Enseñanzas de una lección aprendida en el puerto de Buenos Aires: “Nadie se salva solo

Con el acuerdo alcanzado en nuestro puerto federal, se recuperó un peldaño en la escalera que nos conduce al ascenso de la justicia social

Hay un sesgo distintivo que realza el acuerdo que se alcanzó en el puerto federal de Buenos Aires: “Nadie se salva solo . Esta unidad de concepción y de acción, entre el Estado Nacional y la Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (FeMPINRA), permitió la preservación de 800 puestos de trabajo en el ámbito portuario. Asimismo, implicó la defensa soberana en el manejo del comercio exterior tantas veces debilitado frente a la impunidad histórica del capital transnacional.

Para la FeMPINRA el antecedente cercano fue el año 2018 cuando uno de los holdings empresariales, que opera una de las terminales, presentó un preventivo de crisis que amenazaba a más de 200 trabajadores con la pérdida de puestos de trabajo.

Aquél invierno fue “movido con asambleas, movilizaciones y piquetes en los accesos portuarios. En la solidaridad y el aguante de los portuarios se forjó la resistencia contra la prepotencia de las transnacionales, si aquella pulseada se hubiera perdido, el presente sería muy distinto.

En este contexto toma relevancia lo que sostenía Perón: “No somos enemigos del capital, aun foráneo, que se dedica a su negocio, pero sí lo somos del capitalismo, aun argentino, que se erige en oligarquía para disputarle a la Nación el derecho a gobernarse por sí, y al Estado el privilegio de defender al país contra la ignominia o contra la tradición .

Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que esta última batalla ganada representa un hito histórico tal cual fue el camino trazado por el general Perón. La unidad de acción y de concepción entre Estado y trabajadores es una arma extraordinariamente inigualable y eficaz para confrontar con las fuerzas inequitativas del capital transnacional.

Se ha recuperado un peldaño en la escalera que nos conduce al ascenso de la justicia social. Por lo tanto, es necesario prestar atención a la dinámica de los frentes internos y no caer en la dispersión pque nos llevó a nuestras horas más amargas.

Hemos aprendido a través del dolor que implica la pérdida de cientos de puestos de trabajo, tal como ocurrió en los ´90. El gobierno aprendió también de las lecciones que da la historia para no ser atropellado por los intereses del capital foráneo en contra del bien común. ¿Los empresarios portuarios, habrán aprendido? En todo caso saben que en nuestro país existe un sindicalismo que conoce su historia y tiene capacidad de aprendizaje para no repetirla de manera dramática.

El fomento de la integración vertical atenta contra la soberanía económica y política de la Nación. Es imprescindible comprender que esa práctica anti ética atenta contra las economías regionales, en la medida que promueve la centralización de la carga portuaria en una sola mano. En tal sentido el logro de los últimos días nos ha permitido romper con esa compulsa liberal y comprender en profundidad que el bien social es el fin último de la economía del Estado.

John Willian Cook, ex Diputado Nacional y hombre de FORJA, afirmó que “nuestro país demuestra, con ejemplos que son permanentes a través de toda su historia, que cuando el gobierno estuvo en manos auténticamente populares y representativas de la voluntad popular mayoritaria, es cuando tuvieron defensa tenaz los dogmas de la soberanía política y económica .

Nuestra lucha como organización sindical no se resume en la reivindicación, es también la lucha por darle encarnadura a la independencia económica y la justicia social. Porque puertos, vías navegables, industria naval, pesca y marina mercante son las arterias de nuestra Nación.

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