La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, defendió con énfasis la política económica de su gobierno y dijo que su evaluación sobre la economía no es optimista, sino realista, durante una entrevista que promovió el lunes el diario Folha de S. Paulo UOL, SBT y la radio Jovem Pan.

La mandataria indicó que existe un juego de pesimismo inadmisible en el sector, como frente al Mundial de Fútbol, atribuyó el crecimiento lento a la crisis internacional y reafirmó que la inflación está controlada. Se negó a anticipar los nombres de quienes compondrían su equipo económico en un eventual segundo mandato, si vence las elecciones presidenciales de octubre. Soy supersticiosa, remató al respecto.

Consultada acerca de la sustitución -o mantenimiento-de Guido Mantega al frente del ministerio de Economía y Alexandre Tombini como cabeza del Banco Central (BC), Dilma recordó el episodio en el cual el ex presidente Fernando Henrique Cardoso se sentó en la silla de alcalde de San Pablo antes de la elección de 1985, y después perdió frente a Jânio Quadros.

La presidenta afirmó que utilizan dos pesos y dos medidas para juzgar lo que hace su gobierno para combatir la suba de los precios. La inflación no está descontrolada y se mantendrá dentro de la franja, puntualizó.

Te aseguro que, considerando la inflación anualizada, estará por debajo del límite superior de la meta, agregó. Al ser advertida de que la inflación superó el techo de la meta, se rectificó y dijo que está 0,02% por encima del techo, pero en trayectoria descendente.

La mandataria señaló que los países desarrollados atraviesan una modestísima recuperación, citando a Estados Unidos, Japón, China e India. Al contrario, observó que Brasil mantiene una tasa de crecimiento superior al promedio internacional y enfrenta con mucho coraje la más grave crisis económica que pasó el mundo desde 2008.

En este punto, Dilma reconoció que hubo un error de evaluación al ser consultada si el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva se había equivocado al minimizar esa crisis. Todos nos equivocamos porque no teníamos idea del grado de descontrol del sistema financiero internacional.

Dilma volvió a afirmar que no se concretó la tempestad perfecta anunciada el año pasado. Citó como escudos de protección brasileños a las reservas internacionales que rondan los u$s 380.000 millones, la política monetaria activa del BC y el proceso positivo en relación al mercado.

Al conversar sobre el episodio del Santander -que envió a sus clientes un comunicado advirtiendo que el ascenso de Dilma en las encuestas afectaba negativamente la economía-, la presidenta afirmó que se trataba de una especulación contra Brasil. Creo que es muy peligroso especular en situaciones electorales, creo que es inadmisible para cualquier país, principalmente para la séptima economía del mundo, aceptar cualquier nivel de interferencia de cualquier integrante del sistema financiero de forma institucional en la actividad electoral y política.

Dilma advirtió que tendrá una actitud bastante clara en relación al banco, pero no anticipó que medida tomará. Clasificó el pedido de disculpas del banco como un procedimiento protocolar y dijo que buscará una brecha en su agenda para reunirse con el CEO de la institución.

La presidenta apuesta al horario electoral en los medios para crecer en las encuestas. No hay grado de conocimiento razonable sobre todo lo que hizo el gobierno federal, creo en la capacidad de colocar las cosas en claro.

Relativizó el efecto que tendrá en la campaña electoral la polémica sobre la compra de la refinería de Pasadena por parte de Petrobras, al señalar que el episodio muestra que ella siempre tuvo una conducta decente en los cargos públicos, considerando que el Tribunal de Cuentas del Estado la eximió de cualquier responsabilidad en ese asunto.