

Mientras los bancos centrales de los principales mercados emergentes dan batalla para detener el derrumbe de sus monedas ante la sangría de inversiones, países como Brasil, India o Turquía ya empiezan a hablar de fin de ciclo.
Destino predilecto de los inversores globales desde la crisis financiera de 2008, el posible cambio de la política de estímulos monetarios de la Reserva Federal estadounidense puso en evidencia una inesperada fragilidad de estas economías que pocos meses atrás eran consideradas seguras.
Y si bien el cambio de corriente impacta de lleno en el gigante brasileño, también arrastra al resto de las economías de la región. "Con el posible aumento de tasas en los Estados Unidos en el mediano o largo plazo, los capitales comenzaron a salir de los países emergentes y Sudamérica en particular", sostiene Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de Ecolatina. Y agrega: "La reversión de los flujos financieros presionó a la baja a las principales monedas de la región".
Según datos de esta consultora, en lo que va del año el peso chileno acumula una desvalorización de 7%, el sol peruano de 9% y el peso colombiano de 5%.
Por su parte, la Argentina presenta una pérdida de valor superior a dichos países, con 14,4%, aunque todavía se sitúa por debajo del promedio de la región.