Peronistas en el barrio de la oposición: ¿cómo se llevarán con los gorilas?

El peronismo republicano se incorporó formalmente a la conducción nacional de Juntos por el Cambio. Quiénes son los dirigentes que se sumaron a la mesa de la coalición opositora

En el PRO siempre fue proverbial la desconfianza hacia el peronismo. No porque no hubiera algunos, como Diego Santilli, Cristian Ritondo, Federico Salvai, Diego Guelar y Carlos Regazzoni, más tarde Emilio Monzó, sino porque era vox populi que a Mauricio Macri y su círculo más cercano (léase Marcos Peña) quienes venían con esa tradición les generaba una cierta urticaria. Tanto es así que un dirigente de la talla de Horacio Rodríguez Larreta, que muchos consideran peronista, siempre prefirió ocultar sus orígenes políticos.

Aunque tiene grandes amigos peronistas, el ex presidente siempre prefirió que se sumen al espacio quienes no tenían ningún tipo de militancia previa y, más que nada, que estuvieran "hechos". Es decir, que no necesitaran llegar al Estado para hacer su fortuna, una materia que pocos peronistas tienen aprobada, según esos prejuicios.

Por eso sorprendió cuando, antes de las PASO de 2019, empezó a buscar un candidato a vice que viniera del peronismo. Su entorno no lo podía creer. Su Jefe de Gabinete quería repetir el modelo de 2015, designando una mujer para el segundo lugar de la fórmula. Peña hizo todo lo posible por convencerlo, pero no hubo caso.

Movido vaya a saber por qué ímpetu (hay quienes dicen que fue el único consejo que escuchó de su padre antes de que muriera, en marzo de 2019), Macri se puso a trabajar en total sigilo para conseguirse un candidato a vice peronista.

Ya no había demasiados candidatos posibles a dar semejante pirueta. Se sabe que habló con Juan Manuel Urtubey, que desechó la oferta. También con Juan Schiaretti, que argumentó motivos de salud para explicar su rechazo. Tal vez hubo alguno más.

Pero lo que nadie se imaginó es que la oferta en firme recayera, finalmente, en Miguel Angel Pichetto. Macri, trascendió, quedó especialmente impactado por la manera en que el por entonces presidente del bloque del Frente para la Victoria en el Senado defendió la gobernabilidad ante fondos de inversión norteamericanos con intereses en Argentina, comprometiéndose a no dejar solo el gobierno de Cambiemos.

Macri y Pichetto nunca habían tenido una conversión privada. Se habían conocido, pero en encuentros formales y distantes. Sin embargo, a uno y el otro le pareció natural unirse para dar una batalla por la institucionalidad en un país de neto corte populista. Empezó ahí un vínculo inesperado, de confianza mutua y respeto político, que desplazó en la vida del ex presidente a otros consejeros, que nunca estuvieron de acuerdo con esa alianza. Apostaban, claro, a que Pichetto lo traicionaría a Macri y todo volvería a la normalidad.

Lejos de eso, la relación se fue consolidando y el ex senador tuvo la habilidad de diseñar con otros peronistas de larga trayectoria un agrupamiento que se constituyo en partido nacional y ahora, finalmente, con la presencia de Ramón Puerta en la mesa nacional se consolidó como la "cuarta cabeza" de Juntos por el Cambio.

Puerta es un viejo amigo de Macri, compartieron los estudios de ingeniería en el ITBA, y es capaz de decirle en la cara lo que nadie se anima. No trascendió, pero durante el verano estuvo por lo menos reunido tres veces en Cumelén para discutir la coyuntura y organizar el 2022, convencido de que el 2023 no puede ser otra oportunidad perdida para la Argentina.

Pichetto, Puerta, Juan Carlos Romero y un puñado de 500 dirigentes que ayer por la noche festejaron el cumpleaños del sindicalista gastronómico "macrista" Dante Camaño están convencidos de que pueden aportar un mínimo de 5% en las próximas elecciones presidenciales, con lo cual, "la victoria está hecha".

Saben que no es fácil que haya peronistas que se sumen a sus filas. Muchos afiliados al justicialismo tienen malas experiencias con la gente del PRO, a quienes critican por soberbios y con poca calle, nacidos y criados en countries en tiempos en que los habitantes de las villas que suelen rodearlos no se animaban a ingresar armados para robar.

"Ahora están distintos", aseguran en el peronismo republicano, "no tenían experiencia política y ahora se dieron cuenta que la sociedad es más compleja de lo que ellos imaginaban".

Como sea, esta nueva mesa recién empieza a caminar. Con el radicalismo están acostumbrados a interactuar, menos con la Coalición Cívica, a quienes apenas conocen. Pero no piensan que serán ninguneados por ningún sector. "Somos optimistas y no creemos que eso pueda pasar, tampoco creemos en los gorilas, pero que los hay, los hay", fue el comentario de uno de los peronistas que entró al barrio de la oposición.

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