Estados Unidos: Joe Biden lucha por cerrar la "brecha de credibilidad" sobre la inflación

El gobierno intensifica su mensaje para frenar la suba de precios ante el desencanto de los votantes de cara a las elecciones de medio término, el próximo noviembre.

Joe Biden lleva meses preocupándose por la alta inflación, consciente de que el aumento de los precios está socavando la sólida recuperación de Estados Unidos y desgastando la opinión de los estadounidenses sobre la economía y su presidencia.

Esta semana, el presidente se ha embarcado en un nuevo esfuerzo para pulir sus credenciales de lucha contra la inflación, a pesar de que su capacidad para revertir rápidamente la peligrosa dinámica económica y política resultante del aumento de los precios es limitada.

El martes, Biden convocó a Jay Powell, el presidente de la Reserva Federal, a la Casa Blanca para ofrecer su apoyo al banco central para que haga lo que sea necesario para frenar la inflación, mientras sigue adelante con una política monetaria más estricta y un aumento de las tasas de interés.

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En un artículo de opinión publicado en The Wall Street Journal, Biden dijo que era consciente de que los estadounidenses estaban "preocupados" por la inflación, subrayando que el país estaba luchando contra los precios altos desde una posición de "fortaleza" en comparación con el resto del mundo, y expuso sus propios esfuerzos para frenar el aumento del costo de vida para los hogares de clase media.

Altos cargos de su administración -como Janet Yellen, secretaria del Tesoro, y Kamala Harris, vicepresidenta- también están aumentando sus apariciones públicas para hablar del estado de la economía.

"Estoy seguro de que [Biden] está preocupado por su índice de aprobación del 40% cuando la economía se ha recuperado con tanta fuerza", dijo Don Beyer, miembro demócrata de la Cámara de Representantes por Virginia, que preside la comisión económica conjunta del Congreso.

"Lo principal, si se habla con los consumidores, es que están preocupados por los precios de la nafta y los alimentos. El presidente no puede ignorar eso: tiene que decir muy claramente que lo entiende y que está haciendo todo lo posible".

Ya en noviembre, Biden dijo que la inflación era más persistente de lo esperado y que estaba causando dificultades a las familias estadounidenses, al desvanecerse las esperanzas de que los precios altos fueran transitorios.

Pero el panorama de la inflación empeoró aún más a raíz de la guerra en Ucrania y de las interrupciones de la cadena de suministro provocadas por los nuevos confinamientos por coronavirus en China. Esto agudizó el problema a principios de año.

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John Leer, economista jefe de Morning Consult, dijo que la preocupación por la inflación ha "aumentado drásticamente" entre los estadounidenses: incluso los adultos más jóvenes que "tardaron mucho en empezar a reconocer" los temores inflacionarios han entrado ahora en razón. "Fueron los últimos en expresar sus preocupaciones, y eso cambió posteriormente".

"[La confianza de los consumidores] ha seguido cayendo, incluso cuando la Reserva Federal y la Casa Blanca salen a hacer estos anuncios de política -y las expectativas de inflación siguen aumentando a pesar de estos cambios de política", añadió. "Así que creo que hay una verdadera brecha de credibilidad en este momento".

Mientras tanto, está surgiendo la preocupación de que el endurecimiento fiscal y monetario necesario para reducir la inflación provoque una fuerte desaceleración de la economía, lo que revertiría algunos de los avances que el mercado laboral registró el año pasado y podría llevar a Estados Unidos a una recesión. Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan Chase, advirtió el miércoles que un "huracán" económico se abalanzaba sobre el país.

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Aunque los funcionarios de la Casa Blanca creen que Estados Unidos puede evitar ese escenario, también subrayan que la economía está atravesando un delicado periodo de transición entre una época de alta inflación y un mercado laboral en auge hacia un crecimiento más estable.

"Hemos realizado este primer tramo de la carrera a un ritmo muy rápido. Eso nos ha colocado en esta posición fuerte, en relación con nuestros pares", dijo esta semana Brian Deese, director del Consejo Económico Nacional. "Pero esto es un maratón y tenemos que movernos y cambiar a un crecimiento estable y resistente".

Biden ha tomado una serie de medidas unilaterales para reducir la inflación, entre las que se incluyen los esfuerzos por reducir los problemas en la cadena de suministro en los puertos y en el sector del transporte por ruta, reforzar la competencia en el negocio de la carne y persuadir a los países de la OPEP para que aumenten la producción de petróleo.

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También ha argumentado que sus planes legislativos -que incluyen medidas para reducir los precios de los medicamentos, aumentar los impuestos a los ricos y a las empresas estadounidenses y subvencionar gastos de guardería- ayudarían en conjunto a reducir el déficit y a rebajar los costos para los hogares medios.

Pero Biden aún no ha decidido si eliminará los aranceles sobre miles de millones de dólares de productos chinos, lo que podría ser deflacionista, y algunos economistas y expertos en política dicen que sus políticas fiscales son aún demasiado expansivas.

"El siguiente paso es dejar de hacer las políticas que están impulsando la demanda", dice Marc Goldwein, jefe de política del Centro para un Presupuesto Federal Responsable, un grupo de reflexión no partidista en Washington. "En cierto modo, todavía tenemos el pie en el acelerador".

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La persistente inflación ha puesto a la administración Biden y a muchos demócratas a la defensiva sobre el impacto de su plan de estímulo de u$s 1,9 billón promulgado en marzo del año pasado. Mientras que la Casa Blanca cree que salvó a Estados Unidos de una recuperación sin brillo, los críticos sostienen que sobrecalentó la economía.

Steve Rattner, exfuncionario de la administración Obama y ejecutivo de Wall Street, declaró el miércoles a la cadena MSNBC que Estados Unidos "puso demasiado dinero en los bolsillos de la gente" y "todos estamos pagando el precio". En respuesta, Gene Sperling, asesor de la Casa Blanca, escribió en Twitter que "algunos tienen una curiosa obsesión por exagerar el impacto" del estímulo, cuando la alta inflación era global.

De hecho, además de mostrar su capacidad de reacción ante la inflación, muchos demócratas también quieren que Biden no se muestre excesivamente pesimista ante factores económicos que no puede controlar del todo.

"Creo que también seguiremos intentando recordar a la gente que es totalmente justo y está bien estar disgustado con la inflación, pero, por favor, no olvidemos que eso no es lo único que ocurre en nuestras vidas y en nuestro país hoy en día", dijo Beyer, el congresista demócrata de Virginia. "Luchemos por salir adelante, pero no nos desanimemos".

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