Los inversores se asustan mientras el pesimismo se apodera de los mercados

Mientras se dispara la inflación, hasta los veteranos del mercado están aceptando que estamos en una coyuntura histórica. La última encuesta mensual del Bank of America describió el estado de los inversores como "extremadamente bajista".

Una de las cosas más molestas que hacen los inversores cuando llevan mucho tiempo en el juego es despreciar las escaramuzas del mercado.

"¿Crees que esto es malo? Tendrías que haber visto el Lunes Negro, Soros tirando abajo la libra esterlina, la caída de las puntocom...", etc. Si le ocurre esto, mi consejo es que cambie de tema precisamente en ese momento, antes de que se pase a lo divertido que eran los mercados "en mis tiempos" y a que los jóvenes de hoy en día "no saben nada".

Los veteranos tienen razón: hay una generación de operadores y gestores de fondos que no ha visto nunca una inflación fuerte y está acostumbrada al mantra de que las acciones sólo suben (o a que los bancos centrales las salven si tropiezan). Pero incluso los veteranos aceptan que ahora mismo nos encontramos en una coyuntura histórica.

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En parte, esto se debe a la gran escala de algunos de los movimientos del mercado. El índice de referencia S&P 500 de valores estadounidenses más seguros ha caído ya un 18% este año. Puede que este ritmo no continúe. Pero si lo hace, se acercará a la caída de 38% de 2008. A los índices más tecnológicos, como el Nasdaq Composite, les ha ido aún peor: ha bajado un 27%. Pasen las sales aromáticas.

Los valores individuales están recibiendo una paliza, especialmente cuando las empresas publican cifras dudosas. Algunos de los favoritos de la pandemia, como Peloton, se han hundido. El fabricante de aparatos para hacer gimnasia en casa ha bajado un 90% en el último año. Coinbase, Robinhood... elijan. Es un desastre.

Pero lo que realmente ha asustado a los inversores es el minorista estadounidense Target, que sufrió un desplome del 25% en el precio de sus acciones en un solo día esta semana, cuando dijo que los beneficios se habían reducido a la mitad en el primer trimestre y advirtió que los beneficios en los próximos trimestres se resentirían como resultado del aumento de los costos.

Su rival Walmart había hecho sonar una alarma similar el día anterior, haciendo que sus acciones cayeran un 11%, lo que no es de extrañar. Sin embargo, por alguna razón, Target se ha impuesto. De repente, los inversores aceptan que la caída de los precios de los activos desencadenada por la respuesta, posiblemente tardía, de la Reserva Federal de Estados Unidos al aumento de la inflación será profunda y amplia.

Sin embargo, lo más alarmante es la naturaleza del ajuste de cuentas. El grupo de fondos de cobertura Man escribió la semana pasada que, desde 1960, ha habido 44 ocasiones en las que el S&P 500 ha caído durante cinco o más semanas consecutivas. Por su parte, los bonos del Estado estadounidense han caído de la misma manera sólo 31 veces desde 1973.

"Sin embargo, estas ventas prolongadas nunca habían coincidido, hasta principios de mayo", escribieron los analistas del Instituto Man. Los partidarios de la clásica división de carteras -60% acciones, 40% bonos- no la habían pasado tan mal en medio siglo. ¿Y ahora qué? "Como nunca ha sucedido antes, no podemos mirar hacia atrás en busca de guías históricas para lo que suceda después", dijo Man.

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Esto es algo muy inquietante. Bank of America describió el estado de ánimo en su última encuesta mensual a los inversores como "extremadamente bajista [bearish]". En ella se constataron las mayores reservas en efectivo -el último escondite de los problemas- desde el 11S y la mayor opinión negativa sobre los valores de las grandes empresas tecnológicas desde agosto de 2006, superando lo que se vio en la crisis financiera o en el momento álgido de la pandemia. Los gestores de fondos también informaron de su mayor posición subponderada en renta variable desde mayo de 2020.

"El reto para nosotros no es un sector, sino el cambio de régimen del mercado", dijo esta semana Hendrik du Toit, director general de la gestora de activos NinetyOne. "Es tan volátil ahora mismo... que es muy difícil aplicar un proceso sistemático y obtener el resultado esperado".

Y añadió: "Creo que con los bancos centrales atrasados, nos espera un periodo bastante doloroso y eso significa... las burbujitas que existían por todos lados van a explotar brutalmente". Las criptomonedas son sólo el comienzo, sugiere.

Para los inversores que pueden, una de las pocas formas convencionales de evitar el golpe son las materias primas, una clase de activos que no ha recibido amor por años. En parte, esto se debe a que los rendimientos han sido escasos. Pero evitar los valores de las commodities o apostar por la dirección de los combustibles fósiles o los metales también ha sido una forma fácil de pulir las credenciales de inversión sostenible.

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Ahora estamos viendo algunas acrobacias verbales, como que no tiene sentido comprar acciones de los fabricantes de vehículos eléctricos, mientras se niegan a comprar las mineras que obtienen los metales que esos fabricantes necesitan. Esto parece una locura, pero tiene sentido.

En cualquier caso, desesperados por la inflación, los inversores parecen dispuestos a desechar o modificar sus principios. Los especialistas en materias primas, que apenas han podido conseguir que los asignadores de activos acepten sus llamadas durante la última década, están de repente muy solicitados. "El rendimiento ha sido realmente malo durante los últimos 10 años. No hemos recaudado ni un céntimo en esta clase de activos", afirma Hakan Kaya, gestor de carteras de Neuberger Berman especializado en las materias primas. Ahora ve mucho interés, por parte de inversores tan diversos como los fondos de pensiones y particulares con dinero.

"No estamos viviendo un periodo agradable como el de 2008 a 2020, en el que las acciones y los bonos iban bien", afirma. "En cambio, les está yendo mal porque la inflación está resurgiendo. No es una sorpresa, ¿verdad? La gente está buscando un refugio contra la inflación".

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