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Desafío Massa: cómo enfriar la dinámica del dólar, reservas, la brecha y la inflación

Comienza, esta semana, a producirse un respiro en las variables más complicadas de la economía. Aunque sin abandonar su condición crítica, el nivel de las reservas del Banco Central avizora cierta estabilización. Se cumplen los compromisos de liquidación de exportaciones del campo alentados por la transitoria pero significativa mejora del tipo de cambio.

Se traslada la expectativa a los otros u$s 5000 millones del complejo agroexportador que dijo el ministro de Economía, Sergio Massa, que llegarían este septiembre. Se percibe cierto ánimo contagioso en el sector. Muy alentador fue el anuncio de ampliación de asistencia del Banco Mundial a programas sociales y de infraestructura, por u$s 900 millones, que relajan al fisco y, por ende, al ajuste del Gobierno.

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Más significativo fue el anuncio de futuros desembolsos del BID para fortalecer reservas por u$s 1200 millones. La sorpresa del volumen y disposición contrasta con su reticencia previa. Revela la mayor virtud de la concentración de decisión económica en torno de Massa.

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Con igual dosis de justicia se podrán señalar al rumbo fiscalista y ortodoxo de esta etapa de la gestión del Frente de Todos y a las limitaciones de sus alcances en una economía desequilibrada. La herética necesidad de evitar un desenlace hiperinflacionario logró acallar las críticas internas y permitió un giro no autorizado en la interna oficial ni a Martín Guzmán ni al interregno de Silvina Batakis. Era la crisis y la representación de cada actor: Guzmán, el proyecto de Alberto Fernández; Batakis, el de nadie en el oficialismo.

Massa en poco tiempo está avanzando sobre varios obstáculos. Sin reparos estridentes en el oficialismo al giro ortodoxo, puso su don negociador a disposición de la necesidad básica insatisfecha de encontrar divisas, fortalecer las reservas, achicar la brecha y evitar el desborde inflacionario por esa vía. Un programón. Para ello, y contrario al tono de la conversación judicial o de la disputa bipartidista, se sienta con antiguos adversarios: los organismos de crédito internacional y el campo, objetos en la mira del peronismo, de su odio.

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Habrá que estar alerta. Son tiempos de urgencias, tal vez de alianzas tácticas. Las manos que se abren tienen fecha de vencimiento. La mejora del dólar del campo traerá costo fiscal y una expansión monetaria que el BCRA deberá esterilizar más temprano que tarde. Los créditos actuales, son pagarés para el futuro. Lo que ingresan hoy los exportadores, no lo harán mañana. Pero, en la cabeza de los gobernantes, se sabe, mañana será otro día... La pregunta es si algún día saldremos de la crisis o será la postergación permanente.

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