Lula tendrá que recalibrar sus reformas después de los disturbios, dice su ministro de Economía

La aplicación del programa del presidente Luiz Inácio da Silva "se estudiará con mucho cuidado" ahora, le dijo Fernando Haddad al FT en Davos.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, moderará el ritmo de algunas reformas mientras acelera otras después del asalto a edificios gubernamentales por parte de seguidores de su predecesor de extrema derecha, Jair Bolsonaro, según dijo el nuevo ministro de Economía del país.

En Davos, Fernando Haddad dijo que los disturbios mostraron que "la oposición a Lula estará formada por extremistas", un hecho que tendrá un impacto en los "cálculos políticos" realizados por el presidente de izquierda de 77 años.

"Lo que puede ocurrir es que la velocidad de aplicación de nuestro programa tendrá que ser considerada con mucho cuidado, sobre todo al principio, para evitar ser blanco de fake news y disturbios", dijo Haddad en entrevista. "Tenemos que mantener el país sobre una base estable, organizado. Pero los cálculos políticos tendrán que ser mucho más cuidadosos de lo que habrían sido de otro modo".

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Los comentarios subrayan el tenso ambiente político al que se enfrenta Lula al embarcarse en su tercer mandato presidencial, que había prometido se centraría en la reducción de la pobreza y la protección del medio ambiente. Pero, aunque el nuevo gobierno decida aplazar algunas reformas, los disturbios podrían propiciar la aprobación de otras, como la revisión del sistema fiscal.

Sin embargo, el nuevo gobierno de Lula tendrá que conseguir el apoyo suficiente en el Congreso para aprobar dicha reforma, que incluirá un aumento en los impuestos a la herencia y patrimonio, advirtió Haddad. "No es fácil subir los impuestos a los ricos porque muchos diputados tienen riqueza e ingresos...Primero tenemos que empezar a cambiar la mentalidad de la gente", dijo.

Fernando Haddad, nuevo ministro de Economía brasileño. Crédito: Reuters.

Desde que el líder del Partido de los Trabajadores fue elegido presidente en octubre, Bolsonaro se ha negado a reconocer explícitamente su derrota. El 8 de enero, una semana después de la toma de posesión de Lula, miles de partidarios de Bolsonaro irrumpieron en el Congreso, el Supremo Tribunal Federal (STF) y el palacio presidencial de Brasilia, en escenas que recordaron al ataque al Capitolio estadounidense en 2021 por parte de partidarios del expresidente Donald Trump. El STF de Brasil dijo que investigaría a Bolsonaro, actualmente en Florida, por su papel en los disturbios.

Haddad, un protegido de Lula y exalcalde de San Pablo que no logró ganar la gobernación del estado el año pasado, dijo que no tenía "ninguna duda de que [Bolsonaro] cometió varios crímenes durante su tiempo como presidente".

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"En una situación normal se le suspenderían sus derechos políticos, pero aunque eso ocurra no le impedirá tener una fuerte influencia", dijo

Bolsonaro hizo a la ultraderecha "electoralmente viable", dijo Haddad, y "esto no cambiará en el corto plazo".

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"Tenemos que estar más preocupados y ser más cuidadosos con la situación política de lo que sería si tuviéramos una oposición democrática". 

Haddad, que dijo tomar como modelo el primer y segundo mandato de Lula, reiteró también un plan para reducir el déficit y equilibrar el presupuesto primario a fines del próximo año, antes de empezar a gastar más y tratar de reavivar el crecimiento en la mayor economía de América latina.

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