Juntos por el Cambio: ¿y dónde está el piloto?

La última sesión en la Cámara de Diputados no solo puso en blanco sobre negro que el Gobierno no tiene los números para aprobar proyectos sin un dura negociación, sino algo más: que Juntos por el Cambio es un gigante un poco deforme, con problemas de identidad, que a veces se parece a un halcón y otras veces a una paloma, y -más que nada- sin jefe. Incluso peor.

Los que podrían llegar a la Presidencia en el 2023 no quieren meterse. Anticipan que no quieren desgastarse, que la gente ni quiere oír hablar de candidaturas y que nadie tiene la legitimidad suficiente dentro del espacio para ordenar la estrategia e imponer un rumbo.

¿Así van a recorrer todo el camino hasta la próxima elección?

Cuando gobernaba Mauricio Macri las cosas eran más fáciles. Además del ex presidente, estaba en la Jefatura de Gabinete Marcos Peña, en el Ministerio del Interior Rogelio Frigerio y en la Cámara de Diputados Emilio Monzó. En esa mesa se decidía la estrategia, y cuando había diferencias, el que inclinaba la balanza era Macri.

Se trataba de un gobierno de minorías, así que estaban obligados a negociar con bloques afines. El kirchnerismo no aceptó ningún tipo de diálogo, ni en adentro ni afuera del recinto, jamás facilitó el quórum y votó por la negativa ante cada proyecto del Ejecutivo. Lo recordó Cristian Ritondo, hoy presidente del bloque PRO.

"Una mesa horizontal, sin jefe, suena muy bien en los oídos de los que integran un espacio, pero a poco de andar presenta sus límites. Siempre es más fácil rebelarse ante la autoridad que estar horas negociando a varias puntas hasta ponerse de acuerdo", dijo a El Cronista un referente de la provincia de Buenos Aires.

Otro, bastante más joven y dirigente de "La Territorial", puntualizó que "en medio de la transición hacia un nuevo formato, nos tocó elegir candidatos, hacer campaña y representar a nuestros votantes en el recinto a pocos días de la jura de los Diputados".

Una diputada también dio su visión. "Podría haber sido mucho peor, bastante bien la vamos llevando, pero no creo que sea un esquema sustentable durante todo el 2022. Creo que si seguimos así nos vamos a equivocar feo en algún momento o -peor- nos vamos a terminar matando entre nosotros", dijo.

Para ella, el sentido de lo que está haciendo el Gobierno es dividir a JxC a través de un proceso de desgaste continuo, que termine llevando a la principal oposición a un camino sin retorno con su propio electorado. "Hace unos años hicieron un trabajo de desgaste de la figura de María Eugenia Vidal, y lo lograron. Era la dirigente que más le preocupaba a Cristina (Fernández de Kirchner), porque es mujer, aparecía en los focus group como un 'hada protectora', pero en el 2019 empezaron a entrarle las balas y ella misma se fue corriendo del protagonismo", aseguró.

El problema es que hoy JxC no puede salir de la escena central de la política. La mayoría de la población los votó y espera, aunque no estén gobernando, que den mensajes claros para evitar lo que sus votantes consideran atropellos del kirchner

Aún cuando lo logren, el viaje será incierto y tortuoso, como fue el de "¿Y dónde está el piloto?", la película donde los protagonistas lograron llevar el pasaje al lugar previsto solo porque alguien imprevisto asumió una responsabilidad para la que no estaba suficientemente preparado.

Después del papelón que se produjo con el impuesto de Bienes Personales, donde JxC logró llevar el tema al recinto el aumento de la base no imponible pero fue derrotado por el Frente de Todos, que tomó por sorpresa a la oposición con tres votos diputados menos, se decidieron a organizarse.

El lunes se reunirá la mesa de Juntos para encarar esta etapa con un nuevo esquema en la toma de decisiones. Es, por lo menos, la intención. No será tan fácil verificarlo en la realidad.