Las sanciones a Rusia pueden provocar una crisis del petróleo y una recesión en Europa

Algunos economistas afirman que la prolongación de los elevados costos energéticos para las empresas y los hogares podría llevar a las economías europeas a la recesión.

La suba de los precios del petróleo y el gas provocada por el conflicto ucraniano y las medidas de Occidente para castigar a Moscú están aumentando la amenaza de que se produzca la peor crisis de estanflación de las economías que importan energía desde la década de 1970.

Los precios del crudo se dispararon después de que Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, anunciara el fin de semana que Washington estaba manteniendo conversaciones con sus aliados europeos para vetar las exportaciones de petróleo ruso. El lunes, los políticos de Estados Unidos hablaron de una legislación consensuada, mientras las autoridades europeas diseñaban planes para reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos.

Incluso sin la prohibición de las exportaciones de Rusia, el segundo mayor productor de crudo, muchos expertos dudaban de que la economía mundial, y la europea en concreto, fuera lo suficientemente robusta como para eludir una nueva crisis del petróleo y una recesión.

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"La recuperación posterior a la crisis del petróleo se retrasará bastante, con el claro riesgo de que entremos en un periodo de estanflación, o incluso de recesión con inflación", opina Erik Nielsen, asesor económico de UniCredit.

El debate sobre la estanflación -la combinación de una ralentización del crecimiento con una inflación elevada- recuerda a las dos crisis del petróleo de los años 70, cuando los precios se dispararon después de que los países árabes impusieran un embargo de petróleo en 1973 a los estados que habían apoyado a Israel en la guerra del Yom Kippur y en 1979 tras la revolución iraní.

El problema para los gobiernos occidentales ha sido que la suba de los precios de la energía está ayudando indirectamente a Moscú a resistir las duras sanciones impuestas en respuesta a la invasión de Ucrania.

Sin embargo, las conversaciones sobre un embargo a las exportaciones rusas han disparado aún más el precio del petróleo y del gas.

Los precios del petróleo se dispararon un 20% a primera hora del lunes, superando los u$s139 por barril, y los precios del gas al por mayor en Europa alcanzaron los 335 euros por megavatio/hora, lo que contrasta con el precio de hace un año, que era de unos 16 euros.

Los aumentos sostenidos a ese nivel elevarían la inflación y reducirían los ingresos de los consumidores.

Los países de la UE importan el 40% de su gas de Rusia; además, Moscú suministra más del 10% del petróleo crudo del mundo.

Algunos economistas afirman que la prolongación de los elevados costos energéticos para las empresas y los hogares podría llevar a las economías europeas a la recesión.

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Rupert Harrison, gestor de carteras de BlackRock y exasesor económico del ministro de Finanzas británico George Osborne, afirmó que se necesitarían subsidios energéticos "masivos" porque "un intento de limitar rápidamente las importaciones energéticas rusas corre el riesgo de provocar una recesión europea".

Las crisis del petróleo de la década de 1970 provocaron una inflación galopante y una recesión en la mayoría de las economías avanzadas, principalmente porque el aumento de los precios del crudo redistribuye la renta mundial de los consumidores de energía a los productores.

Por este motivo, los economistas prevén que Europa, Japón y los consumidores de petróleo de las economías emergentes sean los que se vuelvan a ver más afectados, mientras que Estados Unidos podría aumentar la producción nacional de petróleo.

Los consumidores de energía de Estados Unidos, sin embargo, se verían tan afectados, si no más, que los europeos, porque los niveles fijos de impuestos son un factor menor en los precios de la gasolina en Estados Unidos.

Algunos productores de petróleo de África confían en beneficiarse de la crisis de Ucrania. La Cámara Africana de la Energía predijo una "afluencia de inversiones" este año.

Sin embargo, no todos los economistas dan por hecho que habrá una recesión en Europa, a pesar de que las fuerzas estanflacionarias han alcanzado nuevos máximos.

La dinámica de recuperación subyacente de las economías europeas sigue siendo fuerte a pesar de las subidas de precios. Alemania registró una sólida demanda en enero, lo que pone de manifiesto que cualquier factor relacionado con Ucrania se verá inicialmente compensado por la confianza de los consumidores.

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Aunque algunos países podrían enfrentarse a trimestres de contracción, muchos economistas siguen pensando que el aumento de los precios de la energía reducirá el crecimiento, pero no provocará una recesión en la eurozona este año, especialmente si los precios se moderan.

Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics, que redujo su previsión de crecimiento en un punto porcentual, opina que "no esperamos que la recuperación [europea] post-pandémica se desvíe". Sin embargo, advirtió de que si se introdujera una prohibición total de las exportaciones de energía rusas, la economía de la eurozona no logrará evitar la recesión.

En su escenario negativo, Oxford Economics calcula que la producción de la eurozona será un 3,2% menor que en un escenario de "no guerra" para el próximo año, pero incluso con este golpe, sigue previendo un crecimiento del PBI de la eurozona del 2,2% en 2022 y del 0,9% en 2023.

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El mayor optimismo se basa en factores que limitan el potencial de daño y frenan las fuerzas estanflacionarias.

En primer lugar, la dependencia del petróleo es muy inferior ahora que en anteriores crisis de la oferta. El mundo es ahora capaz de producir más del doble de bienes y servicios por cada barril de petróleo que en 1973. El progreso en las economías avanzadas ha sido aún mayor.

Christof Rühl, investigador principal del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia (Nueva York), afirmó aque las guerras, las revoluciones, las burbujas y las crisis no han logrado interrumpir el descenso constante de la cantidad de petróleo necesaria para producir resultados económicos.

Además de la reducción de la intensidad energética, una vez ajustados a la inflación, los precios del petróleo siguen siendo inferiores a los máximos alcanzados a finales de la década de 1970.

En segundo lugar, los economistas esperan que los gobiernos, apoyados por los bancos centrales, compensen el mayor precio de la energía resultante de las sanciones con una serie de ayudas fiscales extraordinarias.

Jagjit Chadha, director del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social de Reino Unido, predijo que el aumento de los precios de la energía reduciría el nivel del PBI mundial en sólo un 1% a finales de 2023, aunque los efectos serán mayores en Europa.

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