Oi, el gigante de telefonía de Brasil, recibe aire al fusionarse con Portugal Telecom

El sueño de una supertele nacional que también actué como una multinacional brasileña de telecomunicaciones terminó la semana pasada de concretarse con el anuncio de la fusión entre Portugal Telecom y Oi.
De la unión surgirá CorpCo, que integrará los activos de ambos grupos, pero bajo control de los socios portugueses. Portugal Telecom entra con sus líneas de negocios de telefonía fija, móvil, banda ancha y TV por cable, presentes en el mercado portugués y en Angola, a través de Unitel, en Namibia (MTC), Cabo Verde (CVT), Sao Tomé y Príncipe (CST) y en Timor Este (Timor Telecom).
La operación dará luz a una compañía con ingresos anuales por R$ 37.500 millones, inferior a la deuda líquida de R$ 45.600 millones. Las inversiones sumadas alcanzan R$ 8.600 millones y la dote incluye 100,25 millones de clientes residenciales y empresariales de todas las líneas de servicios. Del total, 74,75 millones son suscriptores de Oi.
Para abrir el camino a una súpertele nacional, el gobierno brasileño apeló a varios recursos, inclusive a alteraciones en el Plan General de Telecomunicaciones (LGT), en 2008, lo que facilitó la unión entre Brasil Telecom y Telemar, que dio origen a Oi. Ahora entra en escena la mayor empresa de telecomunicaciones de lengua portuguesa.
Fuentes del gobierno brasileño minimizaron, los últimos días, la posibilidad de que Brasil se quede sin operadora nacional. Lo importante era salvar a Oi e impedir que otro operador brasileño buscara comprarla, lo que hubiera aumentado la concentración de mercado, afirmó un consejero de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel).
La fusión era de las más esperadas en el área de telecomunicaciones. La expectativa ganó fuerza desde que ingresó Zeinal Bava, presidente de Portugal Telecom, en el comando d Oi, en junio. Como el acuerdo incluye una capitalización de al menos R$ 7.000 millones, Portugal Telecom ganará más poder en Oi, lo que abre espacio para la salida de los dos principales grupos accionistas, Jereissati (La Fonte) y Andrade Gutierrez, además de la dilución de los fondos de pensión y del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) en el capital de la operadora.
A partir de ahora, el desafío de Portugal Telecom es promover un shock de gestión en Oi, según expertos del sector consultados por Valor. Actualizar la base tecnológica de la operadora, mejorar los procesos administrativos y las operaciones en red son los principales puntos en esa tarea.
Hasta ahora, Oi era controlada mayoritariamente por socios que no formaban parte del sector de telecomunicaciones, dijo el economista Arthur Barrinuevo, profesor de la Fundación Getulio Vargas (FGV). Portugal Telecom gana más poder dentro de Oi, lo que podrá tornar a la empresa más ágil a la hora de tomar decisiones, agregó.
Según expertos, Oi tiene problemas operativos, relacionados con el equipo de servicio de campo, por ejemplo. Cuando el cliente llama pidiendo un servicio de TV por suscripción termina recibiendo banda ancha, dijo un especialista.
Por otro lado, es necesario modernizar la infraestructura de la operadora. Oi tiene la red de fibra óptica más extensa del país (recorre 230.000 km), pero se enfoca en el mercado corporativo y no llega a la casa de cliente, dijo Renato Pasquini, consultor de Frost & Sullivan. En ese sentido, la empresa se ubica detrás de grandes operadoras que ofrecen el servicio a nivel nacional, como Net.
En Europa, Portugal Telecom se tornó una referencia con la avanzada red de fibra óptica que ofrece banda ancha y TV paga. Los portugueses ofrecen aplicativos en la red de TV, algo que Telefónica comienza ahora a ofrecer en Brasil, dijo Pasquini. El paquete Meo es ejemplo de sinergia, porque agrega banda ancha, TV por suscripción, línea fija y móvil.
En el mercado de celulares, Oi es la cuarta operadora, con el 18,64% de participación, después de Vivo (28,7%), TIM (27,2%) y Claro (25%). La distancia es muy grande con respecto a los demás competidores, dijo Barrinuevo. En este momento de madurez de la telefonía móvil, es difícil pensar en una ganancia significativa de market share, afirmó.

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