"Hubiera sido más fácil desdoblar el mercado cambiario que implementar el Cedin"

Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad y candidato a diputado, afirma que el proceso inflacionario podría revertirse si se aprobaran otros impuestos para financiar el gasto público.

En sus tiempos libres, el presidente del Banco Ciudad y ahora también candidato a diputado por el PRO, Federico Sturzenegger, despunta su vicio por la escritura. Recientemente, presentó su séptimo libro, Yo no me quiero ir, un ensayo de economía cuyo título (idea, aclara, de su mujer) hace guiño a la desafortunada frase pronunciada por el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, tras sentirse incómodo por las preguntas sobre la inflación que le hacía una periodista griega.

l No se quiere ir. ¿Qué quiere? - Lo que hice siempre: trabajar duro y honestamente. Me tocó hacerlo en el Banco Ciudad y creo que tomamos una institución aislada de la gente y la volcamos a ayudar a los vecinos con créditos hipotecarios y Pymes. Por eso me dio bronca cuando Diana Conti propuso una ley para pasarle estos recursos al Banco Nación que, se sabe, no financia a la gente sino al Gobierno. Ahí le dije a Macri: Quiero ir al Congreso para luchar, para que las leyes sean para construir y no para destruir.

l Uno de los subcapítulos es Cuándo se jodió la Argentina. ¿Tan mal la ve?
- La Argentina anduvo muy bien hasta el 75 y desde 1990. Sólo tuvo una caída muy fuerte entre el 75 y el 90. Ese desastre económico se combinó con la recuperación democrática. La conclusión es que no sólo la Argentina no está jodida, sino que en general no lo estuvo. Hay que entender qué pasó en lo económico entre el 75 y el90, porque el Gobierno nos está llevando a algo muy parecido.

l ¿Qué oportunidades presenta la economía argentina?
- En el libro cuento sobre la revolución agrícola, el desarrollo de las industrias del software y del vino, el potencial de nuestra gente. El crecimiento lo hace la gente. Es cuestión de darle libertad y la economía florecerá sola.

l Tanto el vino como el software son industrias afectadas por el tipo de cambio, perdiendo mercados de exportación...
-Países como Alemania o Japón arrancan su desarrollo con un tipo de cambio muy competitivo, pero después hay que sostenerlo con inversión y aumento de productividad, con un salario real, creciente y sostenido. Vas generando una reconversión donde te vas moviendo a productos cada vez más sofisticados. La industria del vino lo logró: arrancó con vinos de baja calidad y tuvo una reconversión tecnológica hacia alta calidad. Ese proceso tiene que ser acompañado por reglas estables, incentivos a la innovación, acceso al mercado de capitales, local e internacional, un sector financiero que crezca para canalizar el ahorro. En la Argentina, esto, que permitiría sostenerte en un contexto de atraso cambiario, no se está dando. El tipo de cambio atrasado mata las exportaciones. Las industrias del software y de los call centers están tremendamente castigadas.

l ¿Cuáles son las tuercas que ameritan ajuste?
- El dilema no es Estado chico o grande sino un Estado que dé respuestas a la gente. Comparo el crecimiento de la Argentina de los últimos 20 años con el de España en los 20 años posteriores a que se incorporara a la Unión Europea. La Argentina creció más. Lo que falló es que no se crearon bienes públicos de calidad: educación, seguridad e infraestructura. Ahí reside el talón de Aquiles y la gran oportunidad del país. Si mejoramos la calidad de los bienes públicos, incluyendo la infraestructura, el país mejorará.

l ¿Por qué la palabra devaluación asusta tanto?
- La devaluación es la consecuencia de malas políticas, es reconocer el fracaso de que el país no puede crecer a partir de estimular la inversión y generar un boom de exportaciones por aumentos de productividad. No hacerse cargo conlleva a un atraso cambiario que destruye empleos. El Gobierno se dio cuenta este año de la trampa a la cual estaba llevando a la economía y aceleró la tasa de devaluación.

l ¿Cómo se puede revertir el proceso inflacionario?
- La inflación es un impuesto que produce la emisión monetaria. Para eliminarla, el Gobierno debe sustituir ese impuesto, muy regresivo por cierto, por otros impuestos. Tiene que dar la cara y explicarle a la sociedad en qué gasta, y convencer al Congreso de subir los impuestos necesarios para sostener ese gasto. Una vez que lo haga y la emisión caiga, en un par de meses no tenés más inflación.

l ¿Qué tipo de impuestos?
- Prefiero que eso sea el propio Gobierno quien lo presente. La inflación es un tema fiscal porque recauda intentando que la gente no se dé cuenta con la emisión. El Gobierno, que presente el impuesto que quiera, se discutirá en el Congreso. Los países financian su gasto con impuestos. Si financiás tus gastos con impuestos, no vas a tener inflación. Todos los países lo resuelven así.

l Pero hablar de más impuestos tampoco suena alentador.
-La inflación es un impuesto muy perjudicial para la actividad económica, que genera daños colaterales, que pagamos todos. No hay ajuste al bajar la inflación. Es cambiar un impuesto por otro. Así como cuando decís que bajar el impuesto a las ganancias es expansivo. Recordemos cuando la Presidenta dijo démosle a los consumidores $ 8000 millones. Si les devolvés $ 50.000 millones de impuesto inflacionario, imaginate lo expansivo que va a ser.

l Hay deudas con la Educación y Salud ¿es posible disminuir el gasto público?
-El objetivo no es disminuirlo, sino mejorarlo. Para ello, hay que poner más recursos. La Argentina gasta el triple en Educación que hace 20 años y los resultados son peores.

l ¿Lo sorprendió la exposición que tomó cuando dijo que había un atrasado cambiario de entre un 30% y un 40%?
-Sí. Me parece que el Gobierno tomó conciencia de eso y está tratando de evitar un mayor atraso. Pero me sorprendió porque el Gobierno devalúa el tipo de cambio casi todos los días. Y me pareció una reacción casi inconsistente con la política del Gobierno.

l ¿Cómo ve el futuro del dólar?
-Depende de la emisión. Desde los 80, la cantidad de dinero, precios y tipo de cambio subieron más o menos unas 45.000 millones de veces. Si emitís, habrá inflación y el tipo de cambio por necesidad acompañará. Los pronósticos de emisión para el segundo semestre no son auspiciosos.

l ¿Cuáles fueron las políticas económicas más acertadas de los últimos 10 años?
- La Asignación Universal por Hijo (AUH), el aumento de la cobertura previsional, el desendeudamiento, incluso si es con reservas, y el tener una Corte Suprema de Justicia de calidad. Hay logros, como el matrimonio igualitario, que son inspiradores, pero eso excede lo económico.

l ¿ Y las más desacertadas?
- La inflación, la mentira del Indec que aisló a la Argentina de los mercados internacionales cuando el financiamiento es el más barato de los últimos 50 años, todos los cepos y trabas a la producción, que han destruido la capacidad productiva. La política energética, que se ha comido los recursos. El ataque a la Justicia, que eleva el riesgo institucional a la máxima potencia. La estatización de Aerolíneas es otro desastre que le impone una carga a los contribuyentes para sostener una firma que atiende a los ricos. La estatización de YPF no ayudó a resolver el tema energético.

l ¿Qué impacto pueden tener los Cedines en la economía?
- Cedines por blanqueo entrarán pocos y no reactivarán el mercado inmobiliario. El problema es la falta de precio, no de dólares. Lo que puede haber son empresas con tenencia de dólares que, si los cambian a Cedines, pueden tomar como una ganancia en su contabilidad la brecha cambiaria. Creo que habrá muchas firmas con ganas de hacerlo. Es una legalización del paralelo. Aunque hubiera sido más fácil desdoblar el mercado cambiario.

l ¿Qué observaciones hace sobre las políticas sociales?
- La política social combina el cielo con el infierno. La AUH es un gran programa. Es mejorable, para que no genere un desincentivo a conseguir empleo formal. Pero es un activo ue tiene la sociedad. El infierno son otros programas que son muy clientelares, que atrapan a la gente en la pobreza. Hay modos de gastar esos recursos, con el mismo fin, de manera más efectiva. z wen Título: Yo no me quiero ir.
n Autor: Federico Sturzenegger
n Editorial: Planeta
n Páginas: 336
n Primera edición: junio

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