OPINIÓN

La crisis actual y sus similitudes con la híper del '89 y la debacle de 2001

Hay ciertos patrones de comportamiento relativos a la demanda de dinero similares a 1989. Más allá de esto, el mercado de bonos comienza a operar como en 2001 (con cotizaciones cercanas a dichos niveles). De una forma u otra, parecería que dos eventos (extremos) de nuestra historia económica comienzan a confluir en simultáneo:

  1. Aceleración inflacionaria como en 1989
  2. Cotizaciones de bonos en estrés como en 2001

Muy probablemente lo que se viene será complejo y desde Wall Street le están pegando muy fuerte a los commodities y acciones emergentes (el viento de cola favorable dejó de soplar hace dos meses de la mano de una recesión global que resulta cada vez más inminente). Claramente, es fundamental que, en este contexto, nuestro país envíe las señales correctas para no complicar aún más el panorama.

De una forma u otra, parecería que dos eventos (extremos) de nuestra historia económica comienzan a confluir en simultáneo.

Lo que se observa es que cada anuncio en materia económica fue seguido de bajas considerables en acciones argentinas y en bonos y de una suba crónica (y preocupante) del dólar

Desde los anuncios varios hasta la renuncia de un ministro de Economía experto en reestructuraciones de deuda soberana, la acción más líquida de Argentina en New York, GGAL ADR, está 12% abajo e YPF ADR 10%. Los bonos argentinos están operando (en su mayoría) debajo de u$s 20 de paridad y el contado con liquidación subió aproximadamente 17% pisando los $ 300 (de manera cómoda).

Aun discutiendo la relevancia de ese dólar, se lo observa y su ritmo acelera las expectativas. Se busca sobrevivir a un proceso inflacionario que para nuestro país lleva casi ya 100 años (convertibilidad aparte). De ahí lo relevante de tranquilizar expectativas con las señales adecuadas. Independientemente del ministro, lo que hoy vemos hubiera ocurrido de todas formas.

De una forma u otra, parecería que dos eventos (extremos) de nuestra historia económica comienzan a confluir en simultáneo.

En 2001, los bonos argentinos llegaron a mínimos de u$s 17 (el mercado pone en las cotizaciones actuales el mismo estrés que por entonces). Antes del cambio de ministro, los activos argentinos ya venían en la misma tendencia. 

Coincidiendo con un castigo fuerte a acciones emergentes iniciado con la baja del EWZ (ETF que replica a acciones brasileñas) que, en el 24 mayo de este año, hizo máximo retorno relativo contra el S&P de Estados Unidos, circunstancia que cambió desde entonces. Desde el 24 de mayo 2022, GGAL ADR posee un retorno de -32%, Banco Macro ADR -37% e YPF ADR -32%. Estos activos ya vienen siendo castigados desde abril 2018. 

Con relación a los bonos, desde que se anunció la última restructuración, no han parado de bajar. Por lo que la dinámica descendente en renta fija no es nueva, si bien parecería haberse acelerado en este último tramo. De una reestructuración exitosa de deuda soberana, se espera un comportamiento contrario a lo que hoy vemos. Lo cierto es que desde sus máximos, GGAL ADR está 91% abajo e YPF ADR 96%. La destrucción de valor en nuestro país es de tal magnitud que se hace difícil imaginar lo que se necesitaría para recuperar valores máximos originales.

En 2001, los bonos argentinos llegaron a mínimos de u$s 17 (el mercado pone en las cotizaciones actuales el mismo estrés que por entonces). Antes del cambio de ministro, los activos argentinos ya venían en la misma tendencia. 

En síntesis, se percibe que después de la renuncia, cualquier medida anunciada ha sido seguida de bajas permanentes en activos argentinos. Lo que se traduciría en un mensaje de Wall Street sobre la necesidad de una reestructuración del sistema económico. Esto no solamente aplica a la Argentina. En los primeros meses de este 2022, los mercados norteamericanos no paraban de bajar en un intento de reclamar las señales exigidas y lo mismo le ocurrió al Banco Central Europeo (BCE). 

Dicho esto, es altamente probable que, para nuestro caso, los mensajes que observamos del mercado local e internacional sean similares. Solo que esta vez la vara es muy alta, relativa al estado actual del país y no parecería que nada modificará esta dinámica. Parecería que esta vez no hay espacios para gradualismos. Wall Street es quien nos compra los bonos que financian nuestros gastos y la soja. Sencillamente, no puede ser ignorada y parecería que nada de lo que escucha la conforma. 

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