

Una niña de dos años y ocho meses fue proclamada como la nueva Kumari, la diosa viviente que une a hinduistas y budistas en Nepal. Se trata de Aryatara Shakya, quien fue llevada por su familia hasta el Kumari Ghar, el templo-palacio donde residirá y será honrada.
De acuerdo con el censo de 2021, Nepal cuenta con más de 23,6 millones de hinduistas y 2,4 millones de budistas. Ambos grupos reconocen a la Kumari, lo que suma a más de 26 millones de personas que participan en su veneración.
¿Quién es la nueva diosa Kumari y por qué la veneran millones de personas?
Aryatara Shakya fue elegida tras un riguroso proceso que solo admite niñas del clan Shakya de la comunidad Newar en el valle de Katmandú. Para convertirse en Kumari, la candidata debe cumplir requisitos estrictos:
- Tener piel, ojos, cabello y dientes sin imperfecciones.
- No mostrar miedo a la oscuridad.
- Poseer rasgos considerados de perfección física y espiritual.
La pequeña reemplaza a Trishna Shakya, quien había sido Kumari desde 2017 y dejó el cargo al llegar a la pubertad. Con este cambio, la nueva diosa se convierte en el epicentro de devoción para hinduistas y budistas de Nepal, que juntos suman más de 26 millones de creyentes que la consideran una encarnación viva de la divinidad.

¿Cómo vive una diosa Kumari y qué simboliza para Nepal?
La vida de una Kumari es estricta: reside en el palacio-templo, tiene acceso limitado al exterior y participa en festivales religiosos como Indra Jatra o Dashain, donde es trasladada en procesiones multitudinarias.
Durante esas celebraciones, los devotos llegan a tocar sus pies con la frente en señal de respeto y a pedir bendiciones.
La tradición es exclusiva de Nepal. Para los budistas Newar, la Kumari representa a Vajradevi, la deidad femenina suprema; para los hinduistas encarna a Taleju, una versión de Durga, la gran diosa madre asociada con la protección, la fuerza y la victoria sobre el mal. Esa unión simbólica la convierte en la figura más deseada y sagrada de ambas religiones.
Responsabilidades de la diosa Kumari
- Bendecir a devotos y líderes, incluido el presidente del país.
- Participar en festivales como Tihar (Diwali) y otras ceremonias religiosas.
- Mantener el símbolo de pureza que representa la victoria del bien sobre el mal.
Pese a la reclusión, las Kumari actuales reciben educación con tutores privados y hasta cuentan con acceso a televisión. Al retirarse, el Estado les otorga una pensión mensual, aunque muchas enfrentan dificultades para reintegrarse a la vida común debido a las creencias populares y la magnitud de su rol divino.


