

Santa Lucía es una de las islas más cercanas a Sudamérica. De hecho, la costa continental más a mano es la de Venezuela, pero por cuestiones del mercado, la manera más sencilla de llegar hasta ella es volando desde Miami (se necesitan tres horas y media y al menos u$s 700). A cambio, no solo se recibe transporte, sino vistas increíbles del resto de las Antillas; las grandes como Cuba y las pequeñas como Anguila.
¿Y por qué visitar este rincón pequeño y alejado cuando hay opciones más clásicas y a la mano? Es que Santa Lucía enamora con su personalidad única; es mucho más que una buena selección de hoteles. La movida turística se encuentra en el norte de la isla y su capital, Castries, también exhibe una vida intensa. Tal vez por eso, de Soufriere al sur es donde la sensación de que el sitio es mágico se potencia. Cascadas en las montañas, caminos tapizados de verde como el que lleva al fuerte de St. Jaques, un trekking a la cumbre del Gros Piton, el más grande de los dos morros que dan identidad a la isla; las opciones son muchas y los turistas pocos.
Salvo que se maneje el patois (pariente lejano del francés), el inglés será una herramienta indispensable, incluso en las nada turísticas ferias de pescadores que suelen organizarse los viernes aquí y allá, y que son una visita obligada. En la misma categoría se ubica la recorrida por la plantación Balenbouche, hotel de campo, restaurante, museo y paseo en la naturaleza, pero también un viaje al pasado de sufrimientos, esclavos y explotación en los que se maceró el Caribe.
Maravillas naturales
Pero si hubiera que elegir un solo motivo por el cual viajar a Santa Lucía, ése debiera ser Jade Mountain, quizás uno de los resorts más acogedores del mundo, cuya arquitectura es una pieza clave para proveer esos momentos irrepetibles y es obra de su dueño, Nick Troubetzkoy. La filosofía de su creador gira en torno a la integración con el medio ambiente y la vuelta al Caribe tradicional. Por eso en Jade Mountain no hay televisores, ni wi fi, ni aire acondicionado. Lo que sí ofrece y en abundancia son detalles únicos como habitaciones con solo tres paredes, cuya cuarta ausente se abre hacia piscinas privadas, cada una con su diseño de venecitas único; tanto que no solo las pequeñas cuentas de piedra son hechas en exclusiva para Troubetzkoy, sino que además el patrón en el que se las dispuso no se reitera en otro santuario, que así es como se denominan aquí los cuartos de hotel. Y como adicional, se iluminan con fibra óptica y la elección de los colores corre por cuenta del huésped. Desde estas piscinas y decks la visión de los Pitones invade la habitación. Son dos conos volcánicos que emergen majestuosamente y que se han convertido en el símbolo de Santa Lucía, además de integrar el listado de Patrimonio Natural de la Humanidad.
Todas las islas vecinas nacieron de los mismos eventos geológicos, de modo que no resulta extraño encontrar rincones como las Cataratas del Diamante que caen desde 304 metros sobre el nivel del mar a una temperatura de 41º C, cortesía de las entrañas de la tierra.
Esta misma generosidad es la que ofrecen flora y fauna, nativas e implantadas. Bananas, cocos, caña de azúcar, legumbres varias y por supuesto pescados y frutos de mar en abundancia nutren de materias primas a la cocina del Celestial Terrace, el restaurante de Jade Mountain, capitaneado por Allen Susser, ganador de premios como el James Beard Award (el más importante en los Estados Unidos)
Cerca de allí, más clásico pero igualmente tentador es el trío de hoteles Sandals de Santa Lucía: el Grand, el Halycon Beach y el Regency Golf & Spa. De los tres, el Grand es el más nuevo y el lujoso, mientras que en el Halycon Beach el servicio va a hasta niveles impensados: el pasajero recibirá un viaje completo, con pasajes aéreos y todo, si durante la estadía en el hotel tuviera que soportar un huracán.
Mucho más pequeño, con apenas 30 habitaciones y una mini suite, el East Winds Inn, ubicado a ocho kilómetros de Castries, está rodeado por jardines tropicales que parecen salidos de un documental del Discovery Channel sobre biodiversidad. Mientras que sus playas dan a una de las bahías más reparadas de todo Santa Lucía. z we