Mario Blejer - Economista

"No se puede forzar el ahorro en una moneda a la cual no se le tiene confianza"

El economista Mario Blejer habla en exclusiva con WE. Dice que es sano que una economía tenga su propia moneda, aunque afirma que forzar la acumulación en moneda local no tendrá un efecto inmediato. Pronostica un crecimiento más robusto de la economía para el año próximo y sostiene que la Argentina debe apostar a sumar valor agregado a la soja porque allí reside su gran ventaja competitiva.

Crisis internacional. Mercados volátiles. Una Argentina pesificada y la última cumbre del Fondo Monetario en Tokio de la que participó, son sólo algunas de las excusas para entrevistar al economista Mario Blejer. Antecedentes para opinar no le faltan: ocupó un lugar en el directorio del Banco de Inglaterra; fue presidente y vice del Banco Central y hoy es vicepresidente del Banco Hipotecario, además de figura de consulta obligada para el futuro de la economía. Entre sus colegas siguen de cerca sus definiciones, que suelen ser terminantes. Así es como no dudó en respaldar al ex presidente Néstor Kirchner cuando en 2006 pagó con reservas la deuda con el Fondo Monetario Internacional, ni tampoco le tembló el pulso al momento de calificar a la inflación como un tema del que hay que ocuparse. Durante una entrevista exclusiva con El Cronista WE marcó posición sobre los principales temas de la agenda económica global y local, pero intentó todo el tiempo escapar al corto plazo para proyectar el largo.

- ¿Qué balance le deja la última reunión del FMI en Tokio de la cual participó?
- El tema que llamó la atención es que hay una desaceleración en el crecimiento global general, pero, sobre todo, que hay una desaceleración en el crecimiento de los países emergentes, que fueron siempre el motor del desarrollo. No es un freno fatal, tampoco es caer en una recesión ni nada por el estilo, pero los países emergentes crecen menos. Un poco se da como consecuencia del menor o nulo desarrollo en los países avanzados, pero otro tanto es debido a las políticas que fueron llevadas a cabo dentro de los países emergentes para evitar el recalentamiento de la economía. China venía creciendo muy rápido, Brasil tenía inflación, subieron las tasas de interés mucho, o se adoptaron políticas de anti-recalentamiento, y eso disminuyó el crecimiento. Esto es importante, quiere decir que los países emergentes no pueden venir al rescate de las economías avanzadas como fue en la primera fase de la crisis, pero tampoco no es una caída muy grave.


- Pero Estados Unidos se está recuperando
- Ese es el segundo punto importante. El país tiene un crecimiento relativamente mantenido y sustentable, pero a un nivel muy bajo, o sea, es positivo pero bajo. Lo cual significa que la Reserva Federal seguirá con su política expansiva, aumentando la cantidad de dinero a través de las compras de bonos del tesoro y a través de una tasa de interés muy baja, que se va a mantener. Yo estaba en una reunión en la que estaba Bernanke (N. de R.: Ben, titular de la Reserva Federal de los Estados Unidos) y le preguntaron cuánto tiempo seguirá la política expansiva, de tasa de interés muy baja, y dijo "hasta que el desempleo ceda y baje a niveles sostenibles". ¿Cuáles son los niveles sostenibles? "Cuando los vea los voy a reconocer", dijo. Y con eso quiso decir que los últimos años no lo han sido y que no hay límite en el tiempo en que se pueda mantener estas políticas expansivas. Al mismo tiempo, en Europa sí hay una recesión, hay crecimiento negativo en una serie de países y en el agregado no hay crecimiento. Y la gran crisis está evidentemente centrada en Europa.

-¿Cuáles son los temas que hay que ocuparse en la Argentina y cómo prevenir eventuales crisis a partir de esta situación global?
- Un factor que benefició la situación es que la Argentina ha tenido un buen nivel de reservas que le permitió no preocuparse de ese tema y mantener un buen perfil en el pago de su deuda. La Argentina no está en el mercado de capitales, pero tampoco entró en ningún problema de pagos adicional, que le había permitido a algunas empresas conseguir financiamiento externo, aunque el costo sigue siendo alto. Últimamente hubo mucho ruido por el tema del bono de Chaco (N. de R.: pesificación de la deuda de esa provincia), pero no quiero opinar demasiado, porque no he estado en el país durante ese período y no conozco los detalles, pero creo que es importante mantener la posición que el gobierno argentino vino manteniendo: las reservas están para garantizar que la deuda se paga y que la política de desendeudamiento que vino llevando la Argentina es sostenible, porque eso, por lo menos, permitirá a algunas empresas conseguir financiamiento. Lo que tenemos que considerar es que el mercado de capitales en el país es chico y entonces no se puede satisfacer todas las necesidades.

- Como el caso de YPF
- YPF es la firma más importante de la Argentina y necesita financiamiento dentro del mercado local, porque, por ahora, no está saliendo al mercado internacional, y eso desplaza un poco la demanda y crea tensiones en ese mercado. Es importante no crear tensiones adicionales.

-¿Qué pasará con la economía argentina el próximo año?
- Su tasa de crecimiento depende de la soja (en ese caso no habrá mucho ruido) y de la recuperación de Brasil. Los indicadores con respecto al país vecino son un poco contradictorios, no están del todo claros, si la recuperación va a ser robusta o débil, pero que va a tener recuperación es bastante claro. Lo cual ya de por sí es un factor bastante importante para la economía argentina y creo que también la política de crédito dirigido que hay en la Argentina va a aumentar la demanda. De forma que el crecimiento del año próximo va a ser más robusto que el de este año.

-¿En qué rango cree que estará el crecimiento?
- Creo que va a crecer más que este año. Puede andar entre el 3 y el 4 por ciento, pero es una predicción con muy poca certidumbre.

-Otro tema que quedó de la cumbre de Tokio fue la crítica hacia los organismos multilaterales por parte de algunos emergentes. ¿Cuál cree que es el rol de esas entidades?
- El tema es cuál es la legitimidad de estos organismos. Porque, en términos de la política específica, hay una situación interesante, que conviene observarla. La política de los organismos está reflejada en lo que pasa en Europa, donde se está llevando a cabo el gran ajuste. En los países periféricos de ese continente y en los que tienen problemas (incluyendo España e Italia) se están llevando a cabo políticas muy restrictivas. Y lo interesante es que el Fondo Internacional, aparentemente bajo la dirección de la señora Lagarde (N. de R.: Christine, titular del organismo), ha comenzado a resistirse a esta política y ha comenzado a decir que con este ajuste no se va a poder bajar la deuda nunca, porque el producto caerá más rápido que la deuda. Los críticos ya lo venían diciendo y el Fondo parece que empezó a adoptar esa posición, que no es la que tiene Europa.

-¿Eso implica un nuevo orden?
- Hay un conflicto entre Europa y el Fondo, porque no está decidido qué tipo de enfoque seguir. Por otro lado, sigue habiendo un conflicto entre los países emergentes y el Fondo, no tanto por el tenor de las políticas, sino por la falta de representatividad, porque se ha acordado una reforma en la cual los países emergentes van a tener una representatividad más acorde a su tamaño, pero no se ha implementado todavía, y aún así, cuando se implemente, también va a quedar mucho por hacer. Además, los europeos tienen una súper representatividad en el Fondo y no están dispuestos a ceder, entonces sigue habiendo un conflicto. Y como los brasileños y los chinos están muy activos en esta cuestión, ellos mismos decían que es imposible que estas instituciones puedan ser efectivas en los países emergentes mientras no tengan la representatividad y la propiedad que les corresponde.

-Otro debate local tiene que ver con la pesificación de la economía. ¿Cuál es su posición?
- Creo que es sano que una economía tenga su propia moneda y pueda hacer sus transacciones y operaciones en la moneda local, para eso existe una moneda local. Pero el dinero tiene más de una función: una es la de medio de cambio y otra es la de reserva de valor. Por su histoia, y por factores que ya conocemos, los argentinos han tendido a acumular valor en moneda extranjera y a denominar ciertas transacciones también. Yo no veo nada de malo en que se denominen legalmente las transacciones en la moneda local, pero forzar la acumulación en moneda local no va a tener un efecto inmediato, porque es difícil forzar a alguien a ahorrar en una moneda en la que no ahorraba. Entonces, encontrar alguna forma de poder indexar las cosas es la única forma de que el público va a poder acumular activos.

-O sea, ¿forzar el ahorro en moneda local no va a tener un impacto inmediato pero sí de largo plazo?
- No, en el largo plazo no sé. Es un problema de confianza en la moneda. No veo nada negativo en que la moneda legal sea la moneda de las transacciones y que los contratos tengan que ser escritos en moneda local. Eso es algo normal. En más de un país existe una situación así. El problema es la posibilidad de que el público esté dispuesto a acumular sus activos y sus ahorros en una moneda a la cual no le tienen suficiente confianza. Se lo puede legislar, pero no se puede forzar a la gente a hacerlo, porque va a buscar algo diferente. La tasa de ahorro va a ser menor. Por otro, lado, es algo deseable. Se necesita crear el ambiente y la confianza para que eso pueda llevarse a cabo. Pero desde el punto de vista teórico, es mejor tener una economía que tiene una sola moneda local y el Central puede servir de prestamista en última instancia y garantizar esa moneda. Lo que sabemos es que los países como los Estados Unidos, Inglaterra y Japón, que tienen su deuda pública en moneda local y tienen su propio Banco Central, no tienen un problema de deuda, no hay crisis de deuda a largo plazo en esos países. Los que tienen su deuda en moneda extranjera, pueden entrar en un problema financiero y es lo que estamos viendo en Europa.

-¿Qué se necesita para validar la confianza?
- Si hay disciplina y credibilidad es mejor tener una economía en moneda local. Tiene que ver con factores históricos también, la gente recuerda que le pesificaron sus ahorros y luego que cayeron en un corralito, o cosas por el estilo; es difícil sacar eso de la memoria.

-¿Pero cuál sería el camino para lograr una pesificación de la economía?
- Para pesificar una economía hay dos alternativas no excluyentes: que la tasa de interés sea suficientemente flexible como para que compense la pérdida de valor de los ahorros en pesos y que las tasa de cambio se revalúe en lugar de devaluarse, como ha pasado en Brasil con el real. Si se revalúa, uno en realidad se escapa de la moneda extranjera y vuelve a la moneda local. Para tener una moneda que se revalúa, se necesitan otras condiciones. Históricamente, las economías dolarizadas o en moneda extranjera se pesificaron por una tasa de interés flexible y en otros casos con la tasa de cambio revaluándose, con la moneda local más fuerte, y eso ha pasado en la historia, ha pasado mucho en la historia en países donde no se podía hacer transacciones con la moneda local y de repente por otras razones la moneda local se fortifica y desaparece el dólar de la economía.

-¿En qué sector es competitiva la Argentina?
- En lo que es alimentos, Argentina puede jugar un rol muy importante y puede sentarse en la mesa grande de la solución de problemas. Y un elemento clave es la productividad, por la ventaja comparativa que tiene en el área de la agroindustria y, sobre todo, en lo que es soja. Por eso, la Argentina puede ser la Arabia Saudita de los alimentos. Así como no se puede discutir de política petrolera a largo plazo y problemas energéticos si no está ese país sentado a la mesa, tampoco se puede hablar de alimentos si no está la Argentina.

-¿Cuál sería el próximo paso para que eso suceda?
- Estamos parados en una situación en la cual si vamos más arriba en la cadena, si avanzamos en la provisión de valor agregado, sobre todo en la soja, allí es donde realmente tenemos la gran ventaja. Porque el 80% de la producción del poroto de soja que se elabora acá va a la cadena del valor agregado y el 20% restante se vende como materia prima. Ese 80% que se elabora, el que en la práctica entra dentro de la cadena de valor agregado, es donde tenemos una ventaja comparativa indiscutible con respecto al resto del mundo. La Argentina es, por mucho, el mayor exportador de harina de soja, de aceite de soja y de biodiesel. Exporta un 50% del total global de harina de soja y se proyecta que llegará al 60% hacia el fin de la década.

-¿Y cuál es su relevancia?
- Estamos elaborando una serie de indicadores que muestran que somos los mayores exportadores de algo que puede solucionar el problema de la alimentación de largo plazo, o, por lo menos, garantizar que no habrá un problema de falta de alimentos a futuro. Estamos produciendo una serie de índices que demuestran que el sector es muy eficiente. Con un tercio de la cantidad de plantas que posee Brasil, la Argentina produce mucho más, tiene el doble de capacidad de procesamiento promedio. Y la capacidad de la mayor planta en la Argentina (un complejo sojero en San Lorenzo, Santa Fe), excede tres o cuatro veces a la mayor del país vecino. El transporte, la molienda y la distribución se hacen con una eficiencia muy alta, lo cual baja los costos.

-¿Cuál es el problema entonces?
- El problema es que ese complejo sojero de valor agregado está trabajando muy por debajo de su capacidad instalada (al 65%), lo cual es un desperdicio. Y eso sucede porque no hay suficiente materia prima, por ese 20% de la producción que se exporta como poroto directo a China, quien luego lo elabora y compite con nosotros en el mercado de la harina de soja. China es un gran cliente, pero, en cierta forma, nos perjudica. Esperamos que el año próximo, con una mayor cosecha, haya posibilidad de una utilización mayor.

-La caída de u$s 110 en el último mes de la soja, ¿afectará al país el año próximo?
- Eso afecta directamente a la exportación del poroto, la materia prima. Eso es lo que cayó. Y en el área de la elaboración también, obviamente, si el precio de la materia prima cae, el producto elaborado también tiene un precio menor, pero no en la misma magnitud. Ahí es donde tenemos muchas más posibilidades de amortiguar las caídas de los precios o las fluctuaciones de los precios y, además, lo importante es seguir arriba en la cadena.

-¿Y qué nivel de inversión se necesita para dar ese salto?
- Un nivel importante, pero eso lo provee el sector privado. La planta de San Lorenzo la construyó un privado, y tiene sus propios ferrocarriles, su propio medio de transporte, porque es rentable. No es un problema de inversión, el problema es si no está la materia prima para poder explotar esa inversión.

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