda semana el índice marcó deflación. Sin sorpresas este mes marcaría un nuevo descenso en la inflación.
Hagamos zoom sobre los precios para entender la dinámica y qué podemos esperar hacia adelante. Lo primero que hay que mirar siempre es alimentos, durante abril se desaceleró la suba gracias a categorías muy influenciadas por la estacionalidad como frutas y verduras. Las últimas en marzo subieron casi un 40% en el Gran Buenos Aires, la región que más pondera en el índice general, mientras el mes pasado marcaron una deflación de -2,6%.

Así junto con el esperable menor aumento en servicios de educación, los precios con estacionalidad empujaron a la baja a la inflación general. Un comportamiento que también mostraron los precios regulados, por primera vez desde que asumió Milei fue la categoría que menos creció. De todas formas, la motosierra sobre los subsidios económicos sigue encendida y cayeron 66% en términos reales en abril respecto a un año atrás.
Otro factor a favor fue la baja en la inflación en carnes y derivados, que igualmente se mantiene en porcentajes elevados. Ahora bien, la devaluación no fue inocua. Más de la mitad de las aperturas que mide el INDEC mostraron aceleración en la suba de precios respecto a la de marzo.
Sin embargo, la relevancia que tienen los alimentos en el índice de precios en combinación con un dólar oficial que no sube permiten proyectar que en mayo el IPC marcará otro descenso en la inflación.
Veamos ahora el vaso medio vacío. La salida del cepo y el abandono del crawling debían generar condiciones para aumentar la oferta de dólares y así también las reservas netas del Banco Central. Pero no sucedió y hacen faltan USD5.500 millones para cumplir el 13 de junio con la primera revisión del FMI.
Es una mala señal para la sostenibilidad de la deuda externa, lo que podría frenar la baja en el riesgo país. A su vez, tampoco es positivo para la producción y el comercio porque no ahuyenta fantasmas de nuevos saltos en precio del dólar después de las elecciones.
En consecuencia, si bien desde el oficialismo señalan que no les interesa acumular reservas, es poco probable que todo marche de acuerdo al plan. El anuncio de que se lanzará un esquema de blanqueo de capitales sin fecha límite refuerza ese punto.
¿Por qué no se anunció con el cambio de régimen macroeconómico? El gobierno siempre comunico que busca profundizar el bimonetarismo, lo que sorprende es el momento elegido.
Es evidente que todo salga de acuerdo al plan o no, bajar la inflación a como dé lugar no se negocia. La decisión del Banco Central de no comprar dólares en los meses fuertes de laliquidación del agro es producto de priorizar la apreciación cambiaria como ancla para los precios.
Hoy el tipo de cambio oficial debería llegar a $990 para que pueda intervenir. El impacto buscado también es reducir las expectativas inflacionarias.
Ahora bien, con las expectativas no es suficiente. En los precios los costos presentes son determinantes. En consecuencia, la posición oficial es buscar homologar acuerdos paritarios con aumentos del 1% mensual.
Si dólar y salarios corren igual o por debajo de esa tasa, sólo quedan dentro de los precios básicos -aquellos presentes en todas las funciones de producción- las tarifas de energía y combustibles subiendo por encima. De cumplirse, el aumento de precios debería perforar el 2% mensual en los próximos meses.
Las condiciones que nos lleven a ese resultado son relevantes, más temprano que tarde hay que hacerse cargo de los costos que se asumen. Mientras los salarios corren por debajo de la inflación crece el deterioro de los ingresos familiares y se generan condiciones para legitimar reclamos que rompan con la pauta salarial antes o después de que la inflación mensual llegue al 1%.
Mientras en el frente cambiario el atraso del tipo de cambio redunda en una mayor dependencia al financiamiento internacional y aumenta la vulnerabilidad a shocks externos. Aún no se revirtió ninguna de las debilidades que genera una desinflación basada en apreciar el tipo de cambio con estrategias que se agotan prontamente como el blanqueo y el endeudamiento externo con organismos multilaterales.
La fase 3 del programa económico mejoró las expectativas y logró un desarme parcial del cepo cambiario que hasta el momento tiene resultados positivos. Mientras mantiene las debilidades de la fase 1 y 2 y se consume el tiempo de no acumular reservas ni recomponer ingresos.
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