COMERCIO EXTERIOR

Una mirada sobre el rol de la Aduana

A partir de los 186 criterios de clasificación establecidos en 2021, importantes referentes del sector opinan acerca del mejor camino para agilizar los trámites en las operaciones de comercio exterior

 Los criterios de clasificación permiten una agilización del comercio exterior, al precisar con la Nomenclatura Común del Mercosur a productos cuya clasificación no estaba definida, lo que generaba demoras en la normal operatoria de los despachantes, importadores y exportadores, con costos adicionales asociados significativos. En tal sentido, los 186 nuevos criterios de clasificación establecidos en 2021 por la Dirección General de Aduanas constituyen un récord que superó el total acumulado durante los siete años anteriores y también se ubicó por encima del valor máximo registrado en el 2007, cuando se generaron 178 criterios.

Para conocer más a fondo este tema, Transport & Cargo convocó a seis referentes del mundo de la logística y el comercio exterior.

Enrique Loizzo, presidente del Centro Despachantes de Aduana

Los despachantes hemos visto con sumo agrado que se establecieron muchos criterios de clasificación. Antes salían muy demorados y ahora se ve una mayor agilidad es este tema. La clasificación arancelaria es la base de la tramitación de mercancías y todos estos criterios sirven y ayudan a resolver dudas respecto a la tipificación que pueda corresponderle. La Aduana ha trabajado fuertemente y el Centro Despachantes de Aduana está en contacto directo con el Departamento de Clasificaciones Arancelarias.

Patricio Luis Campbell, vicepresidente del Centro de Navegación

Los recursos de amparo y las declaraciones de las empresas sobre las dificultades para importar deben hacernos recapacitar sobre un punto clave: el Estado y sobre todo la Aduana debe ser un facilitador del comercio exterior.

El problema no es la cantidad de criterios de clasificación sino la pérdida de volumen y oportunidades de negocios comparados con nuestros socios de la región. Podemos seguir poniendo más y más controles, retenciones, pero el volumen de contenedores hace años que no crece y eso perjudica a los trabajadores y el sistema portuario.

El negocio naviero va a una digitalización total sin papeles, sin contacto con funcionarios, fotocopias ni carpetas. El documento de embarque electrónico es el futuro y no podremos detener este cambio.

Entendemos que tenemos los recursos informáticos y scanners para hacer inteligencia de control sin afectar la fluidez de trasbordos en el territorio, por ejemplo, hacia Ushuaia.

Eduardo Petetta, licenciado en Comercio Exterior y socio de Green Log SRL

El criterio de clasificación es utilizado para incorporar al nomenclador común mercaderías que no se encuentran listadas o amparadas en éste. Estos trámites suelen demorar entre uno y dos años dependiendo de la complejidad que lleve dicho producto. La agilización de este tipo de trámites es muy importante para que el flujo de importaciones y exportaciones de productos no clasificados se mantenga constante.

El camino hacia la agilización de trámites en las operaciones de comercio exterior es constante, aunque lenta, no acompaña el dinamismo y la velocidad que sus operadores y actores necesitan, aunque, en este caso, si estos cambios buscan alivianar la carga de los trámites que los exportadores e importadores deben llevar sobre sus hombros bienvenidos sean.

La importación en sí misma no es una mala palabra como en estos días nos hacen creer. La mayoría de los productos que se importan están destinados a la producción de bienes y servicios que en su mayoría luego se exportan generando así un círculo virtuoso para la economía de nuestro país.

Eduardo Pereyra, presidente de AirSeaLand

El sistema clasificatorio argentino es uno de los más retrógrados del planeta. Está compuesto por 12 dígitos alfanuméricos, mientras el mundo entero se maneja como mucho, con seis. Esto da la pauta del nivel de detalle con una apertura que hace prácticamente imposible la clasificación de algunos productos. Es un sistema que va en contra del criterio que prima en el resto del mundo de facilitar el comercio licito, lo que en definitiva constituía el leit-motiv de la creación de las aduanas. En muchas oportunidades termina resolviendo una controversia el criterio unipersonal del verificador de turno, generalmente sin otro fundamento que el de su propia convicción. Por estas razones es que la Aduana se ve en la necesidad de establecer criterios de clasificación que van aumentando año a año y la complejidad de esta tarea no va a tener fin, si se continua con este retroceso. Lo que debería hacerse es reestructurar el sistema clasificatorio, agrupando familias de productos, además de generar un sistema ágil de resolución de controversias evitando la saturación de las instancias administrativas que solo generan costo argentino burocrático y, por ende, innecesario.

Nicolás Soldatich, economista y titular de Consultora Norte

No sorprendente que hayan aumentado los criterios clasificación de aduanas dados los terribles problemas de reservas liquidas que tiene la economía argentina. El corazón de la economía es el comercio exterior, sobre todo para un país con déficit fiscal recurrente, y con gran incapacidad de generar dólares para su desarrollo (La restricción externa). Si estos dólares no provienen del comercio exterior, hay que endeudarnos, esta situación de déficit, endeudamiento, falta de crecimiento e inversión, potenciado todo por el aderezo de la inflación y la falta de un plan económico integral, genera una pérdida de reservas por especulación, pagos de compromisos externos e importación de insumos básicos para la industria. Sin posibilidad de subir más impuestos, retenciones al campo y las MOA, lo único que queda es restringir la importación de productos aumentando sus aranceles, una práctica recurrente marcada por la incapacidad, más que por la estrategia de potenciar el consumo de productos locales.

Alfonso Mingo Jozami, gerente general del Centro de Navegación

Necesitamos ahondar en una visión holística de desarrollo de nuestro comercio exterior, para que, desde lo conceptual, se tracen bases técnicas que perduren más allá de los vaivenes de la política, brindando previsibilidad y con ello, generar un mayor flujo de barcos, confianza para alentar la inversión, y por decantación, un aumento de la producción, la generación de empleo y el crecimiento sostenido de nuestra economía.

Para lo anterior, debemos implementar procesos de facilitación del flujo de nuestras exportaciones e importaciones y de los propios medios de transporte internacional, en sintonía con el Acuerdo de Facilitación de Comercio. Debemos eliminar las retenciones a las exportaciones de bienes y servicios; y debemos simplificar los procesos de importación, sin olvidar que el 85% de la importación, constituye insumo y capital de trabajo para la producción nacional y la exportación. Además, debemos reemplazar la tasa de estadística de 3% a valor fijo acorde la naturaleza del servicio prestado (Art. VIII GATT).

Por otro lado, hay que seguir trabajando en la modernización de los procesos de gestión documental, implementando el paperless, garantizando transparencia y generando ahorro de tiempos y baja de costos. En este sentido, debemos obtener la eliminación de la carpeta rosa e implementar el B/L electrónico.

En el mismo sentido, deben implementarse controles de selectividad inteligentes según matriz ponderada de riesgo, sobre todo para transbordos, para evitar entorpecimientos operativos o documentales, habilitando un sistema confiable y viable.

Por último, no debemos olvidar que requerimos modernizar la legislación de zonas francas, instrumento acelerador de la exportación de bienes y servicios estratégicos.

Todo lo anterior, profundizando el posicionamiento estratégico de la Argentina en acuerdos de libre comercio, fortaleciendo el crecimiento del Mercosur.

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