Cuando la incertidumbre socava los cimientos del comercio

Durante el primer trimestre del 2020, el índice de incertidumbre mundial llegó a su punto más alto desde 1970

Invitada por la Organización Mundial de Zonas Francas (World FZO) Latam, el pasado 28 de mayo tuve el honor de exponer en el primero de una serie de tres webinars donde se intenta analizar el día después de la pandemia. La idea es abordar temas de inversiones, logística y producción, y el cumplimiento de los nuevos estándares internacionales del comercio global. Los próximos dos webinars tendrán lugar el 4 y 11 de junio con expertos como Juan Opertti y Marcelo Scaglione. Inscripción: https://forms.gle/g2jLuxRSc7FXdnFW8

En mi disertación, expresé que en un mundo donde la única constante es el cambio, es claro que el 2020 es un año como ningún otro.

No solo nos ha tomado por sorpresa, sino que ha llegado a retarnos como individuos y como sociedad, invitándonos a abrir la puerta al cambio y a pensar en cómo reinventarnos e innovar en medio de la incertidumbre.

Pero ¿qué es la incertidumbre y cómo se mide? La Real Academia Española describe la palabra incertidumbre como la falta de conocimiento seguro y claro de algo. Si bien como seres humanos no existe una certeza absoluta en muchos aspectos, existen ciertos parámetros a nivel social, político y económico que moldean el rumbo de nuestra sociedad, factores que conocemos como ciertos. Actualmente, hay diversas formas de medir el nivel de incertidumbre dependiendo del campo que estemos evaluando. En economía, el índice de incertidumbre mundial ha sido creado recientemente y tiene como fin evaluar 143 economías a nivel global con una población superior a los dos millones de habitantes basándose en los informes que prepara la Economist Intelligence Unit (EIU) sobre los países. Durante el primer trimestre del 2020, el índice de incertidumbre mundial ha llegado a su punto más alto desde 1970. Si bien es cierto que este índice se encuentra en este momento en un punto sin precedentes debido a la actual pandemia mundial del COVID-19, la realidad es que en los últimos años ha habido una serie de eventos políticos internacionales como el Brexit, la guerra comercial entre China y Estados Unidos, y diversas elecciones a nivel global (por ejemplo, India, México, y Brasil), que han influenciado el aumento de este índice. De esta manera la creciente incertidumbre que rodea al comercio internacional sobresale como un factor disuasorio de la inversión y como una de las principales razones del lánguido crecimiento económico mundial en los últimos años.

En medio de un sistema globalizado, cada región afronta hoy en día una crisis interna que va más allá de un problema sanitario a causa del coronavirus. Problemas de aspecto económico, social, y político han surgido globalmente. En China, el gobierno ha anunciado recientemente que renuncia a establecer una meta de crecimiento económico para el 2020 dada la incertidumbre económica ocasionada por la pandemia del COVID-19. Será la primera vez desde 1990 que el gobierno chino no establece un objetivo de crecimiento económico en términos de cifras a cumplir, en vez de esto, el gobierno ha decidido adaptarse a las circunstancias actuales, a la realidad, y se enfocará en fortalecer las áreas de empleo, mercado, alimentación, energía, función pública y necesidades básicas que permitan reestablecer los cimientos de la economía.

En Latinoamérica y el Caribe, la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL) ha anunciado que prevé que la economía de la región se contraiga en un 5.3% en el 2020 a causa del COVID-19. Esto crea retos no solo para los gobiernos sino para la industria e incluso la academia. ¿Cuál es la mejor forma de actuar? ¿Cómo fortalecer la economía y la sociedad? ¿Cómo innovar? ¿Cuál es el objetivo al cambiar nuestros métodos? ¿Qué medidas nos sirven para evaluar la eficacia de nuestros procesos? Estas son tan solo unas de las tantas preguntas que surgen con el fin de identificar nuevas oportunidades para establecer una reestructuración sistemática, innovadora y eficaz en medio de la existente incertidumbre en el ámbito internacional.

Es claro que no existe una fórmula secreta para salir victoriosos de esta crisis, pero es crucial que se fortalezca la cooperación entre el gobierno, la industria y la academia, al tiempo que se deben defender los programas de cooperación a nivel nacional e internacional. Adicionalmente, dado el impacto devastador del coronavirus, los objetivos de desarrollo sostenible tendrán un valor mucho más significativo y relevante a la hora de pensar en el futuro. Existe un mundo de oportunidades disponibles para impulsar la reactivación económica en los próximos años. Tan solo necesitamos estar abiertos al cambio y estar dispuestos a pensar en nuevas técnicas y métodos que nos permitan cooperar e innovar como sociedad.

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