

Los números indican que la mayoría de los argentinos que visitan los Estados Unidos viajan a Miami y New York, en ese orden. Y si uno se pusiera a repasar las ciudades de ese país que más rápido se le vienen a la mente seguramente sumaría a Chicago, San Francisco, Boston, Washington o Los ngeles. A ese grupo vale la pena incorporar a San Diego, la sexta urbe más poblada del país, dueña de playas fantásticas, de un downtown lleno de vida y de una historia llena de riquezas arquitectónicas.
El puerto de San Diego en sí mismo es un sitio para descubrir, lo mismo que la bahía que le da nombre, el parque Balboa, Seaworld, y por supuesto las playas del Pacífico. Todas esas opciones conforman un combo imperdible.
Como ocurre en todas las visitas breves a ciudades grandes, lo difícil es decidir cómo administrar el tiempo. Y como se suele repetir en estas páginas, lo mejor es tomar el pulso del centro a pie.
El downtown
El primer paso debiera darse en el Gaslamp Quarter, una joya recientemente recuperada. Después de un gran trabajo de restauración, este distrito del centro se pobló de oficinas modernas, hoteles de lujo como el Omni, el Marriott o el Manchester Hyatt; restaurantes y cientos de tiendas, y negocios de moda, objetos, arte y cuanto rubro elegante uno pueda imaginar. Cerca de 400 de estos comercios forman parte de una asociación que invierte dinero en mantener la belleza del barrio, al tiempo que trabajan en sostener una identidad. Y vaya si lo logran: el Gaslamp Quartier cuenta con casi 100 edificios de arquitectura histórica perfectamente conservados, que conviven con modernos rascacielos.
De hecho, el propio Omni San Diego Hotel es un ejemplo de esto. Se ubica en el corazón del barrio, justo frente al centro de convenciones. Sus 32 pisos albergan más de 500 habitaciones con vistas a la ciudad y a la bahía, además de una gran terraza con piscina climatizada, jacuzzi y hasta un gran hogar de piedra. Paralelamente, es el único alojamiento conectado con un campo de baseball de las ligas mayores: a través de un skybridge se puede acceder al PETCO Park donde juega el equipo de los Padres.
Además del Omni, otro de los hoteles vecinos al Gaslamp Quarter que merece atención es el San Diego Marriott Hotel & Marina. Como su nombre sugiere, se recuesta sobre la costa, lo que le confiere vistas privilegiadas a sus casi 1400 cuartos y suites. Desde el balcón de la habitación o desde una de las terrazas donde se pueden disfrutar tragos, el atardecer se vuelve una atracción ineludible. Se pueden ver las siluetas de los barcos que surcan las aguas tranquilas de la bahía, o bien invertir el punto de vista y ser uno el que ve la ciudad desde cubierta.
Y no solo en un paseo embarcado común y corriente. Hay empresas, como Next Level Sailing, que desarrollaron servicios más sofisticados. Así uno puede darse el lujo de aprender a navegar en un velero de 80 pies, de la categoría International America's Cup Class (IACC), con sus velámenes que llegan a medir la altura de un edificio de 11 pisos. Por supuesto, también es posible deslizarse plácidamente a bordo de un crucero turístico como los que ofrece desde hace 30 años la compañía Hornblower, mientras un guía va desgranando la historia de la ciudad y señalando los puntos más importantes que se ven en la costanera.
Clásicos de clásicos
El Zoo de San Diego está entre los más prestigiosos del mundo por los ambientes naturales que recrea para albergar a los animales y por desarrollar programas de investigación. Como es un espacio de gran extensión, hay varios servicios para recorrerlo. Con el ticket de ingreso se puede acceder al recorrido guiado en un micro tipo double decker que dura unos 35 minutos y que abarca un 70% del zoológico. Además, todos los sábados y domingos a las 13.00 se ofrece un recorrido en español.
Si en cambio se prefiere usar los micros solo para transporte, hay que buscar las paradas del Autobús Exprés, que permiten subir y bajar en cada una de las cinco paradas alrededor del zoológico. Y en cualquier caso, nadie debiera perderse el Skyfari Aerial Tram que cruza el zoo por encima de las copas de los árboles y entrega vistas fantásticas del parque, sus animales y la colección de plantas, además de los alrededores de Balboa Park.
Más allá de estas dos atracciones típicas, San Diego cuenta con una gran riqueza histórica. Nacida como sede de misiones religiosas hispánicas, la ciudad y sus alrededores guarda testimonios de aquella colonización.
En Old Town, ubicada al noroeste, se pueden ver edificios coloniales restaurados, mezclados con boutiques, restaurantes y clubes nocturnos. La zona fue el centro de la ciudad hasta la década de 1870 y casi un siglo después se convirtió en el Parque Histórico Estatal. Aquí merecen una visita la Misión de San Diego y el Museo Junípero Serra, nombre del fundador de esa misión.
A poca distancia de allí, el Parque de Balboa, a veces mencionado como el Smithsoniano del Oeste, alberga teatros, museos, zoológicos y gran cantidad de edificaciones de estilo colonial. Dentro del parque conviven el Museo de Arte de San Diego, la Aldea Española, el Centro Cultural de la Raza, la Casa de Balboa y el Museo de Historia Natural, entre otros.
Finalmente, ningún viaje a San Diego está completo si no se disfrutan sus playas. Con una temperatura anual promedio de 22 grados, inviernos suaves y veranos atemperados por la brisa del Pacífico, todo el año resulta perfecto para disfrutar de la arena. Las mejores playas son las de la Península Coronado y las de Mission Bay. Dos sitios para hacer un alto y disfrutar de una cara diferente de los Estados Unidos. z we