Una devaluación como medida aislada aceleraría aún más la inflación

El ex director de la Cepal en la Argentina, Bernardo Kosacoff, dice que la suba de precios se combate con una mejora en la capacidad de la oferta. Y asegura: "Es un falso dilema asociar un programa antiinflacionario con la recesión".

El economista Bernardo Kosacoff apunta al desarrollo productivo de la Argentina, a generar el camino que conduzca al país hacia la sociedad del conocimiento. Y para eso, advierte que no se debe perder de vista al principal socio comercial del país. "Brasil tiene el mismo desafío de la economía argentina, que es cómo aumenta sus elementos de competitividad-no precio: la productividad, la innovación la calidad de los recursos humanos, de los proveedores", enumera el director académico del Centro Empresa, Competitividad y Desarrollo (CECyD), ITBA-UdeSA.
En una entrevista con El Cronista We, el ex director de la oficina local de la Cepal (2002-2010) también asegura que la Argentina necesita tres o cuatro puntos adicionales de inversión, pero que deben apuntar a sectores con mayor capacidad de generar riqueza. "La excesiva colocación de inversiones en sectores como la construcción tiene un ciclo corto, y posee una menor capacidad de generar empleo".

l Los industriales se quejan por la pérdida de competitividad a raíz de la inflación. ¿Qué se puede hacer por la competitividad en el país?
- Hoy la Argentina tiene un dilema muy fuerte, que es ganar competitividad-no precio y cómo los sectores productivos entran en una capacidad mayor de generar riquezas. Hay que acelerar la tasa de inversión, calificar más los recursos humanos, gastar más en investigación y desarrollo, recomponer las cadenas productivas, y encontrar una estrategia en común entre el sector privado y el público.
l Esta semana Brasil anunció la aplicación de excenciones a su industria por u$s 16.000 millones. ¿Se verá afectada la Argentina con esta decisión?
- Los industriales argentinos deberían estar contentos con esta noticia, porque las señales son muy parecidas a las que necesitan los sectores productivos del país. Brasil tiene el mismo desafío de la economía argentina, que es cómo aumenta sus elementos de competitividad-no precio: la productividad, la innovación la calidad de los recursos humanos, de los proveedores. Estamos con capacidad plena de producción, la masa salarial y el mercado doméstico es el doble de lo que era hace cinco años y una recuperación significativa de los niveles de empleo y actividad. Pero esto hay que sostenerlo en el tiempo.
l ¿El anuncio brasileño puede derivar en un pedido similar de los industriales argentinos al Gobierno?
- Está poniendo la agenda del futuro. No es un programa de metas objetivos, sino instrumentos concretos. Se han puesto u$s 16.000 millones, y les dan un papel activo al Banco Nacional de Desarrollo, y el eje más interesante es el vínculo entre los programas de financiamiento y el proceso de innovación y de calificación de recursos humanos.
l ¿La Argentina tiene la cintura económica para llevar a cabo este tipo de medidas?
- Son ejercicios colectivos. El conjunto de la sociedad tiene que estar de acuerdo en que éste es el camino que tiene que seguir un país para transitar hacia la sociedad del conocimiento. Tenemos que generar más riqueza, y distribuirla mejor que en el pasado. Simultáneamente, el desafío es pasar de esquemas de producción excesivamente primarizados. Los commodities son muy importantes, pero tenemos que ponerle más valor agregado, que puedan generar empleos formales, que es uno de los activos que tenemos. La Argentina tiene una de las pirámides poblacionales más jóvenes del mundo. Cuando uno ve que el 17% de los chicos entre 15 y 24 años no estudian y no trabajan, desde el punto de vista de la eficiencia productiva y de la equidad, estamos cometiendo errores que tenemos que revertir de forma inmediata.
l La presidente Cristina Kirchner dijo que "no se trata de enfriar la economía, sino de recalentar la inversión". ¿El país está haciendo sus deberes en la materia?
- Estamos en una transición donde la inversión está planteada, pero queda mucho trecho por recorrer. Ahí uno puede ver la mitad del vaso lleno o la mitad del vaso vacío. Hoy estamos con un nivel de inversión cercano al 22% del PBI, el doble de lo que había a la salida de la convertibilidad, y sin este aumento no hubiéramos tenido el proceso de recuperación que tuvimos. Pero hacen falta tres o cuatro puntos adicionales de la inversión. Es dinero que la Argentina tiene, son u$s 15.000 millones, pero recordemos que en cuatro años se fueron u$s 65.000 millones.
l ¿Adónde deberían apuntar esas inversiones?
- El problema no es que venga poca inversión extranjera, como en 2010, que entraron menos de u$s 6000 millones, sino que vienen a adquirir posiciones de mercado existentes. Que se compren un banco o una petrolera no es generación de nueva riqueza. Hay que apuntar a las máquinas, equipos, infraestructura, sectores que tengan capacidad de desarrollar riqueza. Las inversiones fueron importantes, pero fueron de las pymes, mucho de construcción, y la inversión pública complementó, pero lo que estamos invirtiendo en términos de nueva capacidad productiva no es suficiente para sostener el crecimiento del país. La excesiva colocación de inversiones en construcciones tiene un ciclo corto, y una menor capacidad de generar empleo.
l De la mano de la competitividad, otra de las quejas es la suba de precios. ¿Cómo se puede bajar la inflación?
- La inflación complica por todas partes. Complica más a los pobres, las decisiones de inversión se postergan, hace difícil establecer relaciones contractuales. Y crea otro problema para las unidades pequeñas, porque se ven enfrentadas a costos crecientes que no los pueden distribuir en sus pequeñas producciones. Así, la inflación deriva en procesos de concentración. En este sentido, la Argentina tiene como de-safío desacelerar la tasa inflacionaria.
l ¿Hay instrumentos para hacerlo?
- No es correcto asociar un programa antiinflacionario con una idea recesiva del pasado, ése es un falso dilema que se plantea. Cuando uno ve la canasta familiar, la carne, el trigo y la energía son los principales componentes. Entonces hay que pensar cómo se mejora la capacidad de oferta en esos componentes, y cómo se desacopla ese crecimiento de los precios en los productos para los sectores más pobres. A la inflación no se la mata de un solo tiro, pero existen márgenes.
l ¿Por cuánto tiempo se puede mantener un dólar planchado con una inflación del 25 al 30% anual?
- No se sabe cuál es la inflación, pero si se devalúa el tipo de cambio como una medida aislada, los efectos serán de corto plazo. Se va a generar una aceleración aún mayor del proceso inflacionario y un pass-through de esa devaluación. Los instrumentos de política económica que hay que usar son más complejos, pero la macroeconomía, la microeconomía y el escenario internacional nos dan una oportunidad. Las luces amarillas no requieren de ninguna crisis, maxi devaluación o hiperinflación para resolverlas. Eso significaría excluir aún más a los sectores más humildes, que hicieron el esfuerzo patriótico de permitirnos la recuperación de las crisis que tuvimos en el pasado. z we
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