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Acuerdo con el FMI: por qué es accesible aunque Argentina sea conocida por no cumplir

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La interna desatada en el Gobierno por la negociación con el Fondo Monetario Internacional le inyectó incertidumbre a un preacuerdo que asoma como accesible para un país conocido por no cumplir con la mayoría de los programas firmados.

Según la letra gruesa del entendimiento con el organismo, la Argentina tiene que reducir el déficit primario este año en medio punto del PBI y otro 0,6% el próximo, una meta alcanzable si uno observa el comportamiento de las cuentas fiscales en 2021 que se cerró en 3% del Producto, cuando en 2020 ese guarismo llegaba a 6,5%.

Es cierto que la reducción se centró principalmente en la caída del gasto Covid -de lo que queda poco-, pero también contribuyó la mejora del propio PBI, que registró una recuperación superior al 10% luego de la caída del año anterior. Ese resultado genera una inercia de crecimiento que el FMI proyectó en 3% y Economía calcula en 4% para este año, dato que de cumplirse, hará menor el esfuerzo necesario para achicar el déficit.

revisiones trimestrales

Claro que luego llegará un 2023 que tendrá un condimento extra: será un año electoral, lo que generará una mayor presión sobre el gasto. Pero las revisiones trimestrales que tendrá el acuerdo pueden llegar a jugar de contrapeso a la hora de tentarse con echar mano a recursos no disponibles. 

Un incumplimiento puede llevar a que el FMI frene los giros necesarios para pagar el préstamo anterior y, con ello, el país volvería a asomarse al precipicio del default y la falta de financiamiento para sostener a una economía con escasos recursos para alimentar el comercio exterior y el crecimiento interno.

Alcanzar el déficit cero ya será un asunto que deberá atender la próxima gestión en los siguientes dos años, según lo anunciado. Por ello, más allá de la pulseada política, terminar de sellar un acuerdo cumplible con el organismo es algo que necesita tanto el oficialismo como la oposición, tanto aquellos que hoy administran y necesitan que se reabra el acceso al mercado de crédito, como quienes tienen aspiraciones de llegar al poder a fines del año próximo.

Emisión

Por otro lado, el entendimiento también plantea una reducción de la asistencia del Banco Central al Tesoro que aparece como uno de los puntos más delicados por la pretensión del Gobierno de incrementar el gasto social en términos reales. 

Sin embargo, los desembolsos del Fondo para atender pagos de la deuda que hasta el último martes se cubrieron con las reservas y la propia reducción del déficit deberían achicar la necesidad de emisión. De hecho, solo el primer envío del organismo permitiría reforzar la caja del BCRA en línea con lo proyectado en el preacuerdo y cubrir 75% de los pagos previstos para este año.

Así, a falta de leer la letra chica que debe terminar de escribirse en las próximas tres semanas, el acuerdo asoma como cumplible. De allí a que se cumpla, dependerá del Gobierno y una pulseada política que aún tiene final abierto.

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