Un BCRA tapizado de papelitos

Fueron años de saqueo. Y las primeras gestiones del equipo macrista lo exponen con brutalidad: el abuso del financiamiento vía el Banco Central (BCRA) dejó una entidad quebrada, que pagó el precio oculto del desendeudamiento K y que hoy resulta un severo condicionante.

Las dos terceras partes del activo del BCRA son papeles del Tesoro Nacional. Si no se los contabiliza, el patrimonio neto de la entidad resulta negativo en u$s 90.000 millones. Se trata de títulos que no tienen valor de mercado, condenados en principio al roll over eterno, y por ende, sin posibilidad de ofrecer liquidez frente a una contingencia.

Parte son los llamados adelantos transitorios (aproximadamente 20%) que ayudan a cubrir el bache fiscal y parte son letras intransferibles (algo más del 40%) que recibe el BCRA cada vez que se utilizan dólares de las reservas para pagar deuda. Estas letras ya suman casi u$s 70.000 millones desde el pago al FMI en 2006, casi tres veces las reservas, que hoy son menos del 17% del activo cuando en 2009 suponían el 60%.

Del lado de los pasivos (circulante y Lebac), el balance muestra que se quintuplicaron en seis años al tiempo que las reservas se reducían a la mitad. Se emite a un ritmo cada vez mayor y se acrecienta la carga de la deuda con la que se intenta esterilizar parte de esa emisión. (Las Lebac, en casi $ 410.000 millones, ya están cerca del nivel del circulante).

Son los números de un banco central en bancarrota, que habrá que recapitalizar rápido para atender las urgencias. Y que la nueva gestión debería rescatar en el tiempo de la dominancia fiscal.

 

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