Si tienes animales enfermos y presentas estos síntomas, deberás acudir urgente al médico
Conoce qué es la peste, cuáles son los síntomas y cómo puede tratarse.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica en su portal web que las enfermedades no transmisibles son la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo. Sin embargo, aseguran que muchas se pueden prevenir mediante la reducción de los factores de riesgo comunes.
Por ese motivo, conoce qué es la peste, cuáles son sus síntomas, cómo reducir los factores de riesgo y cuáles son los mejores tratamientos disponibles.

¿Qué es la peste?
Según explica el portal sobre salud Mayo Clinic, la "Peste" es una enfermedad infecciosa grave causada por la bacteria Yersinia pestis, que se transmite principalmente a través de las picaduras de pulgas infectadas que habitan en roedores. Esta enfermedad ha sido responsable de varias pandemias a lo largo de la historia, siendo la más notable la Peste Negra en el siglo XIV, que causó la muerte de millones de personas en Europa.
Existen tres formas principales de peste: la peste bubónica, que se caracteriza por la inflamación de los ganglios linfáticos; la peste septicémica, que afecta al torrente sanguíneo; y la peste neumónica, que se presenta en los pulmones y puede transmitirse de persona a persona. A pesar de su letalidad, la peste puede ser tratada con antibióticos si se detecta a tiempo.
¿Cuáles son los síntomas de la peste?
La peste se presenta en tres tipos, cada uno con síntomas distintos:
- Peste bubónica: Se caracteriza por la hinchazón de los ganglios linfáticos, formando bubones que pueden ser dolorosos. Otros síntomas incluyen fiebre alta repentina, escalofríos, dolor de cabeza, cansancio, malestar general, debilidad, dolor muscular y, en raras ocasiones, llagas en la piel.
- Peste septicémica: Ocurre cuando las bacterias se multiplican en el torrente sanguíneo, a veces sin la presencia de bubones. Los síntomas iniciales son fiebre alta, escalofríos, debilidad extrema, dolor de estómago, diarrea y vómitos. En etapas avanzadas, pueden presentarse sangrados, signos de choque y gangrena en tejidos.
- Peste pulmonar: Afecta los pulmones y puede comenzar allí o diseminarse desde los ganglios linfáticos. Los síntomas incluyen fiebre alta, tos con sangre, dificultad para respirar, dolor en el pecho, malestar estomacal, vómitos, dolor de cabeza y debilidad. Sin tratamiento inmediato, puede llevar a insuficiencia pulmonar y muerte.
¿Cómo saber si una persona tiene peste?
El diagnóstico de peste se basa en la evaluación de síntomas clínicos y la historia del paciente, incluyendo posibles exposiciones a la enfermedad, como actividades al aire libre, viajes recientes o contacto con animales enfermos. Además, la presencia de picaduras de pulgas o la exposición a roedores también son factores clave que el proveedor de atención médica considerará al sospechar de la enfermedad.
Una vez que se sospecha la peste, el tratamiento puede iniciarse de inmediato mientras se esperan los resultados de pruebas de laboratorio. Estas pruebas pueden incluir el análisis de muestras de líquido de bubones, sangre, mucosidad pulmonar o líquido cefalorraquídeo, con el fin de identificar la bacteria Yersinia pestis, causante de la enfermedad.

¿Cómo prevenir y tratar la peste?
El tratamiento de la peste es crucial y debe iniciarse tan pronto como un proveedor de atención médica sospeche de la enfermedad. Generalmente, el manejo de la peste se realiza en un entorno hospitalario, donde se pueden administrar antibióticos de manera efectiva. La rapidez en el diagnóstico y tratamiento es fundamental para mejorar las posibilidades de recuperación.
Entre los antibióticos utilizados para tratar la peste se encuentran la gentamicina, la doxiciclina y la ciprofloxacina, entre otros. Estos medicamentos son esenciales para combatir la bacteria responsable de la enfermedad y deben ser administrados bajo supervisión médica. La elección del antibiótico puede depender de la gravedad de la infección y de la salud general del paciente.
Para prevenir la peste, es importante estar informado sobre las áreas de riesgo y evitar el contacto con roedores y pulgas, que son los principales vectores de la enfermedad. Mantener una buena higiene y tomar medidas de control de plagas en el hogar también son estrategias efectivas para reducir el riesgo de infección. La educación sobre la enfermedad y sus síntomas puede ayudar a detectar casos tempranos y buscar atención médica de inmediato.
Peste: posibles factores de riesgo
Los factores de riesgo para contraer peste incluyen la ubicación geográfica, ya que la enfermedad es más común en regiones como Madagascar, la República Democrática del Congo y ciertas áreas de los Estados Unidos, como Arizona y California. Además, las personas que trabajan al aire libre en zonas rurales o semirrurales, así como aquellas en clínicas veterinarias, están en mayor riesgo debido a la posibilidad de contacto con animales infectados. Actividades recreativas como acampar o cazar en áreas donde habitan roedores portadores de la peste también aumentan la probabilidad de exposición a pulgas infectadas.
Para finalizar, es necesario recordar que en caso de presentar alguno de los síntomas mencionados es aconsejable consultar con un profesional de la salud. La detección temprana es clave para un tratamiento eficaz y para prevenir complicaciones.