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Tiene 25 años y ya es CEO de uno de los negocios que no deja de crecer: quién es y qué hace Frankkaster

Pasó de ser una estrella del streaming de la escena local a empresario de esports como CEO del club 9z. Francisco Postiglione, más conocido como Frankkaster, da detalles de uno de los negocios más pujantes de la nueva economía digital.

"Trabajé de mil cosas, desde limpiar baños hasta administrar una financiera. La vida dio vuelta todo y hoy soy streamer, youtuber y dueño de uno de los equipos más grandes de Latam". Así se describe Francisco Postiglione, más conocido como Frankkaster, en su perfil de LinkedIn. Con 25 años es el CEO de 9z, equipo de esports que fundó en 2018. De transmitir sus partidas de League of Legends en 2017 para 30 personas, hoy es la cabeza de una compañía con 47 empleados y que recientemente incluso tiñó de violeta el Obelisco tras clasificar con su escuadra al Major de Amberes, Bélgica, algo así como una Copa del Mundo del videojuego Counter Strike con un prize pool de US$ 1 millón.

Su primer acercamiento al streaming fue mirando lo que hacían otros, luego entabló una relación con Martín Pérez Di Salvo (Coscu, en el mundo digital) y se convirtió en moderador de su chat. Poco después se lanzó en solitario a jugar y charlar con los viewers que se sumaban a su transmisión. Al mismo tiempo, trabajaba durante el día y estudiaba Geofísica en la Universidad de La Plata, aunque dejó la carrera después de un año y medio. Se destacaba jugando al Fornite y así entró a Coscu Army Esports como manager deportivo. Pero cuando se disolvió el equipo, y tras algunas malas experiencias, una idea comenzó a taladrarle una y otra vez la cabeza: "¿Y si lo hago yo?".

Francisco Postiglione fundó 9z a fines de 2018

"No tenía los recursos, el streaming era muy verde y no se ganaba plata con eso. Sin embargo, un día pegué un contrato con una plataforma china, Nonolive, que me pagó exclusividad. Dejé Twitch por esa plata para fundar el club", recuerda, en diálogo con Apertura. Su grupo de amigos jugaba al Fortnite, entonces Postiglione utilizaba sus ingresos como creador de contenidos para solventar los gastos que el equipo necesitaba. En abril de 2019 armó un team de League of Legends y con solo cuatro meses de trabajo, en agosto se consagró campeón de la Liga Master Flow en un colmado estadio Obras.

Con los éxitos deportivos se empezaron a acercar las marcas y la estructura fue creciendo. Pasó de tener un diseñador, un dibujante y un manager deportivo a incorporar profesionales de marketing, ventas, psicología, kinesiología y otras especialidades para mejorar el rendimiento de sus jugadores, que entrenan en la gaming house que tiene 9z en Belgrano. "Para que un equipo sea exitoso tiene que ser un rompecabezas emocional", asegura. Actualmente participa en varias disciplinas, desde Valorant, League of Legends y Counter Strike hasta Fortnite y Sim Racing. Y quiere sumar más: "Un proyecto que quiero hacer es tener un equipo femenino y un equipo de Dota en Perú. El Mundial de Dota reparte entre US$ 30 y 50 millones por año", destaca.

Además de los suculentos premios, la compañía tiene varios canales de ingresos, como los sponsors, venta de merchandising y ahora planean sumar un sistema de socios. Pero uno de los más relevantes es la generación de contenido en redes. En su cuenta personal, Frankkaster acumula 1 millón de seguidores en Twitch y 770.000 suscriptores en YouTube, en tanto su club araña el medio millón de followers en Instagram.

Desde su setup, Postiglione charló con Apertura sobre cómo funciona el negocio de tener y manejar un equipo de esports en la Argentina, la relación con las marcas y las dificultades que el cepo al dólar impone a la hora de hacer crecer un emprendimiento de este tipo. Además, analizó qué necesita la escena local para despegar y poder competirle a Brasil, uno de los players más importantes a nivel regional.

En mayo de 2020 tuiteaste: "Voy a ser un niño empresario. A ver dónde nos encontramos en un año". Ya pasaron dos, ¿cómo estás hoy?

De dos años para acá mi cabeza cambió mucho. En ese momento los objetivos que cumplí eran el final de la escalera y uno, conforme pasa el tiempo, va aprendiendo, creciendo y fijando objetivos a más largo plazo. Creo que me queda muchísimo por aprender y recorrer aún. Yo soñaba con dominar la Argentina y tener un equipo que le gane a los locales. Esa ambición fue creciendo y hoy estamos a un nivel internacional. Entonces ahora el objetivo no es ganarles a equipos argentinos, sino ganarles a los europeos.

Uno ve cómo van creciendo sus jugadores y también cómo veo yo el desarrollo deportivo. Ahora le doy importancia a un montón de cosas que antes no la tenían, como la comunicación, el trabajo en equipo y la coalición grupal.

¿Cuál es tu rol como CEO de la empresa? ¿Cuáles son tus funciones principales?

Puntualmente sigo muy de cerca todo el desarrollo deportivo. Mi lugar central es estar atrás de los entrenamientos, ver cómo vienen los jugadores, cómo estamos para los torneos, planillas, cobro de prize pool, fichajes, cambios. Los equipos son muy ciclotímicos y hay que detectar cuándo se puede hacer un cambio bien porque a veces por no esperar el desarrollo de un jugador te estás perdiendo de una joya.

En marketing y redes también estoy bastante atrás porque me apasiona la relación con los fans de mi stream que, prácticamente, son los mismos que en 9z. Entiendo bien lo que quiere mi público, lo que quiere ver esta nueva generación. El tema está en cómo le vendes el producto a una marca.

Frankkaster junto al equipo de Counter Strike en el último Major

¿Cómo es ese vínculo con las marcas?

Muchas veces pasa que una marca quiere aparecer en los esports porque ve que está creciendo o que hay mucha gente detrás. Es un target muy bueno para compañías de Internet, celulares, hardware, procesadores, etcétera.

Siempre que me junto a negociar les pregunto cuál es su objetivo a corto plazo porque la realidad es que el mundo de los esports es muy verde y, generalmente, las empresas se acercan y esponsorean por uno o dos años para después seguir explorando otros lados. Experimentan pero no saben qué hacer. Entonces yo les pregunto cuál es su objetivo, qué quieren comunicar y qué lenguaje tiene su marca para poder encontrar sinergias con mi público.

A la hora de negociar, ¿pesa más en la balanza el tener muchos seguidores o el rendimiento del equipo?

Depende del cliente. El número de seguidores pesa pero también les importa el nivel deportivo del equipo porque a ninguna marca le gusta estar en uno que pierde, por eso me preocupo por darles resultados deportivos. También les importa la creación de contenidos porque, además de los sponsors que nos aportan, el streaming es un modelo de negocios en el que las marcas compran contenido. No es solo estar en la remera del club y tener un plan de contenidos fijos, sino que quieren acciones puntuales.

En 2019 decías que, a tu parecer, no tenías que ser el CEO de la empresa. ¿Te amigaste con esa función?

Sí, me amigué bastante pero tengo gente que me ayuda mucho. Es que no soy un tipo serio, a las reuniones con las marcas voy en última instancia cuando quieren conocer a la cara visible pero, en general, tengo un montón de gente que conoce de ventas y está detrás de la búsqueda de marcas. No soy bueno para negociar dinero. A mí me importa ganar, no la plata. Si bien necesito plata para pagarles a los jugadores, soy un apasionado de otra cosa, entonces me instruyo con gente que sepa en los ambientes en los que yo no sé.

¿Cómo es el mix de ingresos de la compañía?

El sponsorship es más del 60 por ciento. No tengo el número fino, pero es más de la mitad de los ingresos. Ahora estamos trabajando en nuestra línea de merchandising. La última venta la hicimos después del Major y en media hora vendimos una producción de 1000 remeras. Estamos todavía renegando por los paquetes y envíos, es una logística complicada en la que me estoy metiendo. Pero creo que si tuviera stock de remeras ilimitadas y, por ejemplo, se me acercara Nike o Adidas a decirme: ‘¿Cuántas remeras querés?' No tengo dudas de que vendería miles por mes y sería el negocio principal.

También estamos desarrollando un sistema de socios para tener gente afiliada al club y darles beneficios, descuentos, preventas para shows o que tengan lugar en la toma de decisiones, como cambios en la imagen y otras cosas. Ahí veo una ventana que quiero abrir, pero requiere desarrollo y gastar un montón de plata, entre logística, página web, app. Creo que es el futuro de los esports y el modelo de negocio de los clubes.

9z planea inaugurar una nueva gaming house con espacio para dos equipos

¿Hay juegos que sean más rentables para competir que otros?

El Counter Strike es el mejor modelo de negocios porque te permite tener el sponsor que quieras. Por ejemplo, yo tengo una fintech argentina como sponsor y Riot Games (N.d.R: desarrolladora estadounidense de juegos como League of Legends y Valorant. Es propiedad de la china Tencent) no me permite que mi main sponsor aparezca en la remera porque no quiere mostrar criptos. Entonces, ¿qué me convienen? Los juegos de Valve o de Steam (plataforma de distribución de juegos de Valve Corporation), como pueden ser el Dota o el Counter Strike.

En ese sentido, el Counter Strike es el mejor porque me permite poner la marca que quiera, bajo mi propia responsabilidad, pero yo elijo bien a mis sponsors. Ahí no tengo limitación como con los juegos de Riot o Epic Games (creadora del Fortnite) que no te permiten un montón de cosas. Pero también hay juegos que tienen muchas métricas, como el Valorant que viene creciendo y tal vez está regulado en cuanto a los sponsors que podes presentar, sin embargo, es un juego que está en alza. La marca también quiere números. No es todo lo que importa pero quiere resultados en cuanto a clics.

Los torneos de afuera se mueven con premios en dólares. ¿Cómo vas administrando eso teniendo en cuenta el cepo?

Es una guerra constante porque cada vez que cobras un prize pool y se los vas a pagar a tus jugadores te llega en pesos a la mitad. Es un disgusto porque es un abuso pero son las reglas de juego que tenemos. Tus jugadores si ganaron un torneo de US$ 25.000 quieren US$ 25.000, no US$ 12.500.

¿Esto te lleva a pensar en la expansión internacional y armar un equipo afuera?

Me encantaría, pero necesito un socio estratégico que esté en ese país y tenga claro el mercado y qué marcas hay allá. Es un desafío pero creo que mi equipo de Counter Strike ya está listo para estar en otro país.

¿Cómo está hoy la escena local? ¿Qué crees que le falta para despegar?

Me voy a comparar con Brasil. Ahí es habitual que a cualquier equipo de esports se le acerque un inversor a hacer una oferta y con eso tenés un montón de oportunidades para hacer crecer tu modelo de negocios, fichar mejores jugadores y competir en stage internacional. A nosotros nos falta interés en el negocio, que se acerquen marcas grandes y faltan inversores para ver cómo hacer crecer la escena. En Brasil es normal hace varios años, entonces son monstruos y tienen métricas mucho más grandes, pero la Argentina no para de crecer.

Acá es increíble la cantidad de chicos que se vienen sumando a ver esports. Apareció Krü con el Kun Agüero y eso movió el piso porque en Brasil, por ejemplo, Neymar a Furia (N.d.R: equipo brasileño de Counter Strike) le baja la torta cuando quieren hacer un proyecto deportivo.

¿Qué proyectos tenés para este año?

Lo primero es seguir armando nuestra web, app y el tema del merchandising que necesito que sea el negocio principal de mi club porque no quiero depender de marcas ni nada, sino que el club pueda seguir vivo solito. El sistema de socios creo que va a ser un boom.

También estamos terminando una gaming house más grande en la que entran dos equipos completos (12 jugadores). Y quiero seguir buscando personas que me permitan expandirme a Europa porque si mi equipo está allá, entonces estar en el top 30 mundial de Counter Strike no va a ser nuestro techo, sino nuestro piso. 

La versión original de esta nota se publicó en el número 342 de revista Apertura.

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