El Banco Mundial midió el costo de la "represión financiera" en Argentina y dejó nuevas advertencias

El Banco Mundial advirtió de cara a la reunión de Ministros de Economía y Finanzas del G20 por el riesgo de las deudas ocultas y citó a la Argentina como uno de los casos paradigmáticos.

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El Banco Mundial advirtió sobre el impacto de "las deudas que no se ven" y citó el ejemplo de la "represión financiera" en la Argentina, como uno de los casos de estudio de su último informe sobre el Desarrollo mundial 2022: Finanzas al servicio de la recuperación equitativa

Los datos se presentan para ser tomados en cuenta en la reunión del G20 en Indonesia de ministros de Finanzas y Bancos Centrales, donde participará Martín Guzmán de forma online y Sergio Chodos en modo presencial.

"Existe el riesgo de que la crisis económica que conllevan la inflación y el aumento de las tasas de interés se extienda debido a la fragilidad financiera. La mayor rigidez de las condiciones financieras mundiales y la escasa profundidad de los mercados de deuda interna de muchos países en desarrollo ahuyentan la inversión privada y entorpecen la recuperación", dijo el presidente del Banco Mundial, David Malpass.

"Antes de las crisis, a menudo son las cosas que no ves las que finalmente te dañan. Cabe esperar que muchas vulnerabilidades permanezcan ocultas", afirmó Carmen Reinhart, vicepresidenta senior y economista en jefe del Banco Mundial, en medio de alertas del FMI también por el nivel de deuda

David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial

"Es hora de priorizar medidas tempranas y específicas para respaldar un sistema financiero saludable capaz de generar el crecimiento del crédito necesario para impulsar la recuperación. Si no lo hacemos, los más vulnerables serán los más afectados".

las luces amarillas sobre argentina

En ese marco, el informe del Banco Mundial destaca las vulnerabilidades de la economía global e incluye un capítulo especial sobre el caso argentino. Más allá del nivel de deuda y las renegociaciones con los acreedores privados, el Fondo Monetario y el Club de París, el BM se centra en uno de los casos más paradigmáticos de "represión financiera" y sus efectos sociales y económicos: el corralito.

"En Argentina, las políticas de represión financiera se han utilizado ampliamente, pero esta elección de política ha tenido consecuencias adversas" remarca el Banco Mundial, que alerta sobre algunas medidas actuales.

Algunos países no han cumplido plenamente con las recomendaciones de calidad financiera, considera el informe. "En cambio, han diluido las definiciones y debilitado la aplicación de los estándares de calidad de los préstamos. Por ejemplo, Argentina y Turquía relajaron las definiciones y se apartaron de los estándares internacionales al alargar el criterio de los 90 días vencidos", sostiene.

Por otra parte, al analizar las coberturas de garantía, advierte que, "algunos países como Argentina han elevado la tasa de cobertura de la garantía hasta el 100 por ciento, especialmente para los prestatarios más vulnerables, aumentando así el riesgo de riesgo moral". 

Guzmán participará de forma virtual de la reunión del G20

Las lecciones de Argentina, según el BM, destacan la importancia de una reestructuración de la deuda oportuna y proporcional para garantizar la sostenibilidad de la deuda a largo plazo.

El caso del corralito

"En el cambio de milenio, Argentina enfrentó una de las crisis económicas más severas de la historia moderna", recuerda el BM sobre la crisis del 2001.

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El informe indica que las vulnerabilidades acumuladas, los retrasos en la reestructuración y una recesión de tres años provocaron una gran agitación económica. Las vulnerabilidades fiscales, la pérdida de competitividad, la rigidez del sistema de caja de conversión (la convertibilidad de Domingo Cavallo), los supuestos de crecimiento demasiado optimistas y la inestabilidad política se citaron como factores clave que llevaron a esta crisis.

"Como resultado de la crisis y las demoras en las acciones de política para enfrentarla, la economía argentina se contrajo un 20 por ciento en 2002 y, según estadísticas nacionales, el 53 por ciento de la población vivía en la pobreza en mayo de 2002, frente al 38 por ciento en octubre de 2001", recuerda el Banco Mundial.

Según la línea de pobreza internacional del Banco Mundial de $1,90 por día, la tasa de pobreza alcanzó su punto máximo en el punto álgido de la crisis en 2002.

Además de los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, la reestructuración de la deuda y los cambios en la política fiscal, el gobierno argentino instituyó una serie de políticas estándar de represión financiera, que efectivamente distribuyeron las pérdidas entre la población. 

Domingo Cavallo, del diseño de la convertibilidad al corralito

Estas políticas incluyeron la conversión forzosa de depósitos en moneda extranjera, controles de capital y requisitos de que las instituciones financieras nacionales financien al gobierno. Estas políticas tenían varios objetivos. Su principal objetivo era detener la fuga de capital privado, que estaba cobrando fuerza en 2000 y 2001, según la enumeración del Banco Mundial.

"Además, se utilizó la represión financiera para reducir las cargas de la deuda soberana generando tasas de interés reales negativas".

En esencia, "el gobierno obligó a los ahorristas e instituciones financieras nacionales a asumir los costos de reducir su carga de deuda excesiva al congelar su capital dentro del sistema financiero nacional, forzando a los ahorristas e instituciones financieras a convertir moneda extranjera en moneda nacional, exigiendo a las instituciones financieras comprar nuevas deuda soberana denominada en moneda local, unificando y flotando el tipo de cambio, y manteniendo un estricto control de todos los flujos de divisas", caracterizó el organismo que dirige Malpass.

pobreza, desempleo y caída de poder adquisitivo

Estas medidas tuvieron importantes costos sociales. Fueron acompañados por un aumento de la pobreza, que reflejó una caída dramática en el empleo y en los ingresos y la riqueza de los hogares.

"El 1 de diciembre de 2001, el gobierno declaró feriado bancario e implementó una serie de controles bancarios para combatir la corrida bancaria en curso. Este paquete de medidas se conocería como El Corralito", sostiene el caso de estudio.

"Aunque es probable que las medidas de represión financiera hayan sido un factor en la estabilización de la economía argentina, sus efectos no solo fueron impopulares sino también altamente regresivos", agrega. 

La crisis de 2001 dejó graves efectos sociales y económicos

"En Argentina, las medidas represivas pueden verse como una consecuencia de una acción política demorada más que como una respuesta efectiva a la crisis de la deuda", sostiene el BM. 

Debido a que Argentina había seguido un régimen de tipo de cambio fijo (currency board) antes de la crisis, los ajustes debían provenir del lado fiscal, a través de aumentos en la deuda soberana, o de la economía real

"Las vulnerabilidades resultantes, en particular niveles insostenibles de deuda soberana, continuaron acumulándose. Esta acumulación en última instancia contribuyó a la profundidad de la crisis económica argentina y dejó al gobierno sin otra opción que recurrir a políticas que tuvieron graves efectos negativos sobre la pobreza y la desigualdad", concluye el capítulo sobre Argentina.

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