Las cápsulas de Marcello

Todos somos imbéciles

Pasarse leyendo libros de management deja de ser divertido si es lo único que se lee. Sin embargo, hay algunos de este tipo que son divertidos, como la serie del autor Scott cuyos personajes principales son Dilbert y el perrito Dogbert.

Están escritos como caricaturas y ridiculizan la vida en las empresas y el trabajo, de tal forma que se aprende lo correcto viendo situaciones ridículas. Mi idea hoy es presentarles el primer principio de Dilbert: "Todos somos imbéciles".

En mis épocas de profesor, cada vez que planteaba este principio los alumnos se ponían incómodos, porque esta palabra sacude a los argentinos peor que la mala palabra que usamos habitualmente con igual significado. Suena mucho peor imbécil que boludo y nunca supe porque.

En el diccionario, imbecilidad se aplica a la persona que demuestra poca inteligencia, quiere decir que podríamos usarla de indicador de inteligencia pero al revés. Sin embargo,

Lo importante de Dilbert, es como lo plantea, porque dice que la imbecilidad es una característica que tenemos todas las personas y que más bien es intermitente. Es decir, que se prenden y se apagan en distintos momentos la brillantez, la normalidad o la imbecilidad en la mayoría de los seres humanos; ya sean muy inteligentes o no.

Entendamos entonces, que "la imbecilidad" en la época moderna no es una condición permanente para la mayoría de la gente. Es una enfermedad en la que uno cae varias veces al día. No nos engañemos, es imposible ser bueno en todo, te vas a destacar en algunas cosas, serás normal o mediocre para otras y un desastre para muchas otras. Por ejemplo, mi amigo Jandy que es un excelente médico deportólogo, además pretende sin lograrlo - ser un jugador de truco de alto rendimiento.

El principio traducido al castellano Argentino sería más o menos así: "no podés ser Gardel en todo". Espero que esta cápsula nos ayude a sentirnos mejor durante nuestros normales y frecuentes momentos de imbecilidad.

Noticias de tu interés