Hay muchas maneras de volar sobre la nieve. Algunos pocos privilegiados como el gran Klaus Hollman lo pueden hacer en su propio planeador y apenas unos metros por encima de la Cordillera de los Andes; otros intrépidos como Martín Valmitjana y Luciano Pesoa lo hacen a gran velocidad con sus kites mientras practican speed riding; pero para los que toman contacto con la nieve y las montañas apenas un par de días al año, está disponible el canopy. Una oportunidad de sentir la adrenalina de volar de árbol en árbol, a veces a una altura de más de 15 metros, sostenidos por arneses y poleas mucho más fuertes y seguras de lo que aparentan.

El canopy recibe su nombre del inglés, ya que se refiere a las copas de los árboles. Es una actividad que nació en Costa Rica, primero para trasladarse, pero luego como producto turístico. Y tal fue su éxito que rápidamente se extendió a otros países, entre ellos, la Argentina. Y especialmente en los bosques y cerros cordilleranos.

El éxito reside en que no es necesario entrenamiento previo, resulta muy divertido (si no se sufre de vértigo) y permite un contacto cercano con la flora y la fauna del lugar, en pleno corazón del bosque. Cada tramo de recorrido puede variar entre los 50 y los 250 metros de largo; es posible llegar a deslizarse a casi 30 kilómetros por hora, y las más de las veces no hay nada más que aire bajo los pies.

Y en invierno, hay que sumar el manto blanco, escenario también de caminatas con raquetas y salidas de esquí de travesía, normalmente, ofrecidas por los mismos proveedores. Tal es el caso, por ejemplo, de Miramás, ubicado en las afueras de San Martín de los Andes, en Neuquén.

El emprendimiento de los hermanos Bracht no deja de crecer y ahora suma al canopy una pista de esquí y snowboard con leves pendientes entre bosques de lengas, ideal para principiantes; esquí nórdico, snow tubing, trineos y hasta un incipiente snowpark. Antes o después de la actividad, incluso por las noches si se reserva un lugar, se pueden compartir comidas y cenas en el refugio. Sin importar cuanto haya nevado, porque aunque el parque está a 15 kilómetros de la ciudad, en una zona con abundantes precipitaciones, existe la posibilidad de dejar el auto a mitad de camino, en un sitio de fácil acceso, y continuar en un camión adecuado tanto para llevar pasajeros como para atravesar el camino más cargado de nieve posible.

Más al Sur, en Villa La Angostura, si algo sobran son árboles añosos y de gran altura donde poder montar las plataformas. Y así y todo, en Canopy The Original, la propuesta empieza a solo un par de metros del suelo. Es que la primera parte de la excursión (que dura media jornada con los traslados incluidos) se destina a practicar los movimientos y técnicas de seguridad en una cuerda instalada en la base. Luego de estar familiarizados con el equipo y los modos de moverse, guías y clientes salen a recorrer uno de los bosques más tupidos de la Patagonia. Es que el extremo occidental del Lago Nahuel Huapi es una de las tres zonas con mayor cantidad de precipitaciones anuales, lo que asegura bosques siempre verdes y poblados.

Siguiendo el rumbo sur, Bariloche cuenta con varias propuestas similares. Una de las más atractivas por su ubicación es Safariland. Si bien tiene mucho de parque para viajes de egresados, basta con visitarlo cuando los adolescentes no abundan para disfrutar al máximo del entorno privilegiado que aporta la base del Cerro López, uno de los más bellos y emblemáticos de Bariloche.

El hecho mismo de llegar hasta Safariland implica recorrer la ruta que lleva al Hotel Llao Llao o bien aventurarse en las márgenes del lago Moreno en un recorrido que permite arribar al Cerro Catedral. En cualquier caso, vale la pena combinar el canopy en el bosque con alguna visita a las casas de té de la zona o a la vecina Colonia Suiza.

Otra de las alternativas barilochenses es Canopy Patagonia, también en la zona de Colonia Suiza. En este caso, lo más entretenido es que el recorrido es de un kilómetro de pleno bosque.

Finalmente, con menos densidad de árboles, pero unas panorámicas mucho más claras y abiertas, el canopy de Pueblo Alto, ubicado entre Esquel y el Parque Nacional los Alerces, en Chubut, es una propuesta diferente e igualmente atractiva. En las estribaciones del Cordón Situación, zona de cipreses, pero también de amplios claros que se tiñen con el sol amable del invierno patagónico, es un sitio para disfrutar cámara en mano. Al menos en los momentos en los que uno está en la plataforma, dispuesto a dar el salto a la aventura. z weDatos útiles* Cómo llegar: existen vuelos diarios de Aerolíneas Argentinas a los tres destinos.

* Información de prestadores:

Miramás: www.miramascanopy.com.ar

Canopy The Original, Villa La Angostura, http://www.canopybariloche.com

Canopy Patagonia: (0294) 452-3036 mailto:info@canopypatagonia.com.ar

Safariland: www.safarilandbariloche.com.ar

Pueblo Alto: www.epaexpediciones.com/montana.htm