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El sistema migratorio de Estados Unidos podría estar frente a uno de sus cambios tecnológicos más profundos de las últimas décadas. Autoridades federales analizan endurecer los métodos de verificación de identidad mediante la incorporación de pruebas de ADN y una ampliación sin precedentes del uso de datos biométricos avanzados en trámites migratorios.
La propuesta, aún en etapa de evaluación, busca cerrar brechas de fraude vinculadas a identidad, documentos falsificados y relaciones familiares simuladas. Sin embargo, el alcance de la iniciativa ya genera inquietud entre expertos legales y organizaciones civiles por sus posibles implicaciones en privacidad, derechos humanos y vigilancia estatal.
Trump propone un sistema más tecnológico y con menos errores
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) trabaja en un modelo de verificación más robusto, apoyado en herramientas tecnológicas que permitan confirmar identidades con mayor precisión. En este esquema, las pruebas de ADN se utilizarían de forma selectiva, principalmente en casos donde existan dudas documentales o sea indispensable validar vínculos biológicos.

Entre los procesos que podrían verse afectados se encuentran:
- Peticiones familiares I-130
- Adopciones internacionales
- Solicitudes con antecedentes de fraude o inconsistencias
El objetivo oficial es modernizar el sistema migratorio y reducir errores que hoy ralentizan o distorsionan las decisiones administrativas.
Pruebas de ADN: ¿en qué casos?
Uno de los puntos clave del plan es que las pruebas genéticas no serían universales. Su aplicación quedaría limitada a escenarios específicos donde la evidencia tradicional no resulte suficiente. Actualmente, estas pruebas ya existen dentro del sistema, pero su uso es marginal y poco frecuente.
Con la nueva estrategia, el gobierno considera que el ADN podría convertirse en una herramienta recurrente de respaldo, permitiendo confirmar lazos familiares con mayor rapidez y menor margen de manipulación.
¿Qué datos exigirá el nuevo sistema migratorio?
Hoy, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) recopila datos básicos como huellas digitales, fotografía y firma. La propuesta en análisis va mucho más allá e incluye tecnologías como:
- Reconocimiento facial avanzado
- Escaneo de iris
- Identificación por voz
- Análisis de patrones de movimiento
Estas herramientas ya se utilizan en sistemas de seguridad internacional y podrían integrarse a visas, residencias permanentes y beneficios humanitarios, marcando un cambio radical en la forma de evaluar solicitudes.
Preocupación por privacidad y uso de datos sensibles
El avance tecnológico no llega sin cuestionamientos. Organizaciones defensoras de derechos civiles alertan que la recolección y almacenamiento de datos genéticos plantea riesgos significativos, desde filtraciones hasta usos secundarios no autorizados.
El debate gira en torno a preguntas clave:¿Quién controla estos datos? ¿Por cuánto tiempo se almacenan? ¿Podrían usarse para otros fines fuera del proceso migratorio?
Estas dudas han encendido una discusión pública sobre los límites éticos de la vigilancia digital aplicada a migrantes.
¿Procesos más rápidos o nuevas demoras?
Desde el gobierno se sostiene que un sistema más automatizado permitiría acelerar decisiones y reducir entrevistas presenciales en casos simples. De hecho, la propuesta contempla que algunos trámites puedan resolverse sin contacto humano directo si la verificación biométrica resulta concluyente.
No obstante, especialistas advierten que la implementación inicial podría generar retrasos temporales, mientras se ajustan plataformas, protocolos de seguridad y capacitación del personal.





