Los acuerdos salariales con sindicatos emblemáticos desafían a los gremios disidentes y marcan el camino

Empleados de Comercio de Armando Cavalieri, la UOM de Antonio Caló y Naldo Brunelli, y bancarios de Sergio Palazzo de un modo u otro se aproximaron al 24% requerido por el Gobierno Nacional, y por ende, marcaron el camino para las demás negociaciones. Sin dudas jugó un papel relevante la información que circuló desde las consultoras al proyectar la evolución de las góndolas para el 2013 que con la retracción de la economía se situaría en el 22%, o sea dos punto menos que los aumentos de salario. En otros términos, por noveno año consecutivo, dentro de la Era K los sindicatos logran incrementos superiores a la inflación real, lográndose así uno de los paradigmas del ex presidente Nestor Kirscher en el sentido de propiciar la reasignación de los ingresos dando prioridad a los que poseen menores ingresos, afectando por ende a los que tienen ingresos medios y superiores. Con estos últimos se está produciendo una molesta superposición, que provoca conflictos inesperados con los jefes supervisores y profesionales, y que incentiva la creación de sindicatos de mandos medios y de gerentes.
Es importante destacar, que con el juego armónico del Salario Mínimo Vital y Móvil, que obviamente se ajustará este año un 24%, los gremios han mantenido un pacto de honor con la Presidencia de la Nación, en el sentido de seguir pujando por la mejora de los ingresos de los que menos ganaban y tienen. Este objetivo que ha sido y es una Cuestión de Estado se mantuvo por toda la Era K, con prescindencia de los dirigentes que hayan asumido el rol protagónico. Solo un factor fue común a estos diez años de sustentabilidad en esta política, y es la intervención del Ministro Carlos A. Tomada, que siguió esta estrategia al pie de la letra, compartiendo sus causas y sobre todo sus fundamentos ideológicos.
Los desafíos pendientes no son pocos. Dentro de la CGT oficialista liderada por Antonio Caló hay muchos líderes independientes, que no están de acuerdo con seguir los lineamientos oficiales, algunos de los cuales buscarán su objetivo a cualquier costa, y si no es posible lograrlos en los convenios de actividad, lo harán en la lucha a través de los delegados, empresa por empresa.
La CTA de Yanski está bajo la lupa, sus gremios estatales están desarticulados, y no saben hacia donde orientar los reclamos, y mucho menos, hacia donde dirigir las medidas de fuerza y las aspiraciones.
La CTA disidente de Micelli, será seguramente la más recalcitrante, aún cuando represente menos del 8% de los trabajadores agremiados, y sus desencuentros con Moyano lo han dejado un tanto aislado. Es probable inclusive que ambos marquen diferencias, como ocurrió con las dos últimas medidas de fuerza, y finalmente, que Miceli deje las filas del dirigente camionero.
Las agrupaciones de izquierda son mediáticas, tienen intervenciones que generan la atención de la opinión pública pero carecen de apoyo oficial, y últimamente, se han quedado sin recursos. Solo tienen capacidad de movilización en pequeños grupos que a menudo producen cortes -como los de Corrientes y Callao- que generan trastornos de tránsito importantes. Pero eso es lo único que pueden hacer, con el Partido Comunista sin liderazgos claros, y con los grupos de izquierda marxista totalmente disociados o distanciados. Los ha perdida la búsqueda de un liderazgo que finalmente está totalmente disperso y carente de relevancia sindical y política. En el plano salarial, no conducen ninguna de las negociaciones convencionales, y últimamente, ni siquiera las pueden condicionar o influir con acciones hostiles o con efectos colaterales. Su capacidad de reacción está limitada a algunas comisiones internas que confrontan con el dirigente gremial de turno, pero no llegan a lograr por vía de las elecciones internas sobrepasar el nivel de delegados del personal.
La CGT de Hugo Moyano perdió un socio estratégico con el abandono del radical Sergio Palazzo de La Asociación Bancaria, aún cuando este gremio se mantiene como independiente, y no se ha pronunciado por su alineamiento corporativo. Los camioneros han solicitado el 32% como parámetro transaccional para acordar salarios este año, que no sería homologado por el Ministerio de Trabajo si supera el 24%. El Ministerio de Trabajo viene rechazando las pretensiones del sindicato de camioneros en los conflictos de encuadramiento que mantiene con otros gremios y en diversas actividades, con lo cual, es posible también que lo traten de mantener a raya en lo que hace a las expectativas salariales.
Con este escenario, es muy importante que el bloque de los convenios pendientes se firmen en un plazo breve, para que los porcentajes y sobre todo, las inquietudes y los reclamos no superen los topes, en un contexto en el cual, es posible retrotraer la inflación, que es sin dudas el mayor enemigo de los asalariados.
Si las negociaciones colectivas se trasladaran en parte al segundo semestre, seguramente habrá mayores reclamos y expectativas más altas, lo que obligará a retocar el porcentaje o en su caso, se retocarán adicionales, suplemento vacacional, u otros similares.
Si los indicadores de la economía no se disparan, después de las elecciones solo quedarán algunos retoques menores, y en particular, ya que seguramente se profundizará el modelo en todos los planos, incluyendo el de la política salarial.

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