

Este 21 de abril de 2025 el mundo entero se ha visto sacudido por la noticia de que murió el Papa Francisco. Esto provocó una ola de reacciones en todo el planeta, se sea católico o no. Más allá de su figura como sumo pontífice, su muerte deja una marca cargada de simbolismo para el Vaticano, y es que hay una milagrosa coincidencia con la muerte de Juan Pablo II que pocos conocen.
Lamuerte del Papa Franciscoocurrió en una fecha sorprendentemente cercana a la muerte del Papa Juan Pablo II en 2005. Ambos pontífices murieron en el marco de la Pascua, una de las fechas más importantes en la tradición cristiana, lo que ha despertado una fuerte reflexión espiritual entre los fieles.
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La coincidencia que pocos conocen: la muerte de Juan Pablo II y la muerte del Papa Francisco
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, el sábado previo al Domingo de la Divina Misericordia, una celebración que él mismo instauró desde el Vaticano y que tiene lugar justo después del Domingo de Pascua. Su muerte se dio en medio de la vigilia mundial de oración para la Iglesia Católica.
Veinte años después, el Papa Francisco muere el 21 de abril de 2025, apenas un día después del Domingo de Pascua. Este detalle no pasa desapercibido entre quienes ven en este tipo de hechos algo más que una simple coincidencia.
La cercanía entre ambas fechas de fallecimiento de ambos líderes de la iglesia católica ha sido interpretada como una señal que muchos consideran profundamente simbólica. Para los católicos, la Pascua es el corazón de la fe porque es la celebración de la resurrección de Cristo.

Por eso, para los fieles, que dos figuras líderes de la iglesia católica como Juan Pablo II y Francisco hayan muerto tan cerca de esa fecha sagrada ha hecho que esta milagrosa coincidencia cobre aún más fuerza.
La última aparición del Papa Francisco en la misa de Pascua de este domingo en el Vaticano
La última vez que se vio al sumo pontífice Francisco en público fue el 20 de abril, durante la misa del Domingo de Pascua. A pesar de su salud frágil, apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, en silla de ruedas, sin asistencia de oxígeno.
Allí, ellíder de la iglesia católica ofreció la tradicional bendición Urbi et Orbi. Fue un momento de profunda emoción ante más de 35 mil personas presentes en la plaza del Vaticano.
En su mensaje, el Papa argentino no se guardó nada: hizo un fuerte llamado a la libertad religiosa, pidió por los más necesitados y por quienes sufren las consecuencias de los conflictos armados.
Entre sus palabras, destacó un mensaje que hoy resuena con aún más fuerza:
- "No puede haber paz sin libertad de religión, de pensamiento y de expresión."
- "Estas son las verdaderas armas de la paz."
- "Que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se ayude a los que tienen hambre."

Además, en medio de su agenda reducida, el Papa también mostró una vez más su preocupación por los adultos mayores. Francisco solía recordar que los ancianos no son "desechables" y que su sabiduría es un tesoro que la sociedad moderna no puede permitirse ignorar.
Pese al evidente deterioro de su salud, Francisco no dejó de lado su compromiso pastoral ni en sus últimos días. Durante una Semana Santa marcada por su fragilidad física, se hizo presente en la prisión de Regina Coeli (Roma, Italia), fiel a su costumbre de acercarse a los "los últimos" y "olvidados".


