Pobreza, indigencia, inflación, piquetes, paros, marchas y tomas

Más de 17 millones de pobres tiene el país, una cifra que representa al 36,5% de la población. Los números son más crudos si lo que se mide es la pobreza en los menores. Ahí el golpe es mayor para el país de "las famosas vacas gordas": el 50% de los chicos son pobres en la Argentina.

Aún así, esos números publicados esta semana por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) son mejores que los de trimestres anteriores. Sin embargo, cuando se analiza lo que pasó con la indigencia, es decir, con aquellos que no llegan a completar la canasta alimentaria básica, se ve que hubo un aumento. En este caso, abarca a 8,8% de los argentinos, unos 5.300.000.

Tales números, los de indigencia, encendieron las alarmas de la vicepresidenta. De hecho, conocidos los datos, Cristina le reclamó al Ministerio de Economía por "una política de intervención más precisa y efectiva" en el sector de la producción de alimentos para contrarrestar la inflación y evitar que se incremente la indigencia en el país. "El Ministerio de Economía ha trabajado duro en todas las áreas de su competencia, pero es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia", escribió la ex mandataria en su cuenta de Twitter.

Nunca lo que dice o escribe Cristina pasa desapercibido. La vocera presidencial, Gabriela Cerruti, dijo hoy: "La vicepresidenta, el Presidente y el ministro de Economía hablan permanentemente de estos temas. La vicepresidenta y el ministro de Economía habían conversado, según me dice el ministro de economía, antes y después de este tuit", contó Cerruti.

Y aclaró: "Por supuesto, todos en el Gobierno acordamos en este diagnóstico y con la necesidad, tal y como lo expresó (el secretario de Programación Económica, Gabriel) Rubinstein en el Congreso, de que estamos en un momento en el que hay una excesiva rentabilidad empresaria y que esto debe corregirse para que la carga de la distribución no termine cayendo sobre las familias y los más vulnerables".

Cuando sube la indigencia se prenden las alarmas. Se culpan a las empresas alimenticias y se habla de mayores controles de precios de los alimentos. Pero si a este panorama se le suman las multitudinarias protestas piqueteras, el paro en todas las empresas que fabrican neumáticos, y hasta las tomas de los colegios en la Ciudad, la situación social es aún más preocupante.

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