

La decisión de la agencia de calificación de riesgo Moodys de bajar la nota de Petrobras de A3 a Baa1 demostró que la luna de miel de la presidenta de la estatal, Graça Foster, con el mercado podría estar terminando y habría llegado la hora de que el accionista controlador haga su parte.
Desde que asumió, la ejecutiva intentó aumentar la disciplina financiera de la compañía petrolera, reducir costos, mientras colocaba en pie un ambicioso programa para aumentar la producción.
El gobierno está desempeñando un papel más importante de supervisión en la dirección estratégica de Petrobras y de desarrollo offshore, y está promoviendo (reglas que fuerzan la adquisición de) el contenido local y otras iniciativas que tendrán impacto sobre su programa de desarrollo. Las estrategias de financiamiento de Petrobras incluyen fuertes lazos con el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), que está vinculado como accionista de Sete Brasil, nueva entidad encargada de supervisar la evolución con respecto a las sondas de perforación offshore que tendrán contratos con Petrobras, dijo Moodys.
El informe no está firmado por ningún analista, excepto una frase atribuida al vicepresidente senior, Thomas Coleman, que revela estimaciones acerca de un proceso constante para apalancar la estatal, con un posible descenso recién a partir de 2015.
Petrobras enfrenta un control de precios de los combustibles que sacrifica sus ingresos, al mismo tiempo que sufrió un revés con la desvalorización del real que derivó en un aumento de la deuda en dólar de u$s 16.000 millones (u$s 8.300 millones líquidos) en el primer semestre de este año.
Lo positivo fue la estabilización del cambio en los meses siguientes. Pero la calificadora de riego proyecta un nuevo aumento de la deuda en 2014, lo que se sumará a movimientos de caja negativos en los próximos dos años.
Moodys atribuye el deterioro de la nota al constante incremento financiero para apalancar a la estatal y a la expectativa de movimiento de caja negativo sin freno en las inversiones.
Según el criterio que considera la deuda líquida dividida por el Ebitda anualizado en los últimos doce meses, el apalancamiento es 2,9 veces (el indicador de 2,57 veces reportado por la empresa considera el semestre anualizado). El indicador medido por la deuda líquida/capital líquido estaba en 34% en el segundo trimestre, próximo del límite de 35%.
De acuerdo al criterio de Moodys para la deuda total bruta versus el Ebitda, el índice es hoy 3,8 veces. Si supera las 4 veces, junto a un fracaso en el cumplimiento de metas de producción, la calificadora destaca que podría rebajar nuevamente el rating de la estatal.
Con el mayor programa de inversiones entre sus pares, los gastos de Petrobras en 2013 podrían casi duplicar el movimiento de caja generado internamente.
La deuda total de la compañía aumentó en el primer semestre de este año u$s 16.300 millones, o u$s 8.300 millones por la cantidad líquida de caja y títulos negociables, y deberá crecer nuevamente en 2014, en base a una perspectiva negativa para el flujo de caja a lo largo del próximo año y de 2015.