No es un nuevo programa del Gobierno pero, a juzgar por lo atractivo desde el punto de vista económico que resulta esquiar en La Hoya, podría haberlo sido. Es que este centro de esquí ubicado a 13 kilómetros de Esquel no solo es uno de los cerros con tarifas de medios de elevación más baratas, sino que aumentó sus precios apenas un 8% desde 2011 a la fecha. Y entonces uno puede encontrarse con que un pase diario en plena temporada alta cuesta $ 195 para mayores y $ 150 para menores (casi la mitad que en Chapelco o Catedral). Pero además, las perspectivas del negocio mejoran cuando se sabe que con estos valores se puede acceder a 25 pistas que ocupan 22 kilómetros y a un área de 60 hectáreas esquiables.

Pero lo que define la frontera entre algo que es sencillamente barato y un best value o una compra inteligente es la calidad del producto. Y aquí es donde La Hoya exhibe sus credenciales.

Nieve en polvo durante la mayor parte de la temporada -que a su vez es de las más extensas-; fuera de pista tan cercanos que no hacen falta ni pisa nieves ni helicópteros para disfrutarlos; un parque de nieve de gran tamaño; y un diseño natural que ayuda a la seguridad y a la comodidad, especialmente de las familias.

En la cota de 1650 metros convergen la mayoría de las pistas de todos los niveles, en un punto que reúne a la escuela de esquí y a la principal confitería de la montaña, llamada La Piedra. En apenas unos minutos cualquier padre con aspiraciones de aventura puede reencontrarse con su hijo pequeño en principiantes, aunque también tiene la chance de verlo en vivo en su celular gracias a las cámaras que instalaron los responsables de la escuela de esquí. Por otro lado, no hace falta perder tiempo valioso para ir en busca de un almuerzo gourmet, porque en La Piedra los fuegos están a cargo del chef Daniel Ferrada, responsable de uno de los restaurantes más destacados de la Patagonia.

A todo esto hay que sumar que se renovaron concesiones de los diversos paradores, lo que generó combinaciones más que interesantes, como que el hotel y el restaurante ubicados en la base de la montaña, junto al estacionamiento, sean administrados por la misma compañía que maneja El Refugio del Esquiador, el parador ubicado en la cota de 1850 metros. Así, es posible dejarse llevar por las propuestas de un solo prestador con 20 años de experiencia en proveer servicios en la montaña para la aventura o para el relax antes y después de la nieve. Incluso, cerca de La Hoya, los mismos ofrecen otra posibilidad para disfrutar la nieve: salir a caminar con raquetas en el bosque junto a la hostería Pueblo Alto, un predio ubicado a cinco kilómetros del ingreso al Parque Nacional Los Alerces y a 30 de Esquel. Hay que decir que llegar hasta allí es mucho más sencillo desde que se completó el asfalto de la ruta 72, un camino que serpentea por la montaña y ofrece algunos puntos panorámicos fantásticos. z we