Con un crecimiento de prácticamente cero en el tercer trimestre y como máximo de 0,5% en el cuarto trimestre del año, el Producto Bruto Interno (PBI) de Brasil aumentará más cerca de 3% que de 3,5% en 2011. Pero el ministerio de Hacienda tiene la decisión de que suba a 4%, incluso 5% en 2012.

La presidenta Dilma Rousseff quiere que sea, en la peor de las hipótesis, superior al de este año. La mandataria está muy preocupada con las proyecciones que llegaron al Palacio do Planalto acerca de que la economía podría expandirse apenas 2,8% en el próximo calendario.

Rousseff considera muy importante el crecimiento económico y no aceptaría presentar como resultado del primer año de su mandato la reducción del PBI del 7,5% (avance de 2010) a 3% y, en el segundo año, una tasa mediocre.

Con ese objetivo, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, divulgó ayer una serie de medidas de estímulo, anticipando lo que debía anunciarse la semana próxima, cuando saldrán los datos del producto interno del tercer trimestre.

Los indicadores del nivel de actividad en octubre y noviembre no fueron buenos. El gobierno espera ahora que la reducción del Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF) sobre el crédito al consumo de 3% a 2,5% y los incentivos fiscales para la producción de bienes durables (línea blanca), asociados a la caída de 150 puntos base en la tasa básica de interés (Selic), inyecten un nuevo ánimo a este final de año y, sobre todo, al comienzo de 2012.

La desgravación de los productos de línea blanca dará una pequeña contribución a la inflación de diciembre -algo en torno a 0,1 punto porcentual-y pretende evitar que la industria de San Pablo cese personal entre enero y febrero. A pesar de pequeña, se trata de una colaboración que puede hacer la diferencia en la inflación de final de año.

La preocupación de economistas y analistas de mercado acerca de si el gobierno no está yendo demasiado rápido con los estímulos monetarios, de créditos y fiscales en perjuicio de la meta de inflación, no está en la cabeza de los técnicos oficiales. El Banco Central (BC) continúa asegurando que la inflación convergirá hacia la meta de 4,5% en 2012. Otros asesores prefieren mirar en algo por debajo de 5%.

Las mismas fuentes sostienen que Hacienda y el BC están afinados tanto en el mérito de las medidas anunciadas ayer como en su cronograma. El hecho es que cuánto más Mantega apela a medidas de incentivo fiscal, menos espacio deja para la caída de los intereses. Sin embargo, ese sería un dilema inexistente, en la medida que todo se estaría calibrando bien, aseguran las fuentes.

Lo que estamos haciendo es apenas un ajuste fino, comentó un graduado asesor del área económica, que recordó que la caída de los intereses este año, por ejemplo solo producirá efectos en la economía en el segundo semestre de 2012.

El efecto de la baja del IOF de 3% a 2,5% en las operaciones de crédito al consumo será muy modesto, según estimaciones de economistas del gobierno. En una prestación de cerca de R$ 670 de un financiamiento de 40 meses, la reducción del valor de la mensualidad sería de aproximadamente R$ 3.

Con el recalentamiento esperado para los primeros meses de 2012, el comportamiento de la inflación doméstica dependerá del desempeño de los precios de las commodities.

Según analistas privados, una reproducción diaria del ndice de Commodities medido por el BC (IC-Br) muestra que los precios de las principales commodities aumentaron el mes pasado, después de la caída de 3,29% en octubre, en relación a septiembre. Por eso, no es cierto que los precios en reales van a caer.