Camino a 2023

Las PASO, una herramienta aprobada por CFK pero que siempre evitó usar

Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias surgieron de otra derrota, en 2009, como forma de retomar la agenda por parte de un kirchnerismo golpeado. La actual Vicepresidenta nunca las utilizó desde entonces.

Las PASO, primarias simultáneas y obligatorias, surgieron de una derrota. Como la que está motivando su posible y futura implementación, a falta de darle centralidad a un debilitado Alberto Fernández (por la pandemia y las urnas), al menos dotarle de volumen a un alicaído Frente de Todos que, como ha demostrado el peronismo en más de una oportunidad, puede resurgir de sus cenizas.

Fue Néstor Kirchner quien las auspició después de que otro "colorado", Francisco De Narváez, ganara en la provincia en 2009. El fallecido mandatario, recuerdan los memoriosos, quería copiar el modelo norteamericano de primarias que disputan demócratas y republicanos, que va aumentando su entusiasmo electoral hasta que llega el choque final como si fueran una eliminatorias. El escriba terminó siendo el entonces ministro del Interior, Florencio Randazzo, que había escrito libros sobre lo que luego sería su reforma política.

Ironía mediante: Cristina Kirchner le negó no una sino dos veces una interna a Randazzo. Como Presidenta las implementó pero nunca apeló a ellas, frente a quienes le aconsejaban que una terna permite darle volumen a una oferta electoral. No las usó en 2011 como candidata única a la reelección ni las permitió en 2015 cuando, en la previa, estaban anotados nueve aspirantes del PJ. "Los gobernadores me lo pidieron, la CGT también, las encuestas...", suele enumerar Cristina Kirchner para explicar su bendición a Daniel Scioli, renuente para el paladar ultra-K de entonces.

Cambiemos protagonizó una PASO atractiva entre Mauricio Macri, Elisa Carrió y el radical Ernesto Sanz. 

Scioli-Randazzo, la interna que no fue

En 2017 Cristina no quiso competencia en Unidad Ciudadana y Randazzo se quedó con las migas del PJ bonaerense. Perdió por poco ella frente al cambiemita Esteban Bullrich en la categoría por la senaduría nacional. Por tan poco que los votos de su ex ministro le habrían servido si hubiera habido una transferencia. 

Nunca suele ser lineal: el 100% de los que votan a un candidato que pierde, todos se volcarán al ganador de la interna. Pero sirve para aumentar con esteroides el volumen de una primaria, al punto de dejar servido una victoria en las generales. Los ganadores suelen luego sufrir pero igual ganar.   

El peronismo es un movimiento verticalista, sus jefaturas no suelen ser por concurso. Pero suelen ser producto de enfrentamientos: el duhaldismo se tuvo que replegar (y jubilar) ante el kirchnerismo en las legislativas de 2005. Como dos años antes Eduardo Duhalde, con su delfín Kirchner, habían superado a un Carlos Menem que intentó volver tras el quiebre de 2001 en unas presidenciales que sonaban más a una megainterna peronista como no volvió a haber. 

Desde entonces, la lógica peronista bonaerense indica una regla general: sólo permitir la libre competencia en internas en los municipios gobernados por otros pero encolumnarse en una misma boleta detrás de intendentes propios para evitar roces. 

El 2023 parecía ser una bisagra por la jubilación obligada pro ley de alcaldes históricos, con el fin de la re-re (auspicada por el masssimo y aprobada por el vidalismo): Esta noche Alberto Fernández está cenando con intendentes que ya le llevaron esa norma a la mesa para sea borrada en la Legislatura

La Cámpora ansía competir por esos sillones, después de un largo proceso de instalarse en los consejos deliberantes de los municipios, y hasta de algunas municipalidades como Quilmes. Puede ser que recién en 2023, a 14 años de su creación, las PASO le sirvan tanto a unos como a otros. 

 

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Comentarios

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  • CQ

    Carlos Q

    18/11/21

    Ni los países ricos gastan sus recursos en semejante estu pidez. Es sólo un carísimo juego para políticos de paises del 4° mundo, o mundo de cuarta.

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